"Cuando las cosas están complicadas en casa, la mochila pesa el doble.
Estefanía y Bárbara, dos gemelas de 15 años, a veces viven con estrés la
situación de penuria económica que tienen en casa, y eso les afecta en
clase. (...)
"Ellas son maduras y se salen a pesar de todo", valora
Yolanda, que aún así admite que "algunos detalles les van afectando poco
a poco". Se refiere a los gritos que a veces hay en casa –"los abuelos
son mayores y me culpan por haber perdido el piso"– o no poder hacer
frente a los 20 euros que costaba la última salida al teatro.
En su
caso, explica Yolanda, la escuela les ha ayudado mucho: "Las tutoras se
han volcado siempre en ellas y la psicóloga ya las conoce
perfectamente", pero no esconde que la fortaleza de sus hijas a veces no
es suficiente para dejar atrás el lastre que supone su situación de
pobreza.
De acuerdo con un estudio publicado esta semana por la Fundación Jaume Bofill, la situación socioeconómica de los alumnos condiciona más sus resultados que hace una década.
Una situación manifiesta de desigualdades que, según la propia
fundación, supone un freno en la mejora del sistema educativo. A día de
hoy, ser de un entorno desfavorecido o hijo de una familia más acomodada
sigue siendo un hecho diferencial.
El mismo estudio, elaborado a partir
de los informes PISA de 2003 y 2012, señala que sólo un 6,6% del
alumnado de clase alta obtiene malos resultados, mientras que en el caso
de los de clases bajas los malos resultados llegan hasta el 35,3%,
siempre con respecto a la asignatura de matemáticas.
La de la familia Yeste es una situación límite, pero nunca ha sido
fácil. Yolanda es madre soltera –su marido la maltrataba– y siempre se
ha visto forzada a trabajar el doble para garantizar el bienestar de sus
hijas. Horas extras día sí y día también como vigilante de seguridad le
permitieron contraer una hipoteca, pero el trabajo decayó y, a pesar de
seguir trabajando, le fue imposible mantener los pagos al día.
El banco
–Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI), filial del Santander– le obligó
a vender el piso, una operación que a pesar de todo le dejó una deuda
de 300.000 euros y, poco después, la demanda por parte del banco también
del piso los abuelos –donde viven ahora todos cinco– por haber sido
avalistas. (...)
Bárbara y la Estefanía están convencidas de que este
proceso les ha perjudicado a menudo en clase, aunque tampoco son de
sacar malas notas. "A una le cuesta más que a la otra; una es más
rebelde, y a veces parece que no le importe nada en el mundo, y la otra
es muy introvertida y le cuesta relacionarse", explica Yolanda.
Pero
reflexionando con calma, llega a la conclusión de que tal vez la pérdida
del piso y la entrada sobrevenida en la pobreza no ha sido lo que más
les ha afectado. "Quizás ha sido más perjudicial para ellas, a largo
plazo, los años anteriores. Cuando trabajaba todo el día nunca les ayudé a hacer los deberes.
Hablábamos menos. Durante muchos años yo no estuve anímicamente bien y
cuando se me acercaban les gritaba y las echaba", recuerda Yolanda.
"A veces no es sólo que se pueda pasar hambre o que no se tengan dinero
para material escolar, que es gravísimo, es que hay consecuencias como
la pobreza afectiva: los adolescentes que en casa no les pueden dar
suficiente cariño porque los padres están desbordados de problemas
llegan a la escuela con la autoestima por los suelos, un desánimo que
los hace rendir menos", afirma el psicopedagogo Joan Maria Girona. (...)
En este contexto hay que recordar que el bienestar de las familias con hijos en España ha retrocedido una década. Y que pocos países en Europa tienen una tasa de riesgo de pobreza infantil comparable la española, que se eleva en torno al 30%, según los últimos informes. (...)
Yolanda perdió su trabajo hace un año, pero con todo
siempre ha priorizado la educación de sus hijas y nunca ha dejado de
pagar todo lo relacionado con su escolarización. Esto sí, los 20 euros
de las excursiones al teatro, las colonias, o las actividades
extraescolares están totalmente fuera de su alcance. "No nos lo podemos
permitir, y ellas lo entienden", explica.
De todos modos, a Estefanía y
Bárbara, explican, les encantaría poder hacer cursos de inglés y de
canto. "A las dos nos gusta cantar, a mí sobre todo", explica Bárbara.
De hecho, sus inquietudes artísticas –por la música, la escritura o la
pintura– hacen que ambas quieran cursar el bachillerato artístico una
vez acabada la ESO.
"La gente no llega para pagar los
extraescolares, y son actividades importantísimas para que tengan un
refuerzo, para que se ejerciten haciendo deporte, para que socialicen",
explica Miguel Santos, presidente de la AMPA de la escuela Mestre
Morera, del barrio de Ciutat Meridiana, uno de los que tiene la renta
media más baja de toda Barcelona.
Ni siquiera habiendo establecido un
precio de cinco euros al mes las familias se lo pueden permitir, aunque a
menudo las familias se apoyan las unas en las otras cuando no pueden
hacer frente a un pago. "Hay demasiada pobreza y estamos limitando las
posibilidades de los jóvenes", razona. (...)
El objetivo ahora de la familia Yeste es, con la colaboración de la PAH,
conseguir que el banco le condone la deuda para salvar el piso de los
abuelos y, a la larga, conseguir un alquiler social.
"Como me llamo
Yolanda que mis padres no pierden el piso", asegura, convencida de los
argumentos que ha encontrado en la plataforma para hacer frente al acoso
del banco. "Y una vez solucionado el problema, aquí seguiré, con la
PAH, hasta que hayamos terminado con los desahucios", sentencia." (Pau Rodríguez
- El Diari de l'Educació
, eldiario.es, 19/02/2015)
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