4.3.15

Marina Subirats: PODEMOS es una propuesta económica inclusiva, no sólo de la gente, sino de los intereses y necesidades de las mujeres

"La lectura de la propuesta económica de Podemos, “Un programa económico para la gente” suscita diversas reflexiones de fondo. Los aspectos que trata son diversos, pero quiero comentar aquí uno de ellos que hasta ahora no he visto que destacara en ningún comentario. 

He aquí, por fin, una propuesta económica inclusiva, no sólo de la gente, en general, tal como apunta su título, sino —y ello es sumamente raro— de los intereses y necesidades de las mujeres. (...)

Algo sumamente raro, como digo. Algo por lo que las mujeres debemos felicitarnos: por fin alguien toma en serio nuestras reivindicaciones y las universaliza, es decir, las trata como un elemento indispensable al formular una propuesta económica innovadora. 

Por fin un programa económico menciona la importancia del cuidado y del trabajo doméstico, su carácter indispensable para la vida humana, la necesidad de que tales tareas sean compartidas en forma igualitaria entre hombres y mujeres, que sean consideradas también desde un punto de vista económico, tanto para generar empleo como para recibir apoyo.

 La incorporación masiva de las mujeres al trabajo profesional ha sido una fuente de riqueza que explica gran parte del crecimiento de los últimos decenios; pero el hueco que ello ha supuesto para las tareas reproductivas y de cuidado nunca ha sido seriamente considerado: era tarea de las mujeres, de su esfera privada, no tenida en cuenta en el mundo público. 

Ello nos ha llevado a la doble jornada, a la doble responsabilidad, al excesivo cansancio. Es hora de aflorarlo y hacer visible aquella máxima sabia: “Lo personal es político”. 

Reivindicaciones, pues, que no son exclusivas de las mujeres, pero que surgen de nuestra experiencia y reflexión: el mejor aprovechamiento del talento femenino, la urgencia de la creación de servicios, como por ejemplo una red de guarderías con carácter universal, la existencia de permisos parentales igualitarios, el rechazo de los contratos temporales sólo para mujeres, el reparto del trabajo remunerado de modo que hombres y mujeres tengan sólo una carga de 35 horas semanales, para poder así compartir el cuidado familiar, etc. 

Cuestiones no resueltas que nos han conducido a la dificultad creciente para ser madres: el 1,2 criaturas por mujer en edad fértil al que ha llegado la sociedad española muestra a las claras que, o encontramos soluciones colectivas, o vamos directamente camino de la extinción y de la dependencia de la inmigración.

La algarabía que se ha producido a partir de la presentación de este documento está impidiendo un indispensable debate en profundidad de las medidas propuestas. (...)

La propuesta de Podemos no me parece en absoluto un documento revolucionario. Apunta, ciertamente, a cambios en profundidad, sobre todo a cambios de criterio respecto a lo que debieran ser las prioridades de la actividad económica, y en este sentido marca una ruptura con los programas al uso. 

Pero partiendo de bases que teóricamente tan sólo un insensato puede negar hoy: la necesidad de reducir las desigualdades, de preservar la naturaleza, de poner la economía al servicio de las personas, no de las ganancias. ¿Quién puede negar que estos son precisamente los objetivos adecuados para la actividad económica e incluso para las políticas que la regulen?  (...)

Si algo tienen de revolucionario estas propuestas es que operan desde el sentido común, desde un territorio liberado de la contaminación mental que ha producido el neo-liberalismo, que nos ha llevado a razonar sólo en función de unos parámetros repetidos machaconamente hasta la saciedad, hasta anular la capacidad de raciocinio. (...)

Pues bien, parece claro que la economía se hizo para el hombre, y no a la inversa. Y quizás incluso para la mujer. Hay que felicitar a los autores que hablan de la gente, y hacen un programa económico no sólo para “la gente”, y también para las mujeres. Hay que felicitar a Podemos por haberlo impulsado y por tratar de llevarlo a la realidad. 

Y hay que pedir a las mujeres que se informen sobre estas propuestas, las discutan y mejoren, porque, efectivamente, otra sociedad comienza a ser posible si nos ponemos a ello. 

Al tiempo que hay que advertir que esta vez las mujeres no vamos a aceptar que todo quede en palabras, sino que exigiremos medidas concretas reales, más allá de las leyes y los discursos con los que algo hemos avanzado, pero no lo suficiente para llegar a la forma de convivencia que necesitamos."                (Marina Subirats, Público, 22/12/2014)

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