"(...) ¿Podía Tsipras haberlo hecho de otra forma? Esta pregunta
puede parecer estéril pero no lo es en la actual coyuntura pues la guerra
contra el neoliberalismo sigue en toda Europa y Tsipras no se ha pasado al
enemigo como Mitterrand. Es pronto para conocer todos los detalles pero había
indicios que presagiaban un desenlace como este.
1.) Tsipras y muchos otros europeos, han subestimado el
avance de las posiciones aislacionistas dentro de Alemania, su disposición a
sacrificar el proyecto europeo si este pone en duda el diktat de su hegemonía y su falta de escrúpulos democráticos: los
que conocemos el detalle de la historia de Alemania reciente estábamos
avisados.
Merkel era el poli bueno y Schäuble el poli malo, pero el que manda es
el segundo pues tiene a los lobbies económicos detrás.
También han subestimado
los sacrificios que los propios alemanes han hecho en favor de la
neocompetitividad/austeridad desde los años de Schröder, así como el
debilitamiento de una idea solidaria para Europa en las mentes de sectores muy
amplios de las clases medias y populares en los países “ricos” de la Unión.
2.) Cada vez que Tsipras regresaba de Moscú sin traerse a
Atenas un acuerdo de ayuda financiera de emergencia para hacer frente a un
posible estrangulamiento de los bancos griegos, se acercaba un poco más a la
situación actual.
Las razones últimas no las conocemos pero no cabe duda de que
la recesión en Rusia, provocada por la caída del precio del petróleo y las
sanciones económicas impuestas por la Unión Europea, han limitado su capacidad
de maniobra financiera en un momento clave de las negociaciones.
3.) Los que, sin molestarse en calcular los efectos, han
apostado desde el principio por una salida de Grecia del euro sin hacer todo lo
posible por evitarlo, se han colocado en esa posición de comodidad que
conocemos del infantilismo tan criticado en su día por Lenin.
Tsipras puso en
marcha un “grupo de crisis” para evaluar las consecuencias del Grexit, la
capacidad de los funcionarios griegos de poner en marcha un proceso tan
complejo como ese, para calcular el alcance de la dinámica especulativa que dicha
salida podía desencadenar, la consolidación de la casta que ha llevado al país
donde se encuentra ahora y que dispone de muchos euros escondidos debajo del
colchón y en cuentas corrientes en el extranjero con los que reforzar de nuevo
su posición en el país, había que calcular la ausencia de divisas para pagar
los insumos más elementales y mantener el país en marcha etc.
Con todo: Tsipras
debería haber preparado, desde el primer día, un plan B para hacerse con el
control del Banco de Grecia en el caso de que la Troika decidiera debilitar su
posición dejando los bancos griegos sin liquidez como así ha sucedido.
La
mayoría de los miembros del gobierno de griego -no así Varufakis- pensó que
este chantaje nunca se produciría, tenían miedo de que el Grexit se convirtiera en una profecía autocumplida y pensaban que
acercarse al punto de no retorno debilitaría su posición negociadora.
Pasó todo
lo contrario: un plan B, junto con una financiación de urgencia por parte de
Rusia, habría equilibrado la balanza de la negociación aunque no sabemos si lo
suficiente como para provocar un resultado distinto.
Pero la historia no ha terminado. Hay inversores de fuera
del bloque atlántico en espera de un acuerdo entre Grecia y la Unión Europea
para desembarcar en el país y provocar un efecto multiplicador que puede
impulsar el crecimiento. Las inversiones del paquete Juncker también podrían
empujar en un sentido similar, aunque de la Unión Europa no hay ya mucho que
esperar.
Grecia, precisamente porque sigue dentro, puede hacer valer ahora su
veto y su voto dentro de las instituciones europeas, lo cual puede tener
consecuencias geopolíticas que ni siquiera Alemania ni los países bálticos van
a se capaces de evitar: el ensañamiento de unos países con otros es una cosa
que se acaba pagando (...)
En España hace falta altura de miras para crear un bloque político con capacidad de ganar las elecciones en noviembre. Y hace falta también darle una solución federal al tema nacional pues una dinámica independentista secuestrará la agenda neoliberal y hará extremadamente vulnerable a un gobierno afin a Syriza con lo cual Grecia perderá un aliado que necesita para seguir enfrentándose a Goliat" (Armando Fernández Steinko, 21/07/2015)
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