"(...) Las familias no son responsables de la deuda
En 2008, las familias españolas solo eran responsables del 20% de la
deuda total española (pública y privada). Además, y según el Banco de
España, la mitad de las familias españolas no estaba endeudada en aquel
año. (...)
Por el contrario, el 57% del total de la deuda española lo originaron
los bancos y las grandes empresas. En todo caso, pues, fueron estos
quienes vivieron por encima de sus posibilidades y no la gente normal y
corriente a quien se le ha pasado la factura.
La deuda no está originada por los gastos excesivos en bienestar
En 2008, la deuda pública solo representaba el 19% de la deuda total
española Además, es evidente que la deuda pública no ha crecido en mayor
medida cuando se ha ido consolidando el Estado de Bienestar en España
sino precisamente cuando éste se ha debilitado como consecuencia de las
crisis, tal y como viene sucediendo desde 2007.
En ese año, España tenía
uno de los porcentajes más bajos de deuda de toda la Unión Europea
(36,3% del PIB, frente al 65,2% de Alemania, o el 64,2% de Francia o el
103,3% de Italia).
Por el contrario, la deuda se ha incrementado vertiginosamente cuando
la crisis, la falta de actividad y las reformas fiscales favorables a
los grupos de renta más alta y a las grandes empresas y bancos ha
producido una gran caída en los ingresos públicos. A lo que hay que
añadir la gran cantidad de dinero destinado a ayudar a la banca. (...)
Los datos son claros: si se quitan los gastos financieros dedicados al
pago de intereses, la inmensa mayoría de los países que forman parte del
euro (entre ellos España) registran superávit presupuestarios, salvo en
algunos años excepcionales. O dicho de otro modo, si los gobiernos
hubieran sido financiados por los bancos centrales a los mismos tipos
con que tan generosamente financian ahora a los bancos privados, la
deuda pública de los países sería mínima, casi insignificante. (...)
Quien incrementa la deuda son los bancos y los gobiernos de derechas
También es falso que sean los gobiernos de izquierdas quienes crean más deuda.
No hay que olvidar nunca que crear deuda y aumentarla constantemente
es el negocio de la banca. Por tanto son los banqueros quienes más que
nadie están interesados en que aumente y quienes hacen todo lo posible
para que los gobiernos tomen medidas que la provoquen (disminuyendo los
ingresos de la gente o las empresas que no cuentan con financiación
propia, promoviendo la venta de viviendas en lugar del alquiler, o
simplemente corrompiendo a los gobiernos y políticos). (...)
La deuda es impagable, no es que no se quiera pagar
Por último, es falso también que los movimientos o partidos
progresistas, como Izquierda Unida o Podemos, digan caprichosamente que
no pagarían la deuda si gobernasen. ¡Ojalá pudiera ser así y que la
deuda desapareciera sin más de un día para otro!
Al respecto, a mí me parece que hay que ir por partes.
En primer lugar, los economistas más sensatos, sean del color que
sean y hasta los que trabajan en organismos como el FMI, saben e incluso
reconocen públicamente que la deuda que se ha acumulado en el mundo, en
Europa o incluso (aunque en menor medida) en España es materialmente
impagable (de hecho, si se quisiera pagar en este momento, no habría
medios de pago suficientes para ello de tanto como ha crecido.
Es
imposible, por ejemplo, que una buena parte de las empresas españolas,
como ha reconocido el FMI, genere en el futuro beneficios suficientes
para poder acabar con su deuda.
Por tanto, la cuestión no radica en decir si se quiere pagar o no,
sino en ser inteligentes y poner sobre la mesa soluciones que no sigan
paralizando la actividad productiva, hundiendo a las economías y
¡generando más deuda! (...)
Lo que hay que hacer es plantear es cómo salir del bucle infernal en
el que estamos, por ejemplo, reestructurando un determinado porcentaje
de la deuda para convertirla en perpetua a 100 años. Y, por supuesto,
recurriendo a otras fuentes de financiación menos onerosas que las de la
banca privada.
Otra cosa es, por otro lado, que una parte importante de la deuda
fuese literalmente ilegítima u odiosa, es decir, el resultado de
decisiones tomadas materialmente en contra de las decisiones o deseos de
la ciudadanía. En cuyo caso, los pueblos tienen el derecho, después de
que eso se demuestre con toda claridad, a repudiarla.
Estados Unidos,
sin ir más lejos, quizá sea el país que en mayor número de ocasiones o
ha promovido o ha amparado o ha establecido el ejercicio de este
derecho. (...)" (Juan Torres López: Ganas de escribir, 27/09/2014)
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