5.7.16

¿Se puede vivir desahuciado y en la 'lista negra' de los bancos? Sí, pero es difícil

"En España ha habido 600.000 ejecuciones hipotecarias. Las víctimas deben aprender a vivir al margen del circuito financiero y sin poder contratar suministros básicos como teléfono, Internet o electricidad.

 “No tengo cuenta bancaria, porque me la embargarían. Eso significa que tampoco puedo contratar ningún servicio para el que se exija domiciliación bancaria, como teléfono fijo, Internet, seguros o suministros de electricidad, gas y agua, y las empresas de telefonía móvil tampoco me quieren hacer un contrato. Por supuesto, mi situación me impide alquilar una vivienda, y me cuesta mucho comprar vuelos o alquilar un coche, porque se suelen pedir tarjetas de crédito o débito”. 

Con estas palabras comienza el testimonio de una persona que figura en la 'lista negra' de morosos bancarios. Accede a hablar con CTXT a cambio de que no desvelemos su nombre, “por si acaso: llevo mucho tiempo alejado de los bancos y no quiero darles pistas para que me encuentren”  (...)

Pocos años después, llegaría el crash financiero de 2008, la escalada de las cifras de desempleo, el estallido de la burbuja inmobiliaria y el repentino y brusco hundimiento de todo lo que se suponía que nunca iba a bajar, empezando por el precio de la vivienda. (...)

Fue exactamente el caso de Gustavo y su pareja: ambos se quedaron sin trabajo mientras el Euribor subía y los plazos de la hipoteca no daban tregua. 

“Aquello dinamitó nuestra convivencia: el miedo, la angustia por no poder pagar, el peso de la deuda, la preocupación por la niña... La relación se rompió y yo me acabé yendo a vivir a casa de un amigo”, relata Gustavo, quien durante algún tiempo siguió ingresando a su expareja su parte de las mensualidades de la hipoteca. 

“Hasta que un día fui a preguntar al banco y descubrí que ella llevaba meses sin pagar, por lo que ya se había iniciado un proceso de desahucio. Ahí pensé que había tocado fondo, que lo había perdido todo. No me imaginaba que lo peor estaba por llegar”. 

Como muchas otras familias que compraron una vivienda en los años de la burbuja pensando que el peor escenario posible era el desahucio, Gustavo experimentó en sus propias carnes lo que es estar en la 'lista negra' de los bancos. 

“Al principio, me llamaban a todas horas con tono amenazante para exigirme que pagara y, de la noche a la mañana, me vi excluido de los servicios bancarios, lo cual, en un mundo como el nuestro en el que casi todo pasa por un banco, equivale casi a estar fuera de la sociedad”.  

Según explica José María Domínguez, activista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) que asegura atender cada semana a 3 o 4 personas en esta situación, “ser moroso supone acarrear un estigma ante la sociedad: muchas personas se culpabilizan, pierden amigos, quedan desplazadas de la sociedad”. 

Gustavo explica que la combinación de la ruptura sentimental, la separación de una niña que había sido como una hija para él, la pérdida de su trabajo y el peso de la deuda sobre sus espaldas le provocó una profundísima depresión de la que tardó años en salir.

 “Me sentía muy culpable, porque la madre de mi expareja, una mujer muy buena y analfabeta, había puesto como aval de nuestra hipoteca su propia casa, y aún me destroza pensar que seguramente la perdió”, se lamenta.

 “Te sientes como un delincuente con todas las llamadas que te hacen, las cartas del juzgado... Nadie tiene en cuenta el drama que hay detrás: la niña que se ha quedado sin hogar, la abuela que ha perdido la casa, las vidas truncadas por haber tomado una mala decisión en el peor momento”, enfatiza Gustavo, quien cuenta que en varias ocasiones ha estado “muy cerca del suicidio”.

¿Qué 'lista negra'?

Conviene aclarar qué es eso de la 'lista negra' de los bancos. O mejor dicho, las listas negras, porque hay varias, con nombres como Cirbe, ASNEF y RAI, y fundamentalmente son listas de morosos elaboradas por diferentes empresas y organismos, ninguno de los cuales ha querido responder a las preguntas de CTXT.(...)

Pero, ¿cuáles son exactamente las consecuencias de figurar en uno de estos registros? Desde la Asociación para la Defensa de los Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae), aclaran que “el hecho de figurar en una lista de morosos no implica directamente la imposibilidad de contratar servicios o productos con terceras empresas: depende de que se crucen los datos. 

El problema es que la mayoría de entidades financieras y de prestación de servicios básicos de consumo tiene acceso a estas listas y, si detectan que un futuro cliente está registrado, deniegan el contrato”.

Según cuenta José María Domínguez, “no es que estar en la 'lista negra' te impida tener una cuenta en un banco, sino que, si así lo determina un juez, todas tus cuentas quedan embargadas, por lo que todo el dinero que metas te lo quitan automáticamente. 

Por eso recomendamos a los afectados que cobran una pensión o alguna prestación que saquen el dinero un minuto después de haber cobrado cada mensualidad, anticipándose al embargo”, explica. Otra de las recomendaciones que Domínguez suele hacer a las personas en esta situación que llaman a la PAH para pedir consejo es que “un familiar o amigo abra una cuenta y autorice al moroso a operar con ella. Hecha la ley, hecha la trampa”, resume.   (...)

“Salir de un registro de crédito es complicado y, con frecuencia, requiere un asesoramiento profesional” y por tanto de pago, advierte Santiago Carbó, quien cree que “estos registros no deben ser una losa: si el historial ha cambiado, debería reflejarse y garantizar una salida rápida”. 

