"(...) ¿Cómo queremos salir de la crisis? ¿Cuál
queremos que sea el modelo de crecimiento? Si apostamos por la nueva
economía y por sectores de alto valor añadido cuya competitividad se
basa, no en precios (en los que es difícil competir en un mundo global),
sino en productos y servicios que aportan valor; las industrias
culturales y creativas son clave.
Estas industrias son fuente de
innovación, siendo uno de los sectores más dinámicos de Europa –generan
más de 6,4 millones de empleos de calidad en la UE-. Pero, además, las
industrias culturales promueven el pluralismo y la diversidad cultural,
cumplen una función social y de desarrollo humano, y son un instrumento
de la “marca España” que sin duda favorece el comportamiento de nuestras
exportaciones.
En España este sector aporta algo más de
41.000 millones de euros (un 4%) del valor añadido total y genera más de
625.000 empleos. Con efectos inducidos en otros sectores, como la
industria manufacturera, el turismo, la educación o la investigación; lo
que se estima contribuye a incrementar la aportación del sector a la
economía española hasta el 5,2% del PIB y el 4% del empleo total.
Pero además, en España tiene un enorme
potencial. Por la cualificación de nuestro capital humano, su talento y
su creatividad. Por nuestra riqueza idiomática. Por nuestra riqueza
cultural -ocupamos el segundo puesto en la lista de países con lugares
declarados patrimonio cultural de la humanidad, solo por detrás de
Italia-.
Por el margen de potencial desarrollo que tiene la demanda
nacional española de productos y servicios culturales. Por la
oportunidad que pueden representar los procesos de digitalización en el
área de la cultura y la creatividad.
Y por los nuevos sectores, aún por
explorar todo su potencial, como los de contenidos online, videojuegos, diseño, industria de la lengua, turismo cultural e idiomático, etc.
Sin embargo, la reducción de la inversión
pública en este sector y la subida del IVA para los productos
culturales al 21% (13 puntos porcentuales), están frenando su
desarrollo, y perjudicando su potencial como motor de la recuperación de
la economía española y como pilar fundamental del nuevo modelo
productivo. (...)
La cultura languidece. Al menos necesita un trato neutral respecto a
otros países para poder competir. El sector está deseando repuntar, y
reacciona con campañas exitosas de rebajas de precios en el cine y en el
teatro.
Pero urgen además políticas públicas que favorezcan el
desarrollo de la industria cultural, su internacionalización y su acceso
a la financiación –por ejemplo, facilitando avales públicos que
garanticen el desarrollo de proyectos culturales sugerentes y
desarrollando una Ley de Mecenazgo que atraiga inversión a la producción
cultural-. Porque para cambiar el modelo productivo de nuestra
economía, es preciso antes promover la cultura. (...)" (Mónica Melle Hernández, Economistas frente a la crisis, 25/04/2014)
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