"No hay plena conciencia, entre el establishment político-mediático que
gobierna España, de las consecuencias de los recortes que han ocurrido
durante estos últimos años (2008-2016) en la educación pública (...)
Estos recortes del gasto público educativo se han estado aplicando (en
realidad, debería utilizarse el término “imponiendo”, pues ninguno de
los partidos gobernantes en España –ni el PSOE ni el PP- tenían en su
programa electoral la realización de tales recortes) con una intensidad
que no había ocurrido en ningún momento anterior del periodo
democrático. (...)
Si un ejército extranjero enemigo hubiera ocupado el país e impuesto
estas políticas de recortes, es más que probable que hubiera habido una
rebelión popular, oponiéndose a la ocupación del país por una fuerza
política extranjera que, con sus políticas, estarían afectando muy
negativamente el futuro del país a base de destrozar su sistema
educativo.
Sin embargo, no ha habido tal rebelión pues, en parte, no hay
plena conciencia del enorme deterioro de la educación pública (ya que,
salvo contadísimas excepciones, los medios no han estado informando de
la enorme gravedad de la situación).
Pero otra razón de que no haya
habido tal rebelión es también debido a que el que realiza estos
recortes no es una fuerza extranjera, sino que son los propios gobiernos
españoles, los cuales los justifican aludiendo que “no hay ninguna otra
alternativa posible” (la frase más utilizada por los dirigentes
políticos responsables de tales políticas) (...)
Ahora bien, la causa más importante de que no haya una revuelta en las
calles en referencia a lo que está ocurriendo con la educación pública
de este país es que los sectores más pudientes de la población, el
25-30% de renta superior del país, no queda especialmente afectada por
los recortes, pues llevan a sus hijos a la escuela privada (que recibe
unos subsidios públicos llamados concierto), siendo las clases populares
las que más utilizan las escuelas públicas. (...)
La escuela de este país dista mucho más
de ser el crisol de la sociedad donde se cocina la cohesión social. En
realidad, el sistema educativo produce dos tipos de ciudadanos: uno, el
ciudadano de primera, miembro de las clases dirigentes; el otro, el
ciudadano de segunda, miembro de las clases populares subalternas.
Hagan
un estudio del tipo de escuelas a las que asistieron los miembros de
los gobiernos españoles y lo verán. Un 72% de todos los ministros de los
gobiernos españoles (fueran estos socialistas o populares) fueron a
escuelas privadas. En realidad, este porcentaje es similar al que otros
estudios han mostrado para periodos anteriores, durante el siglo XX.
Esta polarización educativa responde a
un enorme poder de las clases pudientes, a través de los partidos
políticos de sensibilidad conservadora y liberal (lo que se conoce –a
nivel de calle- como las derechas).
A mayor poder político de tal clase
social, mayor polarización del sistema educativo. No es de extrañar,
pues, que uno de los sistemas escolares más polarizados en España sea el
catalán, resultado de haber sido, Catalunya, gobernada durante la
mayoría del periodo democrático por una alianza de un partido liberal
(CDC) y un partido democratacristiano (UDC).
El supuesto nacionalismo de
esta coalición gobernante promocionó paradójicamente uno de los
sistemas educativo más descohesionados de España. Catalunya es una de
las Comunidades Autónomas con mayor división de la población por clase
social en su sistema escolar. (...)
Otra relación estadística demostrada es que, a mayor poder de las
derechas, mayores son los recortes en el gasto público educativo.
España, de nuevo, es uno de los países de la UE-15 que ha recortado tal
gasto de una manera más acentuada durante la Gran Recesión (recortes
realizados, en su mayor parte, durante la época del gobierno Rajoy), con
una reducción del 18,4% durante la mayoría del periodo de austeridad,
agravada por el hecho que ha coincidido con una expansión de la
población escolar (un 6,67%) durante el mismo periodo (2009-2016).
Ningún otro país (excepto Grecia) ha visto unos recortes tan acentuados
como en España. Y Catalunya ha sido una de las Comunidades Autónomas que
más ha recortado el gasto público educativo. (...)
Esta pobreza de recursos e intensidad de
recortes aparece también en otros componentes del sistema educativo,
como es la educación universitaria. La universidad pública ha sufrido de
una manera muy marcada, no solo en capítulos como investigación, sino
también en becas y ayudas al estudiante, así como en formación al cuerpo
docente. Algunos de estos capítulos han incluso desaparecido de los
presupuestos educativos.
Pero ha sido en los programas de
formación ocupacional donde tales recortes han sido incluso más
acentuados, recortes que han tenido lugar a la vez que aumentaba
significativamente la necesidad por tales programas, debido al gran
crecimiento del desempleo.
Según los estudios del sindicato CCOO, tal
gasto se ha reducido casi por la mitad durante el periodo de austeridad.
De nuevo, uno de los lugares de España donde los recortes han sido más
acentuados ha sido Cataluña. (...)"
( A raíz del inicio del año escolar, el profesor Navarro vuelve a
publicar en su blog este artículo publicado en el diario PÚBLICO, 25 de
agosto de 2016; en www.vnavarro.org, 13/09/16)
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