Según explica Adicae, “hacer desaparecer cualquier rastro de ficheros de morosos es una tarea difícil”, ya que, para ello, “es necesario abonar el pago y enviar el resguardo, por burofax principalmente, al gestor del fichero o bien ponerse en contacto con la empresa con la que se han saldado las deudas y que sea ésta la que, igual que dio la orden de inscribir al usuario, dé la orden de ser borrado”.  (...)

Gustavo, que fue desahuciado hace siete años, no se inmuta cuando le hacemos ver que probablemente ya no esté en la lista de morosos. “Ya me he acostumbrado a vivir así y no quiero saber nada de los bancos”, asegura. Reconoce, en este sentido, que tiene “mucha suerte”, ya que cuenta con el apoyo de su familia. 

Vive en casa de unos tíos, que además le dan trabajo en su empresa familiar como transportista, cobrando en negro. “Sinceramente, me da lo mismo si estoy o no en la lista negra. He aprendido a vivir con poco y a preocuparme solo por el presente. No necesito una cuenta bancaria para nada”, remacha.  (...)

¿Cuántos desahuciados hay en la 'lista negra'? 

(...) Así las cosas, lo más que podemos hacer es aproximarnos a la cifra de familias desahuciadas. Según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), desde el principio de la crisis se han registrado en España en torno a 600.000 ejecuciones hipotecarias, lo cual no significa que esa sea exactamente la cifra de familias expulsadas de sus hogares.  (...)

Existe una estadística algo más afinada que, aunque tiene el inconveniente de estar algo desfasada, sirve para hacerse una idea de la magnitud del fenómeno. La publicó el Banco de España el año pasado y señala que entre 2012 y junio de 2014 se produjeron 97.577 ejecuciones hipotecarias de inmuebles utilizados como residencia habitual. 

Asimismo, revela que el número de entregas de viviendas habituales en relación con el número de hipotecas fue del 0,6 % en 2014. De ellas, un 45,2 % se resolvió con la dación en pago, una cifra sorprendente si tenemos en cuenta que el 87,6 % de las hipotecas que dieron lugar a entregas judiciales de viviendas ocupadas se originó en 2007 o antes, es decir, con anterioridad al estallido de la burbuja inmobiliaria y la recesión económica. (...)

 La cláusula culpable de los desahucios 

(...) denuncia “una cláusula presente en todas las hipotecas y que es la que precipita la ejecución hipotecaria y a su vez el desahucio: se trata de la cláusula de vencimiento anticipado, por la cual el banco puede dar por concluido el contrato en caso de tres impagos” e iniciar el proceso de lanzamiento.

 Según indica la entidad, “el voto particular emitido por el magistrado del Tribunal Supremo Francisco Javier Orduña en una reciente sentencia del Tribunal Supremo ha abierto la puerta a anular esta cláusula y acabar con los desahucios en España. El Supremo dijo que esa cláusula es nula pero no anulaba sus efectos, contradiciendo la normativa europea”, denuncia. (...)

En la 'lista negra' por cambiar de compañía de teléfono o pedir un microcrédito 

Un usuario que vive de alquiler tiene contratado el teléfono con una empresa de telefonía. Al cambiar de casa, llama a la compañía para dar de baja el servicio, pero la empresa no tramita bien la baja y genera una deuda sin que el consumidor lo sepa. Años después, cuando el consumidor decide contratar una hipoteca, el banco se la deniega porque ha encontrado una deuda pendiente. 

Según Adicae, este es “un ejemplo real y cotidiano” y una de las principales puertas de entrada a los registros de morosos. La entidad indica que “en la gran mayoría de los casos se entra en estas listas por impago de servicios de suministro (telefonía, energía…)”, además de por impago hipotecario.

 “Los cambios de operadores, permanencias no cumplidas o facturación excesiva en servicios tan básicos como la luz, el agua o la telefonía centran la mayoría de los casos inscritos en este tipo de bancos de datos”, asegura la entidad.

Una vez que se está en la lista, el usuario verá rechazadas sus solicitudes de crédito o contratación en la mayor parte de las entidades financieras y de prestación de servicios básicos, “a pesar de que a veces las deudas son injustificadas o incluso se han generado por culpa de la empresa que inscribió al usuario en una lista de morosos”. 

Y conseguir salir de la lista es “especialmente difícil si no se está de acuerdo con la deuda”, señala Adicae. “En el caso de que un consumidor no pague la deuda que le exigen porque cree que no le corresponde debe presentar una reclamación ante la empresa alegando que no está de acuerdo y reclamar ante una asociación de consumidores o una oficina de consumo”, y esperar.

Microcréditos de usura

Por otro lado, Adicae alerta de que “cada vez más consumidores recurren a créditos rápidos, una fuente habitual de entrada en las listas de morosos y de empresas de recobro, a las que las entidades de crédito revenden las deudas”. 

Las empresas que conceden créditos rápidos y microcréditos “imponen intereses de usura” que, en caso de impago, pueden generar una deuda mucho más alta que la cantidad del crédito, hasta el punto de “pedir 300 euros para cubrir una necesidad y acabar con una deuda de más de 3.000 euros que puede llevar a perder bienes como la casa”, asegura la entidad. (...)

(...) la paradoja de que muchas de las empresas que ofrecen créditos rápidos utilizan como reclamos publicitarios eslóganes donde afirman no tener en cuenta los registros de morosos, para así atraer a las personas a las que la banca ha denegado un crédito al consumo tras comprobar que está incluido en una lista de morosos”."               (Bernat garau, CTXT, 15/06/16)

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