24.7.14

“En tu puerta me quedaré hasta que la dación me des”. Acampadas en la calle presionan para lograr daciones en pago

"En tu puerta me quedaré hasta que la dación me des”. Tras más de 40 días y varios chubascos, ha quedado diluida la tinta roja sobre la banda de plástico que da la bienvenida a los clientes de Bankia. 

Desde el día en el que un interlocutor del banco dijo a Mireia que la entidad no le concedería la dación en pago, la joven -que actualmente hace malabares entre los trabajos de activista y madre- tuvo claro que de la entrada del banco en la rambla de Vilanova i la Geltrú no se movería hasta conseguir su derecho a vivir libre de una deuda que no puede pagar.

Con 19 años, una vida entera para disfrutar de su hogar y la idea que comprar un piso era “echar el dinero en una hucha”, Mireia se hipotecó en 2007. “Los dos teníamos trabajo fijo y cobrábamos, dentro de todo, bien.

Fue quedarme embarazada y me echaron de Mercadona. Manuel trabajaba en la construcción, y su trabajo también se fue a pique. Y hace ya dos años que no podemos pagar la hipoteca”. El mismo tiempo que tiene Eneko, quien ya ha ido mamando la convicción del ‘sí, se puede’, explica orgullosa.

Hoy, una preocupación principal de Mireia es evitar que el banco embargue el 30% de las dos pensiones contributivas que suman entre los cuatro avalistas que Bankia exigió para concederle el préstamo.

 Como en la mayoría de casos, fueron los padres de la pareja, sobre quienes hay el riesgo que recaiga la deuda que sigue a la pérdida del piso. “Bankia me ofreció la dación en pago cuando vio que no podría pagar la hipoteca. Me dijeron que todo estaba solucionado y me engañaron.

 Me ocultaron que, si quería firmar el acuerdo, tenía que ser con una deuda de 60.000 euros”. Ofreciendo el parking y el trastero, quedó en la mitad, aunque el problema no disminuyó proporcionalmente: “Tampoco puedo pagar 30.000. Lo que quieren estos avariciosos es conseguir el dinero de los avalistas”, asegura Mireia.

En agosto, Manuel, que por ahora “va haciendo algún remiendo que le va saliendo”, empezará a cobrar la ayuda de 426 euros y será su única fuente de ingresos. Activistas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y de otras organizaciones de la comarca dan cuerpo al campamento que reclama junto a la pareja, desde el seis de junio, una solución para esta familia del pueblo costero de Sant Pere de Ribes (al lado de Vilanova).

El apoyo de vecinos y comercios contribuye a que el desgaste de la protesta sea menor. “Si necesitamos una ducha, cargar los teléfonos, ir al lavabo, cualquier cosa, la gente nos ayuda. Incluso nos traen comida de los bares”, comenta una activista. “¡Y una cosa importante!”, añade, irónico, otro miembro de la PAH: “¡Hemos generado puestos de trabajo con la acampada!”. Se refiere al refuerzo de seguridad y de limpieza del banco.

Las semanas de presión han resultado en una rebaja de la deuda, actualmente fijada por Bankia en 16.000 euros. Pero el objetivo de la acampada, irrenunciable, permanece pendiente. Para conseguirlo, cada día procuran trasladar al interior de la oficina bancaria la reivindicación.

 “Me ven con el megáfono y ya cierran”, bromea Mireia, y no duda de que la estrategia dará sus frutos: “40, 50, 100 días. Me da igual. Acabaran bajando a 0. No les quedará otra. Les va a salir más caro tenerme aquí todos los días que quitarme la deuda, porque casi cada día han tenido que cerrar unas horas. Y días enteros también lo hemos conseguido”.

Mientras que los portavoces de la PAH Garraf aseguran que Bankia mantiene enrocado el caso y remarca que es una postura habitual en las peticiones de dación en pago y quita de deuda, la regidora de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Vilanova i la Geltrú, Blanca Albà, reconoce a la entidad bancaria una amplia voluntad de negociación, actitud que opone a la de la PAH en el territorio: “Bankia ha presentado diversas propuestas, ha tenido mucho interés en llegar a un acuerdo. Nosotros las hemos conocido todas y hemos mediado. Pero los usuarios solo aceptan la dación en pago y, por lo tanto, no hay negociación posible”.

Mireia está convencida de que conseguir que la entidad bancaria le retire la deuda y no afecte a los ingresos de sus padres y suegros es un pulso, para el cual se siente con mucha fuerza a pesar de encontrarse en una posición similar a la de David contra Goliat. “Es la única manera de tener un futuro tranquilo y poder ofrecer a Eneko todo lo que necesite”. He aquí la fuente de energía inagotable que compensa el desgaste emocional."             (, La Marea, 21/07/2014)

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