27.2.15

James Galbraith: observar en directo el Eurogrupo y su incompetente forma de hacer las cosas, fue para mí una verdadera revelación

"El economista James Galbraith ha pasado esta semana junto con el ministro griego de finanzas Yanis Varoufakis, incorporándose al equipo científico de la negociación griega. Fue entrevistado por Shawn Tully para la revista Fortune para compartir sus experiencias “desde dentro”. (...)

“Todo depende de Merkel”, nos dice James Galbraith, quien pasó siete días a mediados de febrero junto con Varoufakis en Bruselas y en Atenas. 

“Hemos escuchado al ministro de finanzas de Merkel, con una actitud negativa, y al vicecanciller, que quería el diálogo. A quien no hemos escuchado es a la propia Merkel. Sabemos que no quiere hablar, salvo que sea estrictamente imprescindible. Son lo más duros que pueden, luego hacen una concesión en el último minuto, para no tener que hacer dos”.

Galbraith resumen con una cuestión el dilema de Merkel (y la mejor esperanza para llegar a un acuerdo):

“¿Quiere Merkel ser la persona que presida la desintegración de la Eurozona?” (...)

“Yo estuve con los equipos técnicos, entre el 11 y el 17 de febrero, incluida la reunión de Bruselas. Me encontraba en la sala de calderas acompañando al equipo de trabajo griego.”

En el cónclave del Eurogrupo, Pierre Moscovici el comisario de la UE para asuntos económicos y financieros, presentó a Varoufakis un borrador de comunicado que permitía a Grecia solicitar una extensión de su acuerdo de préstamo garantizándole tiempo para discutir un nuevo programa de crecimiento para Grecia. 

Como dijo Varoufakis en la conferencia de prensa luego de la reunión, él estaba listo para firmar el comunicado de Moscovici, al que alabó como un “documento espléndido” y una “verdadero punto de ruptura”. 

Pero el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, estaba elaborando su propio documento:
“Yanis dijo: ´Tengo un texto’. Y Dijesselbloem dijo: ‘No, el texto es este’.”

Galbraith y el equipo griego trataron entonces de combinar partes de los dos borradores, a fin de producir un documento aceptable para ambas partes:

“Me dediqué entonces, junto a otras personas, a combinar los dos borradores [el de Moscovici y el de Dijeselbloem] en busca de lograr un texto que pudiera ser suscrito. No tardamos más de media hora en hacerlo.”

Pero entonces, según el testimonio de Galbraith, el ministro alemán de finanzas Wolfgang Schäuble, cerró la reunión. “Dijo que ‘no’” a la elaboración de una declaración conjunta como preludio de un compromiso, asegura Galbraith.

Para Galbraith, la falta de coordinación del lado europeo resultaba estupefaciente:

“Yo soy un veterano del personal de expertos del Congreso estadounidense. Contemplar un cuerpo institucional oficial funcionando con tamaña desidia y de forma tan ad hoc, observar en directo el Eurogrupo y su incompetente forma de hacer las cosas, fue para mí una verdadera revelación”. (...)

El 18 de febrero, Varoufakis presentó una solicitud formal de extensión del acuerdo de ptestamo con el Eurogrupo. Una vez más, las divergentes respuestas dejaron asombrado a Galbraith: 

“Jean-Claude Juncker [presidente de la Comisión Europea] sino que era un buen punto de partida”. Galbraith hace notar también que el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel, dijo que la carta sobre la extensión del préstamo constituía “un punto de partida” para las negociaciones. Pero Schäuble desmintió a Gabriel, desdeñando la solicitud como “una posición insubstancial”.

“Se me pusieron los ojos chiribita con este espectáculo”, dice Galbraith. “¡Es Alemania! ¡El gobierno más poderosos de Europa!.” 

Para Galbraith, las divisiones internas en Alemania, y entre las propias naciones, han dejado claro que los dirigentes europeos son malos negociadores:

“Cometieron el error de dejar claro ante Yanis que ellos estaban jugando un juego muy duro, pero sin jugarlo muy bien, si juzgamos la cosa desde el punto de vista de la pericia política más elemental.”

Galbraith rechaza enfáticamente la idea de que la posición griega fuera confusa:
“Yo creo que los europeos quieren pretender que es confusa, pero la confusión existe sólo en sus propias mentes, no en la posición griega.”

Para Varoufakis y Galbraith, el politiqueo mezquino se atraviesa en el camino de la sensatez económica:

“Los jugadores institucionales –el FMI, la Comisión Europea y el BCE— han sido constructivos. Pero los acreedores, los jugadores activos, son los ministros de finanzas, y estos están divididos y son hostiles”

El campo de los que se oponían radicalmente incluía a España, Portugal y Finlandia:
“Sus dirigentes políticos se enfrentan a procesos electorales y a una oposición creciente. Están aterrorizados ante la perspectiva de sus respectivas oposiciones políticas saquen ventaja de la posición griega.”

Así pues, la supervivencia política en el cargo significa para ellos harto más que la salvación de la Eurozona.  

 Para romper el impasse se precisará con toda probabilidad de la intervención del único dirigente lo suficientemente poderoso como para desbaratar estas maniobras de la politiquería: Angela Merkel.  (...)

Los ministerios europeos de finanzas nunca han conocido nada igual a Varoufakis. Y Merkel tendrá que decidir en los próximos días si entrar en compromisos con alguien considerado tan radical y transgresor es realmente una opción para ella. Lo que anda en juego es el futuro del euro.(...)"              (Entrevista a James K. Galbraith, Shawn Tully
, www.sinpermiso.info, en Rebelión, 26/02/2015)

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