2.3.15

La Unión Europea nunca rescató a los griegos... rescató los 183.200 millones que la banca alemana y francesa tenían invertida en su deuda. Ahora, 27.000 millones de ellos ha pasado a ser deuda española

"Cuando estuvimos en Atenas, hace un mes y coincidiendo con el triunfo electoral de Syriza, no vimos por ninguna parte a ciudadanos rescatados por la Unión Europea. Tampoco rescatados por España, sobra decir. 

El hambre, la pobreza o la privación era lo que uno efectivamente podía ver en las calles. Y, desde luego, no es esa la estampa que uno imagina cuando se habla de sujetos rescatados. Uno espera que al menos los rescatados puedan sobrevivir con holgura. Sin embargo, los que vimos, a duras penas. Entonces, ¿qué ha pasado en Grecia en estos años? (...) 

En aquel año de 2009, ningún Estado europeo tenía en su posesión deuda pública griega. Toda la deuda griega era de naturaleza privada. En concreto, los bancos franceses y alemanes habían comprado títulos públicos griegos por el valor astronómico de 183.200 millones de euros. Los bancos españoles habían invertido mucho menos, unos 2.000 millones de euros. En ese mar de tranquilidad, la prima de riesgo aún era desconocida. (...)

 En cuanto el primer ministro griego –del PASOK- reconoció que habían hecho trampas contables –los de ND- para disimular el verdadero déficit, se disparó el miedo entre los inversionistas privados. Éstos comenzaron a deshacerse de los títulos de deuda pública griega por el miedo a no poder recuperar el dinero prestado. Esta dinámica generalizada –con un impasible Banco Central Europeo- tuvo como consecuencia que la prima de riesgo iniciara una intensa senda ascendente que alcanzaría su máximo en marzo de 2012. 

El aumento de la prima de riesgo fue de tal cuantía que al estado griego no le quedó más remedio que pedir ayuda. Así llegó el primer acuerdo propuesto por la Comisión Europea, secundado por el Fondo Monetario Internacional, el presidente del BCE y la canciller alemana. La troika había nacido. Llegaban así los primeros préstamos, siempre condicionados a la ejecución de recortes en gasto público y otras reformas estructurales de carácter neoliberal. (...)

Unos meses más tarde el Banco Central Europeo vino al rescate. El BCE realizó una compra masiva de bonos griegos a muchos bancos europeos, que estaban deseando deshacerse de ese enorme riesgo. ¡Les hizo un favor! Si Grecia no pagaba, le hubiera tocado hacerlo a los bancos alemanes y franceses. ¡Mucho mejor que el riesgo lo tuviera el BCE!

Para mayor suerte para los bancos, unos meses más tarde se aprobó la creación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Se trataba de un mecanismo temporal que se utilizaría para financiar al Estado griego a precios levemente inferiores a los de mercado, utilizando para ello las garantías del resto de Estados miembros.

 Eso significaba que los inversores internacionales podían prestar ahora a Grecia sin peligro: si todo iba bien, ellos cobraban; si iba mal y el bipartidismo griego no podía pagar, entonces varios Estados europeos se harían cargo del coste.

Como consecuencia de esos acuerdos, durante este periodo de tiempo se fue trasladando el riesgo de impago griego desde los bancos hacia los Estados europeos. (...)

Tiempo para que los bancos europeos pudiesen ir deshaciéndose de los títulos de deuda pública al mismo tiempo que los Estados europeos y el BCE pasaban a ser propietarios de los mismos. Así las cosas, cuando se hizo finalmente la reestructuración de la deuda pública, en abril de 2012 (¡dos años más tarde!), buena parte de los bancos europeos no perdieron nada porque ya se habían retirado del negocio.  (...)

A día de hoy, los bancos europeos apenas tienen exposición. (...)

¡Qué paradoja! A pesar de que fueron los bancos privados quienes realizaron malas inversiones al prestar dinero a un agente económico que más tarde se declaró insolvente, como Grecia, hoy día son los contribuyentes del resto de economías europeas los que corremos el riesgo de un impago de la deuda pública griega. 

A día de hoy, los contribuyentes españoles tenemos una exposición a la deuda pública griega de más de 27.000 millones de euros. Es mucho, pero en realidad se trata de una cantidad siete veces inferior a la exposición que tenían en diciembre de 2009 los bancos alemanes y franceses. (...)"            (Alberto Garzón y Eduardo Garzón, Público.es, 20/02/2015)

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