"(...) La convocatoria ayer en Cataluña, sin embargo, sí merece el calificativo
de voto protesta, en el sentido más literal del término. Empecemos por
lo obvio: la “consulta” no tenía gran cosa de democrática, así que los
votos emitidos eran en el fondo una protesta, una gran manifestación
hecha por otros medios.
Los organizadores y la Generalitat pueden
repetir que el proceso de ayer estaba hecho con todas las garantías todo
lo que quieran, pero lo cierto es que un referéndum sin reglas
escritas, ni acuerdo previo sobre la pregunta ni su significado, ni
observadores imparciales de ambos bandos, ni normas claras sobre sus
efectos legales, ni censo oficial, ni convocatoria formal, ni apoyo y
participación de uno de los bandos no produce nada remotamente parecido a
un resultado creíble.
La votación de ayer era un acto simbólico, una
protesta colectiva. Eso no quita que, como en anteriores movilizaciones
del secesionismo catalán en los últimos años, ha sido una protesta
espectacularmente bien atendida, incluso teniendo en cuenta la cantidad
de recursos públicos que ha contado en apoyo. (...)
Lo cierto es que a efectos prácticos la jornada de ayer no cambia gran
cosa, ni en un sentido ni en otro. Los independentistas tenían un núcleo
de 1,8 millones de votantes que se apuntan absolutamente a todo; están
motivados y movilizados.
En democracia, sin embargo, lo que cuenta no es
la intensidad de preferencias entre tus votantes sino la cantidad de
apoyos que una opción puede recoger. Con los datos que tenemos (me
refiero a la última encuesta del CEO,
pregunta 30, pero no es la única con cifras parecidas) es probable que
la secesión no sea la opción mayoritaria del electorado, por mucho que
sus partidarios salgan a la calle constantemente. La consulta no servirá
para que nadie cambie de opinión; sólo reforzará en sus convicciones a
los que ya estaban convencidos. (...)
El único cambio relevante nacido de la consulta de ayer, si me apuráis,
es la supervivencia de Artur Mas. Su base de poder sigue siendo la misma
(un gobierno autonómico en minoría) pero ahora tiene una excusa para no
tener que convocar elecciones anticipadas.
El voto-protesta ha sido un
éxito (insisto: sacar más de dos millones de personas a la calle a
fingir que votan es tremendo), y eso le permitirá hacerse la víctima
ante Rajoy unos meses más, hasta que lleguen las generales. Sería
divertido ver a ERC forzar una moción de censura para forzar elecciones
con el apoyo de Ciutadans o el PP, pero no creo que lo veamos. A Mas le
va bien seguir en el centro del tablero intentando recuperar apoyos, y a
ERC no le interesa ser vista como el partido que forzó su caída. (...)" (
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