14.4.14

La inflación en negativo es un mal dato y punto. Significa que la economía no se mueve, no repunta, en contra de lo que dice el Gobierno

"(...) Políticos y economistas discuten si estamos en deflación o no, discusión que a estas alturas no deja de ser nominalista o académica. 

 Técnicamente España no ha entrado aún en deflación porque se tendría que registrar tasas negativas algunos meses más, pero lo cierto es que lo que ponen encima de la mesa la evolución del IPC es que la economía no se mueve, no repunta, en contra de lo que dice el Gobierno.

 Si todo fuera bien ni el Fondo Monetario Internacional (FMI) estaría preocupado ni urgiría al Banco Central Europeo a actuar. Ni Mario Draghi, presidente del BCE, hubiera dicho hace quince días que está dispuesto a actuar.

 La crisis financiera y la crisis del euro han forzado a los alemanes a dar más poder de actuación al BCE que, aunque todavía no funciona como la Reserva Federal norteamericana o el Banco de Inglaterra, ya tiene mandato para intervenir por ejemplo en las crisis de deuda.

La inflación está muy baja en toda la zona euro (entre el 0 y el 1) y en tasas negativas en los países del sur, lo que ha encendido todas las alarmas. Dicho en lenguaje llano, da igual deflación que baja inflación, porque si estamos lejos, muy lejos, del 2% es que algo no marcha en la economía europea.

 La caída constante de precios mete a las economías en una espiral infernal: los ciudadanos no consumen ante la expectativa de que los precios sigan bajando, las empresas no venden, si no venden tiene que reducir producción y por tanto despedir gente. 

A esto se añade que al bajar el valor de la economía de un país cuesta más pagar la deuda y en  España, con una deuda pública rozando el 100% del PIB eso es dramático. En definitiva, la baja inflación o deflación hace que los ‘sacrificios’ y recortes acometidos no sirvan para nada.

No es habitual que un organismo internacional interpele públicamente a otro sobre problemas y, mucho menos que le urja a actuar. El Fondo Monetario Internacional lleva meses pidiendo a la Unión Europea que s mueva, que actúe y que autorice al Banco Central Europeo a poner en marcha “medidas no convencionales” para reactivar la economía, lo que en otros palabras significaría que el BCE inyecte liquidez. 

La presidenta del FMI, la francesa Christine Lagarde, afirmó esta misma semana que “estamos preocupados por este riesgo potencial de las economías avanzadas y en la zona euro en particular”, para advertir que “una baja inflación prolongada heriría tanto el crecimiento como el empleo”. De nuevo nos encontramos con una señal de peligro al final del túnel. (...)"               (Anjélica Rubio, El Plural, 11/04/2014)

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