"España se ha convertido en uno de los países más desiguales, no solo de
la Unión Europea, sino también de la OCDE, el club de países más ricos
del mundo. ¿Por qué? Una respuesta que está adquiriendo gran visibilidad
ahí donde se cocina la sabiduría convencional del país, se centra en
las grandes limitaciones del sistema educativo en España.
En realidad,
tales limitaciones se consideran también la causa del escaso crecimiento
económico de este país, que se explica por la falta de gente formada,
familiarizada con las nuevas tecnologías y conocimientos, que pueda
responder a las necesidades del mundo productivo, compitiendo así en el
mercado internacional.
Constantemente se acentúa el mensaje de que el
sistema educativo no está configurado para ayudar al mundo empresarial,
que se encuentra con gran necesidad de trabajadores cualificados que
puedan competir con los otros países avanzados tecnológicamente. (...)
Un análisis del sistema productivo
señala que no hay déficit de trabajadores cualificados ni de
profesionales avanzados en España. En realidad, hay más de los que el
sistema productivo requiere, lo que explica su elevado desempleo y su
éxodo a otros países.
Hoy el mayor número de puestos de trabajo
continúan estando en los puestos de baja cualificación. Lo que
precisamente se requiere es cambiar estos puestos de trabajo para darles
mayor responsabilidad y creatividad en el desarrollo de sus funciones,
una tarea poco prioritaria en el sistema empresarial.
¿Qué está ocurriendo?
La raíz del problema es la estructura
económica del país, donde predominan los sectores de baja productividad.
Pero esta situación en sí no tendría por qué ser un problema, pues
sectores de baja productividad pueden convertirse en sectores de alta
productividad mediante inversiones en el puesto de trabajo.
Y ahí está
el quid de la cuestión: la falta de inversión en mejorar los puestos de
trabajo, una de las más bajas de la UE. El empresario no siente ninguna
presión de invertir cuando le es tan fácil conseguir trabajadores mal
pagados. Si le fuera difícil, invertiría más, para que cada trabajador
produjera más. Y ahí está el meollo del problema. Salarios bajos
determinan baja productividad.
Pero este entendimiento del problema que
tiene la economía española desplaza el punto de atención del trabajador
al empresario, el cual tiene mucho más poder que el primero. Ello
explica que se hable muchísimo menos de intervenciones sobre el
empresariado, incluyendo su gran acumulación de beneficios a costa de
ofrecer salarios bajos.
Ahí es donde aparece la raíz de la desigualdad,
en la excesiva concentración de los beneficios en sectores muy
minoritarios de la población. Pero las soluciones pasan por unas
políticas fiscales mucho más intervencionistas y más redistributivas,
tema tabú hoy en día.
Una medida que Juan Torres y yo
sugerimos en el documento preparado para Podemos, que en su original se
titulaba Democratizar la economía para salir de la crisis mejorando la
equidad, el bienestar y la calidad de vida. Una propuesta de debate para
solucionar los problemas de la economía española, y que Podemos cambió a
Un proyecto económico para la gente (del cual apenas se ha oído más),
fue la de establecer el derecho al trabajo garantizado por el Estado, a
nivel central, autonómico o local.
Esta medida podría desarrollarse de
muchas maneras (que detallamos en el documento), desde incentivar la
creación de empleo por parte del sector privado a la provisión de empleo
con financiación pública. Intentábamos con este tipo de medidas
recuperar las políticas públicas que caracterizaron a los gobiernos
socialdemócratas del norte de Europa, caracterizadas por alcanzar el
pleno empleo con salarios altos y condiciones de trabajo satisfactorias (...)"
(Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 23 de abril de 2015, en www.vnavarro.org, 23/04/2015)
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