22.7.15

El BCE compra deuda pública por 60.000 millones de euros al mes. En total, el BCE prevé inyectar al menos 1,2 billones. ¿No se podrían coger de esa canasta los 80.000 millones necesarios para que Grecia satisfaga sus compromisos los próximos tres años?

"(...) Lo peor ha sido evitado: Grecia no ha sido expulsada de Europa y la zona euro no ha estallado; las consecuencias geopolíticas de la salida de Grecia ya no tienen por qué temerse. Pero, ¿a qué precio? ¿Cómo no compartir las preocupaciones del Spiegel que describe este acuerdo como "un catálogo de agravios" impuesto a Grecia y "un retroceso para Europa"?

 ¿Cómo no compartir la ira de miles de griegos que tienen la impresión de que su voto ha sido pisoteado? Sabiendo que los dos primeros planes de rescate, aprobados por "unanimidad", han llevado a un desplome de un 25% de la actividad del país y a que se disparen el paro y la pobreza sin que jamás disminuya la ratio deuda-PIB ¿quién puede pensar que este tercer plan puede sacar a Grecia de la crisis?

 ¿Cómo no ver el sufrimiento del pueblo griego cuando uno mira a esos jubilados cuyos ingresos han disminuido de un 30 ó 40% e intentan ayudar a sus hijos y a sus nietos sin tener con qué vivir dignamente? ¿Cómo aplaudir un acuerdo de contables cuando vemos a hombres y mujeres sufrir en carne propia la falta de acceso a la sanidad?  (...)

Sí, fuimos solidarios con Alemania en 1953, cuando este país pidió que se reestructurase su deuda y el conjunto de los acreedores aceptó una quita del 62%. Alemania se benefició también de un plazo de cinco años para pagar los intereses y de un período de 30 años para reembolsarla, sabiendo que se podían suspender los reembolsos si representaban más de un 5% de los ingresos debidos a las exportaciones. Y fuimos también responsables y nadie le pidió a Alemania que saliera de la Europa naciente. Y ningún contribuyente francés o italiano tuvo que pagar más impuestos por ello.

¿Por qué lo que fue posible en 1953 para Alemania no es posible en 2015 para Grecia? Ser responsable hoy exige ser solidario y proponer soluciones. Una situación aún más fácil hoy ya que, desde principios de año, el BCE compra deuda pública por 60.000 millones de euros al mes; 60.000 millones de euros creados ex profeso y puestos a disposición gratuitamente de los bancos privados. En total, el BCE prevé inyectar al menos 1,2 billones. 

¿No se podrían coger de esa canasta los 80.000 millones necesarios para que Grecia satisfaga sus compromisos los próximos tres años? (...)

Vemos claramente que el problema no es financiero sino, sobre todo, político: ¿es posible aún que un pueblo de Europa elija una política que rompa con las políticas neoliberales que guían el mundo desde hace unos treinta años? (...)

Europa se encuentra en una encrucijada. Desde 2008, se ha dado mucho a los bancos mientras que los pueblos se siguen apretando el cinturón. La vieja Europa ha muerto. Más allá de algunas medidas de urgencia para evitar el caos en Grecia, es prioritario construir una nueva Europa, empezando con un número restringido de países que compartan la misma ambición social y democrática, y por qué no, con el Eurogrupo. 

Una Europa que luche contra los paraísos fiscales y contra el dumping fiscal (¿saben que la tasa media de impuestos sobre beneficios ha caído de un 25% en Europa mientras que alcanza un 40% en EEUU?); una Europa que deje de oponer a unos pueblos contra otros y que alimente una caja de solidaridad mediante la tasa Tobin (una estrecha cooperación fue lanzada por 10 países en 2013 y pretendió implantar esta tasa sobre las transacciones financieras, aunque está bloqueada por los lobbies bancarios.

 Ésta podría reportar cada año entre 50.000 y 80.000 millones de euros según datos de la Comisión.) Una Europa que luche contra las deslocalizaciones con un Tratado de Convergencia Social; una Europa en la que los 1,2 billones que el Banco Central Europeo ha previsto inyectar al sistema en los próximos años se utilicen para financiar la economía real y, en particular, la transición energética, lo que permitiría reactivar la actividad en Francia y Alemania, así como en Grecia, en vez de alimentar la especulación; una Europa con menos competencias pero dotada de una diplomacia y defensa propias que la conviertan en una fuerza de paz; una Europa democrática en la que el poder no esté a manos de los lobbies y los tecnócratas, sino en el voto ciudadano que determine cada cinco años las políticas implementadas por un gobierno responsable ante el Parlamento... Pensamos que ha llegado el momento de reforzar políticamente el Eurogrupo. Necesitamos de nuevas instituciones políticas que puedan "federar" los estados miembros. 

(...) miles de europeos, confusos y atolondrados, miran este partido de ping-pong griego-alemán... En vez de rumiar esas humillaciones, en vez de grabarlas en los tratados, es urgente completar el acuerdo con Grecia para reestructurar su deuda e impulsar una negociación para fundar de nuevo Europa con los ciudadanos."               ( / / / 21 JUL 2015)

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