"Para aplicar esta política efectiva contra la deuda, un gobierno de
izquierda, siempre que cuente con el necesario apoyo popular, deberá
estar dispuesto a utilizar todos los medios democráticos necesarios para
enfrentarse a los intereses financieros, con inclusión de medidas de
nacionalización de sectores estratégicos y de confrontación directa con
el gobierno de Merkel, el BCE y la Comisión Europea.
Deberá profundizar
en la defensa de la democracia y los avances sociales a escala
supranacional. Sin embargo, si la política de Bruselas se lo impide,
esta defensa deberá asegurarse desde los marcos nacionales ya
existentes.
Esta confrontación no debería ver el euro como un tabú y
debería contar con opciones alternativas, incluido el abandono del euro
tanto si no queda otra alternativa en el marco europeo como si las
autoridades europeas lo fuerzan. Sin embargo, esto no debería plantearse
de entrada.
Cualquier gobierno de izquierda debería tener claras las difíciles
consecuencias del abandono del euro. En primer lugar, no significaría
necesariamente la recuperación de la soberanía democrática: la
financiación del déficit escaparía al control de los mercados
financieros, pero este control podría ejercerse mediante la especulación
contra la nueva/antigua moneda si un país tiene un déficit por cuenta
corriente.
En segundo lugar, no se reduciría la carga global de la deuda, sino
que ésta aumentaría en proporción al porcentaje de la devaluación,
puesto que la deuda se denomina en euros. En este caso, el gobierno se
vería forzado a redenominar la deuda pública en la nueva moneda
nacional, lo que equivaldría a una cancelación parcial de la deuda.
El
Estado tiene el poder de hacerlo, aunque quepa prever una disputa
judicial internacional, pero las empresas privadas y la banca no tienen
el mismo poder soberano; por consiguiente, el valor de la deuda privada y
financiera aumentaría con la nueva moneda nacional.
En este contexto,
finalmente será preciso nacionalizar la banca debido simplemente a la
quiebra de todo el sector crediticio, pero esto también significa que
aumentará la deuda pública a favor del sector financiero internacional.
En tercer lugar, la devaluación pondría en marcha un proceso
inflacionario y por tanto los tipos de interés tenderían al alza,
generando nuevos problemas de deuda interior y de redistribución
desigual de la renta.
En cuarto lugar, la salida del euro suele presentarse como una
estrategia encaminada a conquistar cuota de mercado mediante la
devaluación competitiva. Este tipo de enfoque no rompe con la lógica de
la competencia de todos contra todos y abandona la estrategia de lucha
común europea contra la austeridad.
Finalmente, continuar la lucha sin proponer la salida del euro y de
la UE como alternativa aumenta el margen de maniobra y el poder de
negociación de un gobierno de izquierda, así como las posibilidades de
que la resistencia se extienda a otros países de la UE. Por eso esta
estrategia es progresista e internacionalista en vez de aislacionista y
nacional." (Colectivo, Viento Sur, Rebelión, 03/05/2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario