"Cualquier persona que estuviera en Nueva
York o tuviera familiares en Nueva York (como era mi caso) el 11 de
septiembre de 2001, nunca olvidará lo que ocurrió en esa fecha cuando
las Torres Gemelas colapsaron como resultado de un ataque terrorista de
las fuerzas militares de Al Qaeda.
En torno a 2.600 personas, todas
ellas civiles, murieron aquel día en la ciudad. Pero, por horrible que
fuera lo que ocurrió en Nueva York aquel día, lo peor para EEUU y para
gran número de países estaba por venir. El gobierno federal de EEUU,
liderado por el gobierno Bush junior, respondió con una invasión militar
de Irak, con la intención de eliminar el régimen de Saddam Hussein,
presentado (erróneamente) como el incitador y facilitador de aquel
ataque y portador de armas de destrucción masiva (que no existían).
Casi
un millón de personas –la gran mayoría civiles- han muerto desde
entonces como resultado de tal invasión y de la ocupación y conflicto
bélico que aquella intervención originó, no solo en Irak, sino también
en todo Oriente Medio. Es cierto que el régimen de Saddam Hussein fue
eliminado.
Pero el resultado que la invasión creó empeoró enormemente la
situación en aquel país y en la región. Movimientos fundamentalistas
islamistas surgieron con gran fuerza, el ISIS entre ellos, que, junto
con Al Qaeda, fueron extendiéndose en Irak y en los países vecinos.
El gobierno Aznar ayudó a tal invasión, y
los ataques de Atocha fueron una consecuencia de ello. El Reino Unido,
gobernado por el Sr. Toni Blair, también apoyó dicha invasión. Hace unas
semanas, Blair, a la luz de los horrores que creó aquella invasión,
aceptó que había sido un error.
No así el Sr. Aznar, que
previsiblemente, y con la rigidez y falta de comprensión de la realidad
internacional que caracteriza a la derecha española, continuó aferrado a
su visión del mundo. Hoy gobierna en España el mismo partido que la
gobernaba en aquel momento histórico. Y hay el peligro de que el
gobierno Rajoy actúe de la misma manera que actuó el gobernó Aznar.
¿Cómo está ahora respondiendo el
gobierno francés a la masacre de París? Lo mismo que el gobierno Bush
hizo en respuesta a la masacre del 11 de septiembre de 2001.
Cuando la invasión de Irak tuvo lugar,
el gobierno francés no la apoyó. Creía, con razón, que era un gran
error. El gobierno federal y el Congreso de EEUU respondieron a la falta
de cooperación francesa con un gran enfado. Según el Congreso de EEUU,
Francia -el aliado más antiguo de EEUU- los abandonaba, e incluso
traicionaba.
El plato de patatas fritas que servía el restaurante del
Congreso, conocido como “french fries” (“patatas fritas francesas”) fue
bautizado de nuevo como “liberty fries” (“patatas fritas por la
libertad”). El resto es bien conocido.
Un millón de muertos más tarde,
los movimientos fundamentalistas islamistas se han ido expandiendo en
toda el área. Y la situación ha empeorado claramente. Fue la invasión
patrocinada por el trío Bush-Blair-Aznar la que creó las condiciones
para que surgiera el Estado islámico.
El Estado iraquí, liderado por el
dictador Saddam Hussein, colapsó, iniciándose las luchas entre las
distintas partes y componentes de Irak, percibiéndose el nuevo Ejército
de Irak como un ejército –creado por las fuerzas ocupantes- carente de
legitimidad, visto por amplios sectores de la población como un nuevo
instrumento de represión interna. Fue en este contexto que aparecieron
las fuerzas radicales fundamentalistas islámicas que establecieron el
Califato o Estado Islámico.
Después de Irak surgió Libia, donde se
destruyó el régimen dictatorial laico del General Gadafi. La novedad fue
que esta vez Francia jugó un papel clave en el cambio del régimen de
Libia, bombardeando aquel país, con miles y miles de muertos civiles.
Los portavoces intelectuales del establishment político-mediático
francés, tales como la voz más servil de tal establishment, el Sr.
Bernard-Henri Lévy, presentó tal campaña militar como la “gran defensa
de los derechos humanos que caracterizaba al Estado francés”, frases que
fueron una copia mimética de lo que habían dicho las voces serviles de
establishment político-mediático estadounidense para justificar la
invasión de Irak.
La única diferencia era que Bernard-Henri Lévy hablaba
del Estado francés (heredero del imperio francés conocido por su
brutalidad en África) y en el caso de Irak se referían al Estado federal
estadounidense (cuyas intervenciones militares –excepto durante la II
Guerra Mundial- se han caracterizado por la ayuda a dictaduras
enormemente represivas).
