"Si después del otoño de 2008 el Estado de Nevada se hubiera visto obligado a:
- rescatar sus propios bancos,
- refinanciar su déficit primario, causado por el desplome del mercado de bienes raíces, y
- cubrir con prestaciones de desempleo a sus parados; entonces:
- por muchos estímulos que el señor Obama hubiera inyectado en la
economía, e independientemente de la flexibilización cuantitativa (QE)
del señor Bernanke, ¡Nevada se habría convertido en un Estado fallido!
Más pronto que tarde, los Estados federados norteamericanos y sus
sectores bancarios habrían comenzado a despeñarse, uno tras otro, por el
abismo fiscal de la austeridad competitiva. Pues bien; eso es
precisamente lo que ha sucedido en la Eurozona.
De modo que la obsesión europea con la austeridad competitiva no es
tanto una opción política ideológicamente motivada, sino que es más bien
el resultado de una Eurozona pésimamente diseñada: por eso lo que
tenemos entre manos es una crisis sistémica.
Pero para quienes piensan que la solución a esta catástrofe consiste
en federarse, en crear unos Estados Unidos de Europa, mi mensaje es:
¡Piénsenlo mejor! Ni es factible la Federación, ni es deseable como
mecanismo para frenar la crisis.
¿Cuál es entonces la alternativa? La alternativa es servirse de las
instituciones existentes, a fin de reajustar la Eurozona de modo que se
frene su desintegración sin necesidad de Nuevos Tratados y sin necesidad
de que se transfiera un solo euro de los contribuyentes alemanes a los
de la periferia.
¿Es eso factible? ¡Desde luego que lo es!
Por lo pronto, sin siquiera necesidad de una unión bancaria, el
Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE), en colaboración con el BCE,
podría tomar el control de los bancos quebrados, recapitalizar algunos,
liquidar otros y poner sin mayores dilaciones en almoneda los activos
bancarios saneados (con beneficios para el contribuyente europeo).
En segundo lugar, el BCE podría actuar como intermediario entre los
Estados miembros y los mercados monetarios, ayudando a esos Estados en
el servicio de la porción de su deuda que permite Maastricht con tasas
de interés bajas. Puede hacer eso sin necesidad de imprimir un solo euro
ni de comprar un solo bono. Limitándose a actuar como intermediario.
En tercer lugar, debería darse luz verde al Banco Europeo de
Inversiones (BEI) para embarcarse, en colaboración con el BCE, en un
programa de inversiones orientadas a la recuperación económica. Un New Deal europeo
podría entonces financiarse en un 50% con emisiones de bonos por parte
del BEI, y en otro 50%, con bonos respaldados por el BCE y redimibles a
través de los propios proyectos sobre la base de principios puramente
bancarios.
Con inversión, reforma bancaria y deuda pública holgadamente
europeizadas, podría imponerse el equilibrio presupuestario a todos los
Estados miembros, mientras que el conjunto de la Eurozona recibiría un
importante estímulo al crecimiento y la deuda caería por doquiera.
A esta más bien modesta alternativa la llamo yo Europeización
Descentralizada. Sin transferencias fiscales, sin eurobonos garantizados
de consuno, sin un Tesoro Federal, sin recompra de deuda, sin cambios
en los Tratados: esa alternativa liberaría a Europa del ridículo dilema
entre la suicida austeridad quebrantahuesos y los ineficientes estímulos
proporcionados a escala nacional." (Yanis Varoufakis, Caffe Reggio, 03/06/2013)
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