28.8.15

Nos encontramos con un nuevo paradigma laboral: el del empleo precario y trabajadores pobres, tan conocido en países asiáticos

"(...) He aquí la mayor pega de esta nueva situación de aumento del empleo: la intensa y generalizada precarización del mercado laboral. La calidad de los nuevos puestos de trabajo es ínfima, y ello se constata atendiendo a cinco características esenciales:

1) La inmensa mayoría de los nuevos contratos son temporales. La proporción de trabajadores con contrato temporal ha aumentado notablemente durante el gobierno de Rajoy (en más de 1 punto porcentual), y la duración de los mismos es cada vez menor (mientras que en 2008 era de 78 días de media, en la actualidad es de 54 días). Esto último se debe en parte a que se registra el doble de contratos de un día de duración que en 2008.

2) El número de contratos a tiempo parcial aumenta a ritmos vertiginosos. La proporción de trabajadores a tiempo parcial sobre el total ha aumentado en casi 3 puntos porcentuales durante el gobierno de Rajoy. Es importante destacar que el 63,3% de todos ellos desearía trabajar a tiempo completo (en 2008 este porcentaje era de la mitad). Hoy día hay 230.100 ocupados a tiempo parcial más que hace justo 4 años, cuando había menos ocupados en total.

3) La remuneración de los nuevos empleos es notablemente reducida. Aún no existen datos actualizados al respecto, pero gracias a la teoría económica (que nos dice que con tasas de paro enormes como la actual la remuneración de los empleados tiende a caer), a la experiencia personal, y a los datos de los últimos años estamos en condiciones de afirmar que los nuevos salarios son muy reducidos. 

La mitad de los nuevos contratos producidos entre 2007 y 2013 tienen un salario por debajo de los 978 euros, algo que no ocurría desde hace 20 años si realizamos las comparaciones pertinentes.

4) Todos los nuevos contratos disponen de menos derechos laborales y de menor intensidad que los anteriores a 2010, debido a las reformas laborales llevadas a cabo por los gobiernos del PSOE y del PP. Los contratos indefinidos son una reliquia, porque hoy día apenas hay diferencia entre este tipo de contratos y los contratos temporales en materia de indemnización por despido y otras características. 

Además, cada semana hay casi 4 millones de horas extraordinarias que no se pagan (si esas horas se trasladasen a nuevos empleos a tiempo completo hablaríamos de la generación de 100.000 puestos de trabajo), y la tendencia es desgraciadamente ascendente.

5) Los nuevos empleos se registran mayoritariamente en los sectores típicos de la economía española: los de bajo valor añadido, replicando así el mismo modelo económico que nos trajo a esta situación de crisis y alejándonos de la urgente y necesaria transición de modelo energético y productivo.

 En los últimos 4 años, entre las ramas económicas que más empleo han creado destacan: hostelería, restauración, actividades inmobiliarias, actividades auxiliares a los servicios financieros y a los seguros, actividades de agencias de viajes, y actividades deportivas, recreativas y de entretenimiento. 

En cambio, entre las ramas económicas que más han destruido empleo están: fabricación de productos informáticos, electrónicos y ópticos, fabricación de material y equipo eléctrico, fabricación de otros productos minerales no metálicos, fabricación de productos metálicos, industria textil y metalurgia, fabricación de productos de hierro, acero y ferroaleaciones.

En definitiva: se crean nuevos empleos, sí, pero en unas condiciones mezquinas y de una calidad nunca vista. Contratos temporales, a jornada parcial, con salarios reducidos, con alta inseguridad laboral, con niveles de explotación destacables, y en actividades de bajo valor añadido, que explican que el porcentaje de trabajadores pobres no deje de aumentar y haya alcanzado la cota del 12,3% (más de dos millones de personas), situando a España en el tercer puesto de toda la Unión Europea en este desdichado ranking.

 Y todo ello sin olvidar que los que no tienen empleo también empeoran: el porcentaje de parados que reciben prestaciones por desempleo ha caído al 55,72%, un 7,7% menos que el año anterior. El Estado gasta ahora un 17,8% menos que hace un año en estas actuaciones. (...)

Nos encontramos con un nuevo paradigma laboral que comienza a asentarse poco a poco en nuestra economía: el del empleo precario y trabajadores pobres, tan conocido en determinados países asiáticos. (...)"               (

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