Por lo visto, ni Bernard-Henri Lévy ni las
voces que apoyaron al Presidente Bush junior no se dieron cuenta de la
enorme contradicción de presentarse como defensores de los derechos
humanos cuando su mejor aliado en el Oriente Medio era Arabia Saudí, que
es uno de los regímenes más opresivos y crueles existentes en aquella
zona. Y es uno de los mayores financiadores de los extremistas
fundamentalistas islamistas.
Como era de prever, la caída del
dictador, el General Gadafi, creó un vacío de poder que lo ha llenado el
extremismo fundamentalista islamista. Hoy Libia es una enorme fuente de
yihadistas (véase mi artículo “¿Dónde está Bernard-Henri Lévy?”,
Público, 27.11.2013). Y ahora Francia y EEUU están intentando hacer lo
mismo con el régimen dictatorial laico en Siria dirigido por Asad.
Y no
hay duda de que ahora los bombardeos del gobierno francés sobre
poblaciones musulmanas que se ha intensificado este fin de semana como
respuesta a la masacre de París, además de aumentar el número de
refugiados (ver mi artículo “Las causas del problema de los refugiados”,
Público 09.11.15), aumentarán y expandirán el ISIS, creando mayor y
mayor simpatía por tal organización entre las poblaciones musulmanas.
En
realidad, el ataque de los yihadistas tenía como objetivo crear una
respuesta que haría escalar todavía más el conflicto, pues esta es
precisamente la causa de su crecimiento. Y como era predecible, al Sr.
Bernard-Henri Lévy le faltó tiempo para llamar a la guerra en nombre de
los derechos humanos (Bernard-Henri Lévy, “La guerra, manual de
instrucciones”, El País, 17.11.15).
Ahora bien, sería un enorme error
que España volviera a apoyar otra invasión, como antes apoyó la invasión
de Irak y de Libia. Pero mucho me temo que el gobierno español lo hará.
Y serán años de enormes tensiones, pues España está en un área muy
próxima a varios de los centros del conflicto.
¿Cuáles son las causas reales del crecimiento del movimiento terrorista fundamentalista islamista?
La gran mayoría de países donde hay un
conflicto bélico estaban regidos por sistemas casi feudales, como lo es
hoy Arabia Saudí. En todos estos países surgieron movimientos laicos
progresistas de distintas sensibilidades (que variaban desde socialistas
hasta comunistas) que deseaban cambios profundos en estas sociedades.
Cuando los regímenes feudales estaban cayendo, resultado de su presión,
los gobiernos occidentales apoyaron, dentro de las fuerzas laicas, a las
que frenaron el auge de los movimientos de izquierda, a los cuales
reprimieron.
El caso más claro fue el nacimiento del régimen de Saddam
Hussein, que se estableció con el apoyo del gobierno del Reino Unido y
de EEUU. En aquellos países en los que no pudieron parar a estos últimos
movimientos progresistas reformistas, entonces apoyaron a los
fundamentalistas religiosos, profundamente antireformistas, como fue el
caso de Afganistán.
Recordemos que Bin Laden había estado en la nómina
de la CIA del gobierno federal de EEUU. Y en Siria, el gobierno federal
de EEUU junto con el Reino Unido y Francia, ayudó en su día a los
fundamentalistas religiosos en su lucha contra el dictador laico Asad,
con el probable resultado que el colapso de tal régimen significaría la
ruptura de Siria, con una enorme expansión del ISIS en aquel territorio.
Pero los yihadistas tienen su propia dinámica, con su fundamentalismo
religioso que está hoy revolviéndose contra sus creadores. Lo que los
gobiernos que se autodefinen como democráticos tenían que haber hecho
era no intervenir a favor de las fuerzas más reaccionarias, que al
impedir los cambios estructurales en aquellos países han perpetuado
estructuras enormemente opresivas que están sojuzgando a sus pueblos y
que generan la radicalidad bélica religiosa que los gobiernos
occidentales apoyaron y que ahora se les vuelve en contra.
Una guerra de
clases se transformó deliberadamente (en un intento por parte de los
fundamentalistas religiosos de los dos lados del conflicto) en una
guerra de religiones que está recogiendo una enorme simpatía entre los
grupos musulmanes discriminados en los países democráticos (de donde
surgen terroristas), siendo Francia el caso más manifiesto.
El sueño de
la ultraderecha francesa, que puede en un día próximo gobernar Francia, y
el sueño del ISIS, es que haya una guerra de religiones, culturas y
civilizaciones, favoreciendo así el surgimiento del nazismo de nuevo en
Europa. Y ahí están las raíces del problema, y que los bombardeos
ayudarán a exacerbar y faciitar.
Creerse que el problema del terrorismo
se resolverá a base de bombardeos e intervenciones militares en Siria es
tan absurdo como creerse que la invasión de Irak y los bombardeos de
Libia resolverían los problemas del terrorismo fundamentalista
islamista. En realidad, han ayudado a su extensión. Así de claro." (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 18 de noviembre de 2015, en www.vnavarro.org, 18/11/15)
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