"Las manifestaciones de "Forconi" [literalmente, los que portan
horcas] que paralizan las ciudades italianas desde hace días han tomado
por sorpresa a casi todo el mundo. Pero sus reivindicaciones no
partidistas contra la austeridad y las élites enmascaran similitudes
inquietantes con los principios del movimiento autoritario que llevó al
poder a Mussolini.
Aristócratas que van en Jaguar y campesinos. Patronos y obreros en
paro. Camioneros bajo la lupa de Equitalia [agencia de recuperación de
impuestos], nuevos ideólogos del fascismo y jóvenes de centros sociales
de izquierda. Simpatizantes y exsimpatizantes de la Liga Norte y de Beppe Grillo.
Antiguos miembros del Partido Democrático (PD) y detractores de su nuevo secretario nacional
Matteo Renzi. Sindicalistas de base o exsindicalistas de la
Confederación General Italiana del Trabajo (GCIL). Opositores al fisco e
independentistas venecianos. Inmigrantes y ultras de equipos de fútbol.
El movimiento de los "Forconi" que barre actualmente Italia de norte a sur es un magma, una marmita en
ebullición cocinando un batiburrillo de siglas y emblemas, políticos,
sindicales o provenientes de diversos movimientos de contestación. No
hay un color político claramente definido ni coordinación central o
líder carismático para acaudillarlo. En suma, no es racional, sino
"espontáneo", como sostienen la mayoría de sus representantes.
Sus figuras más visibles son ahora conocidas. Como Danilo Calvani,
antiguo horticultor, o Lucio Chiavegato, ebanista de Verona y
responsable de Life
Venecia [una asociación de pequeños empresarios próximos a la Liga
Norte]. Pero cada día emergen nuevos, y crecen como champiñones.
Y
actúan sin razones racionales, sin ideología, entre los que amenazan con
quemar libros en Savona [norte], como lo hizo Hitler en mayo de 1933, y
los que llegan hasta organizar un simulacro de ahorcamiento en la plaza
del Loreto, en Milán, sobre el modelo de la ejecución del Duce Benito
Mussolini. (...)
De Piedemonte a Apulia, pasando por Venecia arrasa un tsunami que no
tiene ni pies ni cabeza y que, si nos dejamos guiar por los paralelismos
históricos más atrevidos, presenta ciertas similitudes con las guerras
de la Vendée que causaron furor en Francia en la época de la Revolución.
Los chuanes
eran un núcleo compacto de nobles provincianos, monárquicos,
tradicionales y católicos. Aquí son los jefes de empresas que han tenido
que echar el cierre por la crisis económica, como en la región de
Vercelli [Piemonte], en la que se manifiestan tanto los patronos como
los empleados de las explotaciones agrícolas.
Algunos pequeños empresarios que figuran en las listas de Equitalia
se han visto abocado al suicidio. Y también quedan los niños de la
recesión: según la OCDE, la tasa de paro de los jóvenes superó el 40,05%
en septiembre y llegó al 41,2% en octubre en Italia.
"La gente está
convencida, durante las manifestaciones ganamos cada vez más adeptos.
Todas las capas sociales se ven representadas, desde médicos a parados o
empleados en baja técnica.
Gente que se levanta a las cuatro de la
mañana, que vuelve a casa a las diez de la noche y que ni siquiera llega
a final de mes, porque no les queda ni un céntimo que valga en el
bolsillo", afirma Luca Taddei del Collectivo 9 de Diciembre (que apoya la protesta de los Forconi). (...)" (Presseurop, 13 diciembre 2013, Linkiesta
, Milan)
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