"Mariano Rajoy lanzó ayer a los capos
autonómicos reunidos en Madrid una ducha fría capaz de hacer
reflexionar, no digamos ya reaccionar, a un país formado por una
ciudadanía mayor de edad que sabe dónde le aprieta el zapato.
Dijo el
gallego que la recaudación fiscal en 2017, aunque creciendo, seguirá
quedándose 20.000 millones por debajo de la que se alcanzó en 2007,
justo hace una década, en tanto que el gasto en pensiones habrá
aumentado en 40.000 millones más. (...)
Parece evidente que, a pesar de los esfuerzos de Montoro, la burra de los ingresos no da más de sí en un escenario de normalidad inmobiliaria, sin boom
del ladrillo. Habrá que operar sobre la variable de los gastos, más aún
en la perspectiva de un crecimiento menguante, con aumento de tipos de
interés, precios del crudo y amenaza de proteccionismo. (...)
¿Tomará medidas este hombre tras semejante revelación? Pues va a ser que no. De acuerdo con la crónica que David Martínez publicaba ayer en este diario,
Rajoy anunció que “existen compromisos ineludibles con Bruselas y hay
que seguir reduciendo el déficit público, lo que mengua el margen de
maniobra de las administraciones. (...)
Las pensiones, por ejemplo, ¿quién dijo miedo? ¿Quién habló de que el
sistema puede quebrar, cuando se pueden seguir pagando tranquilamente
con deuda? Sí, con deuda. Sale uno al mercado y pide prestado, se
endeuda sin problemas, que ahí está el anuncio jubiloso de todas las
semanas: “El Tesoro coloca con éxito –atención a lo del “éxito”- 6.000
millones de euros en el mercado”.
Ergo, podemos seguir tirando de la
deuda, ¿por los siglos de los siglos? ¡Ah, ojo, un momento!, porque
puede que un día esos mercados, esos bancos, llamen a la puerta diciendo
que ya no nos prestan más porque lo nuestro ha pasado de castaño a
oscuro… Y entonces del graderío llega rugiendo un oleaje de abucheos y
gritos de aguafiestas, cenizo, gafe, mamón…
Que siga la fiesta, sí,
paguemos las pensiones con una deuda que ya alcanza el 100% del PIB, ya
no podemos más, estamos al límite, pero habrá que poder, camina o
revienta y que le den a las nuevas generaciones, españolito que vienes
al mundo, la juerga patria debe continuar. (...)
El gobierno del PP se encuentra cómodo en su falsa balsa de aceite. Hay
dinero sin cuento a tipos bajos gracias al BCE y su inagotable quantitave easing. Se puede seguir gastando. (...)
Pero todo es frágil e inestable. Cualquier cambio en la coyuntura
internacional podría poner al Reino contra las cuerdas en un abrir y
cerrar de ojos, llevando la prima de riesgo otra vez por las nubes, con
lo que ello supondría en términos de encarecimiento de una deuda ya
mastodóntica.
Los desequilibrios presupuestarios no están controlados y,
lo que es peor, no hay expectativa razonable en el medio plazo, tal vez
incluso en el largo, de un Gobierno capaz de coger el toro por los
cuernos, sin pusilánimes, sin pesebres intocables, y hacer lo que habría
que hacer. Trump, Brexit, crisis de la UE… Demasiados riesgos para un
Gobierno que aparentemente solo tiene un plan: que no se pare la música (...)" (Jesús Cacho, Vox Populi, 18/01/17)
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