(...) Entre tantas sesiones de patetismo de altura se hace obligada una
referencia a Podemos. ¡Cuánta mala conciencia y cuánta trampa acumulada
tiene que estar al borde del colapso para que Podemos se haya convertido
en una obsesión! Creo que hay una cosa en la que los imaginativos
creadores de Podemos son novatos.
Y es en la invención de la calumnia o
en la transformación de una simpleza en cuestión de Estado. Me río, más
exactamente, me descojono de la historia de los 400.000 euros
venezolanos de Monedero y de las ausencias universitarias de Errejón y
sus 1.400 de beca-salario.
Que se preparen si tienen un pariente que le
da al frasco, o un tío empleado en una gasolinera imprecisa de
carburante, o si alguna vez tuvieron un desliz de cama y apareció una
menor, o si enviaron un SMS equívoco.
Un país que es incapaz de que alguien ose publicar la lista española
de Falciani. Un país donde puede convertirse en consecuencia letal
preguntar, no digo ya saber, cuánto cobra por asesorar al PP y a su
presidente el señor don Pedro Arriola.
O si forma parte o no de los
presupuestos de la Generalitat, y con qué fondos, los trabajos de David
Madí, el bambalinas. Pero resulta que dos profesores apellidados
Monedero y Errejón son culpables, cual Bárcenas o Millet, de no respetar
escrupulosamente los reglamentos.
¡No se arruguen, novatos! La casta está cagada de miedo pero
controlan lo que vosotros no lograréis nunca mientras no tengáis poder:
los medios y sus voceros. El poder corrompe siempre -ya os tocará-, y si
es absoluto, como ahora, lo hace absolutamente." (Una ola de patetismo, de Gregorio Morán en La Vanguardia, en Caffe Reggio, 28/02/2015)
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