"(...) Las continuas recomendaciones de moderación salarial, únicamente
para los salarios medios y bajos, nunca para los percentiles altos, ha
desencadenado un empobrecimiento tan notable que las generaciones
actuales van a vivir mucho peor que la de sus padres.
El mantra que la
negociación colectiva es una rémora para la eficiencia y para el
crecimiento ha calado en la mayor parte de gobiernos e instituciones, e
incluso entre los trabajadores, gracias a comportamientos indignos en
algunos cuadros sindicales.
Esta asimetría en el poder de negociación ha
llevado, de forma irreversible, a que la fijación de salarios quede en
manos de la dirección de la empresa, y que ésta pueda decidir
unilateralmente modificar cuantías y condiciones laborales, sin
resquicio para la negociación o el pacto, salvo en sectores industriales
muy concretos.
Este mundo feliz alcanzado por el mundo empresarial puede truncarse
ahora con la irrupción de una organización como la OCDE que ha
encendido la luz de alarma sobre el devenir de la deflación salarial,
particularmente en España.
Los que llevaban mucho tiempo clamando por el
riesgo social, pero también económico, de la reducción drástica y
unilateral de los salarios, eran condenados al infierno por radicales y
poco menos que estatistas, enemigos de la libertad económica.
Se
está demostrando que la pérdida de dignidad de los asalariados de los
percentiles medios y bajos, verdaderos damnificados por la estrategia de
desregulación, ha sido uno de los mayores fracasos de la supuesta
política que beneficia al empleo y al crecimiento.
Estas
consignas claramente ideológicas algún día serán desterradas de los
libros de texto y comenzará una nueva era donde los alumnos y ciudadanos
podrán experimentar que hay alternativas. (...)" (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 21/09/2014)
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