"El clima de la zona central de Chile permite el cultivo de cannabis en
condiciones idóneas, igual que para la industria del vino. Entre la
región de Coquimbo y el Biobío las características meteorológicas son
inmejorables entre los 600 y los 1.200 metros de altura.
En esta zona no
se necesitan luces artificiales, lo que da al país un espacio
privilegiado para el desarrollo del cultivo aprovechando la propia
naturaleza, por lo que la producción es más barata y ecológica.
Cada fila de la plantación tiene un cartel que indica la variedad y la
cantidad de plantas. La Fundación Daya envía un informe semanal al
Servicio Agrícola Ganadero (SAG) donde reporta cambios y la cantidad de
cosecha.
Un 60% está en invernadero y las 16 variedades fueron
importadas de Holanda. Cada planta puede dar entre 50.000 y 100.000
semillas, y una cinta de color en su base identifica la cepa a la que
pertenece.
La Fundación Daya ofrece atención médica y sus servicios tienen tal
demanda, que hay que esperar dos meses para conseguir una hora a bajo
costo. En paralelo, organiza conferencias informativas y talleres de
preparados medicinales de cannabis. Muchas veces no son los pacientes
los que se inscriben, sino sus familiares directos. (...)
En la cosecha trabajan entre 60 y 70 personas, la mayoría de la zona.
“Podríamos contratar a la mitad de trabajadores si usáramos máquinas,
pero no queremos. Valoramos la labor manual”, señala Pablo Meléndez,
encargado de operaciones de la granja.
“Chile tiene patologías que no están siendo bien atendidas, sin los
tratamientos necesarios, y el uso de la cannabis es una alternativa
barata, segura y eficaz. Nos parece un deber ético implementarla para
colaborar a aliviar el sufrimiento humano”, señala Ana María Gazmuri,
directora ejecutiva de Fundación Daya.
Paulina Bobadilla es presidenta y fundadora de 'Mamá cultiva', una
asociación que agrupa a 600 madres chilenas que autocultivan marihuana
para dar medicamentos a sus hijos enfermos. Su hija Javiera tenía apenas
ocho meses cuando le diagnosticaron esclerosis tuberosa.
“Tenía tumores
en todo su cuerpo que le provocaban convulsiones permanentes”, relata
su madre. A los dos años, el organismo de la niña no reaccionó a la
medicina tradicional, así que buscó terapias con cannabis y a fabricar
el aceite para su hija. Desde que la usa, hace cuatro años, “Javiera
está increíble y nunca más tuvo una descarga tras otra”. En la foto, la
madre, su niña y el padre, Francisco.
Arturo es un antiguo paciente de la Fundación Daya. A los 25 años le
detectaron espondilitis anquilosante, una enfermedad degenerativa que lo
dejó en silla de ruedas.
Durante cinco años utilizó tratamientos
tradicionales, consumiendo muchos fármacos, hasta que comenzó a fumar
marihuana como una forma de rebelión. “Descubrí que me iba sintiendo
mejor y poco a poco, me cambió la vida. Dejé las muletas y ahora puedo
andar en bicicleta hasta 100 kilómetros”, señala a los 39 años de edad.
El uso medicinal de la cannabis tiene la aprobación de 86% de los
ciudadanos, y 47% está a favor de legalizar la droga con fines
recreativos, según la encuesta Estudio Plaza Pública Cadem.
Actualmente,
el Congreso chileno discute un proyecto de ley para regularizar el auto
cultivo con fines medicinales y consumo privado. Aunque no está
prohibido y supuestamente solo se castiga el tráfico, la actual
normativa tiene vacíos y permite la discrecionalidad de las policías,
los fiscales y jueces.
No todas las enfermedades requieren necesariamente la misma cepa de
marihuana, explican en la Fundación Daya. Un paciente debería probar
distintas variedades hasta llegar a la óptima. La cannabis puede
adquirir distintos formatos para su uso medicinal: extractos, alimentos
(leche o mantequilla, por ejemplo), cremas o supositorios. Se puede
fumar con vaporizador y consumir fresca, como en smoothies.
En un galpón de la finca de Quinamávida se secan boca abajo las plantas
de marihuana que han sido cosechadas. A una temperatura de 22 grados y
50% de humedad, en una semana deberían estar listas para ser molidas y
trasladadas al Laboratorio Knop." (Sebastián Utreras, El País, fotogalería, 22/03/16)

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