" (...) Lidia Recarte también ha visto cómo la ayuda económica
que recibía por cuidar de su hermano ha sufrido una drástica bajada.
"En
un principio cobraba 158 euros. Luego me lo bajaron a 152 y ahora me
han dejado con 22,14 euros al mes", explica la mujer, vecina de
Valladolid, de 41 años. Lleva "desde siempre" cuidando de su hermano
Ricardo, de 53 años, con una discapacidad psíquica que le impide valerse
por sí mismo.
Aunque no tiene reconocido el máximo
nivel de dependencia (le dejaron en el grado 2, de los tres que hay),
Lidia explica que "hay que bañarle, afeitarle y triturarle los
alimentos". Un trabajo que la ocupa las 24 horas del día. La madre de
Lidia y Ricardo también vive con ellos, pero colabora en momentos
puntuales, los que le permiten los achaques de sus 80 años. La hija de
Lidia, de 15 años, también vive con ellos.
"Te mandan cartas y no las entiendes", lamenta Lidia. La
familia ha denunciado su situación con la ayuda de la Plataforma de la
Dependencia de Valladolid. Su hermano cobra una pensión no contributiva
de unos 500 euros mensuales debido a su discapacidad, pero ni es nueva
ni ese hecho ha afectado a otras familias en similares circunstancias,
denuncia Lidia, que asume la situación entre indignada y resignada.
Una vez más, la inestabilidad económica, el riesgo de exclusión,
acompaña a la dependencia. Con poco más de 1.000 euros pasan el mes las
cuatro personas de esta familia. Lidia ha estado cobrando hasta ahora
536 euros de la renta garantizada de ciudadanía, también conocida como
renta mínima o básica en otras autonomías. Ahora la han contratado a
tiempo parcial para seis meses. Está contenta de volver a cotizar,
aunque le suponga un esfuerzo sobrehumano: su hermano continúa
necesitando ayuda continua. (...)" (Vanessa Pi
, eldiario.es, 1/10/2014)
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