8.5.13

Un gobierno de izquierda no debería ver el euro como un tabú y debería contar con opciones alternativas, pero...

"Para aplicar esta política efectiva contra la deuda, un gobierno de izquierda, siempre que cuente con el necesario apoyo popular, deberá estar dispuesto a utilizar todos los medios democráticos necesarios para enfrentarse a los intereses financieros, con inclusión de medidas de nacionalización de sectores estratégicos y de confrontación directa con el gobierno de Merkel, el BCE y la Comisión Europea. 

Deberá profundizar en la defensa de la democracia y los avances sociales a escala supranacional. Sin embargo, si la política de Bruselas se lo impide, esta defensa deberá asegurarse desde los marcos nacionales ya existentes. 

Esta confrontación no debería ver el euro como un tabú y debería contar con opciones alternativas, incluido el abandono del euro tanto si no queda otra alternativa en el marco europeo como si las autoridades europeas lo fuerzan. Sin embargo, esto no debería plantearse de entrada.

Cualquier gobierno de izquierda debería tener claras las difíciles consecuencias del abandono del euro. En primer lugar, no significaría necesariamente la recuperación de la soberanía democrática: la financiación del déficit escaparía al control de los mercados financieros, pero este control podría ejercerse mediante la especulación contra la nueva/antigua moneda si un país tiene un déficit por cuenta corriente.

En segundo lugar, no se reduciría la carga global de la deuda, sino que ésta aumentaría en proporción al porcentaje de la devaluación, puesto que la deuda se denomina en euros. En este caso, el gobierno se vería forzado a redenominar la deuda pública en la nueva moneda nacional, lo que equivaldría a una cancelación parcial de la deuda.

 El Estado tiene el poder de hacerlo, aunque quepa prever una disputa judicial internacional, pero las empresas privadas y la banca no tienen el mismo poder soberano; por consiguiente, el valor de la deuda privada y financiera aumentaría con la nueva moneda nacional.

En este contexto, finalmente será preciso nacionalizar la banca debido simplemente a la quiebra de todo el sector crediticio, pero esto también significa que aumentará la deuda pública a favor del sector financiero internacional.

En tercer lugar, la devaluación pondría en marcha un proceso inflacionario y por tanto los tipos de interés tenderían al alza, generando nuevos problemas de deuda interior y de redistribución desigual de la renta.

En cuarto lugar, la salida del euro suele presentarse como una estrategia encaminada a conquistar cuota de mercado mediante la devaluación competitiva. Este tipo de enfoque no rompe con la lógica de la competencia de todos contra todos y abandona la estrategia de lucha común europea contra la austeridad.

Finalmente, continuar la lucha sin proponer la salida del euro y de la UE como alternativa aumenta el margen de maniobra y el poder de negociación de un gobierno de izquierda, así como las posibilidades de que la resistencia se extienda a otros países de la UE. Por eso esta estrategia es progresista e internacionalista en vez de aislacionista y nacional."       (Colectivo, Viento Sur, Rebelión, 03/05/2013)

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