"(...) La pobreza en España está causada
predominantemente por el elevado desempleo, la escasa ocupación y la
baja producción de puestos de trabajo bien remunerados y en condiciones
de estabilidad.
En realidad, las políticas de austeridad y reducción
salarial que han ido imponiendo el gobierno Zapatero primero y el
gobierno Rajoy más tarde, han empeorado la crisis y retrasado
enormemente la recuperación económica.
Y la pregunta que debe hacerse es: ¿por
qué se producen tan pocos puestos de trabajo? Y la respuesta es, que, en
gran parte, ello es consecuencia de que la demanda de productos y
servicios es muy baja, el mayor problema que tiene el mundo empresarial.
El lector se preguntará: ¿y cómo se puede aumentar la demanda? Y la
respuesta no es nada difícil de ver, aun cuando seguramente no la leerán
tampoco en los medios ni la verán en La Sexta Noche o en la televisión:
revertir las políticas de austeridad y eliminar las reformas laborales,
que han reducido sustancialmente los salarios, con un aumento mucho más
notable del salario mínimo del que está proponiendo ahora el Sr. Díez.
Otra medida sería estimular la creación
de empleo mediante una gran inversión pública en varios sectores de la
infraestructura social y física del país. Un ejemplo de ello sería la
creación de empleo en el escasamente desarrollado Estado del Bienestar.
Si España tuviera el mismo número de adultos trabajando en sanidad,
educación, servicios sociales, escuelas de infancia, servicios
domiciliarios, vivienda social y prevención de la exclusión social que
tiene Suecia (alrededor de 1 de cada 4, en lugar de 1 de cada 10, que es
la tasa de España), España tendría unos 3,5 millones más de puestos de
trabajo.
Si, además, invirtiera en reconvertir la infraestructura
energética hacia las fuentes renovables, se podrían crear fácilmente
400.000 puestos de trabajo. Y así un largo etcétera.
Otra forma de crear empleo es
disminuyendo el tiempo de trabajo, bajando el número de horas de trabajo
a 35 horas semanales y repartiendo el tiempo de trabajo, tal como se ha
hecho en Alemania, una de las causas de su bajo desempleo.
Y aquellas personas que no pudieran
trabajar tendrían que poder acceder a una renta garantizada que les
permitiera tener un nivel de vida digno, tal como ocurre en los países
del norte de Europa.
La predecible respuesta que economistas
como el Sr. Díez dan a estas propuestas es que son utópicas e
irrealizables. Constantemente se acentúa que el Estado no tiene tales
recursos. Pero ello no es cierto. El país es suficientemente rico para
pagar tales propuestas. El dinero existe.
Lo que ocurre es que el Estado
no lo recoge, o el Estado está sujeto a unas reglas a todas luces
erróneas (como el infame artículo 135 de la Constitución, o el Tratado
de Maastricht), que establecen un orden de prioridades que dan mayor
peso a pagar a los bancos los intereses de la deuda pública que a
invertir en las escuelas, o a estar forzados a tener unos niveles de
déficit público arbitrarios e innecesariamente constrictivos.
La
realidad es que si las rentas del capital se gravaran en España al mismo
nivel que las rentas del trabajo, si además no se permitiera la
utilización de paraísos fiscales y si se consiguiera, en su lugar,
eliminar el fraude fiscal de las grandes familias, de la banca y de las
empresas que facturan más de 150 millones de euros al año, se podrían
obtener fácilmente más de 80.000 millones de euros más de los que el
Estado recibe.
Es más, el BCE debería prestar dinero a
los Estados directamente a los mismos intereses que a la banca privada, a
fin de financiar tales inversiones públicas, financiación que debería
realizarse a través de bancas públicas.
En realidad, el Estado ya podría
hacerlo. Y si no lo hace es porque está sujeto a una excesiva
influencia de las mismas fuerzas financieras y económicas que han estado
presionando a favor de las políticas neoliberales que han beneficiado
sus intereses a costa de los intereses de la mayoría. Así de claro."
(Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 31 de marzo de 2016, en www.vnavarro.org, 31/03/16)
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