"El G-77+China (conformado por más de 130 países) aprobó en el marco de
la Asamblea General del 9 de septiembre de 2014, la propuesta de crear
un mecanismo de reestructuración de deuda soberana sustentado en la
Organización de Naciones Unidas (ONU).
Dado que todos los países del G-7
(Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Gran
Bretaña) son altamente endeudados (usando la definición del Banco
Mundial de más de ciento por ciento de la deuda en relación al PIB),
este mecanismo podría aplicarse más allá de las economías emergentes y
en desarrollo para abarcar a todos los países que suscriban el mismo.
En
adelante, tendrán un año para construir el mecanismo pudiendo seguir
los lineamientos de la UNCITRAL (Comisión de las Naciones Unidas para el
derecho mercantil internacional).(1)
La votación a favor representa un triunfo latinoamericano liderado por Argentina y propuesto por Bolivia. Recibió el apoyo de todos los países de América Latina a excepción de México. Costa Rica y el Perú cambiaron su voto en el último momento.
La votación a favor representa un triunfo latinoamericano liderado por Argentina y propuesto por Bolivia. Recibió el apoyo de todos los países de América Latina a excepción de México. Costa Rica y el Perú cambiaron su voto en el último momento.
Sin embargo, es una mala noticia para la mayoría de las
organizaciones de la sociedad civil europea que trabajan el tema de la
deuda si se toma en cuenta que sus gobiernos emitieron los votos en
contra. La excepción es Noruega, que ha tomado una postura positiva
sobre el asunto.(...)
La profesora Anne Krueger propuso en 2001 desde el FMI y con el apoyo de
la ONU, un mecanismo de reestructuración de la deuda soberana (SDRM por
sus siglas en inglés) que operaría dentro de casa. El argumento era que
había mucho contagio financiero. El proyecto fue echado abajo por el
Departamento del Tesoro de Estados Unidos en agosto del 2002. (...)
En suma, la resolución ante la ONU es un golpe al dominio de todos los
mecanismos legales relacionados con las finanzas de parte del capital
financiero internacional, y es un primer paso en la dirección correcta
hacia la construcción de un mecanismo global para las finanzas globales.
El gobierno de Estados Unidos odiará esto, pero no importa, los
problemas globales requieren soluciones globales, independientemente de
las creencias del Departamento de Estado y el ICMA y del equipo del
Proyecto para el Nuevo Siglo Americano. Otro mundo es posible y vamos
para allá." (Oscar Ugarteche, ALAI AMLATINA, en Rebelión, 15/09/2014)
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