"A primera vista, los datos macroeconómicos de Holanda
son bastante positivos tras unos cuantos años de políticas de
austeridad: el paro es del 5,4%, el déficit público del 1%, la deuda
pública representa el 63% del PIB y la cuenta exterior registra casi un
10% de superávit. Aparentemente, todo un éxito.
Pero
detrás de ellos hay un panorama muy negro que ha producido cambios
políticos y auténticos demonios que están a punto de salir plenamente a
la luz en las elecciones generales del próximo 15 de marzo. Así lo
advierte el profesor de economía e investigador holandés Servaas Storm,
en un artículo en el que se pregunta si Holanda será la próxima pieza
del dominó europeo que caerá ( Will the Netherlands be the next domino to fall?).
Storm señala que, detrás de esos grandes números, hay
otros que reflejan lo que de verdad va a marcar el futuro de ese país.
Según ha señalado el propio Banco Central holandés, si a la tasa de paro
oficial se le suman los trabajadores desanimados que ya no buscan
trabajo y los que trabajan a tiempo parcial contra su voluntad, porque
quisieran trabajar más horas, el paro sería tres veces mayor que el
oficial, el 16%.
E indica Storm que el porcentaje de empleos seguros ha
caído del 56,8% en 2008 al 30,5% en 2015 y que el empleo temporal ya
supera el 20% del total.
¿Qué ha pasado en Holanda en realidad?
(...) Dejándose llevar por la locomotora alemana y gracias a la política monetaria del Banco Central Europeo, la economía alemana ha salido adelante con un notable superávit.
La austeridad ha aumentado el beneficio de las grandes empresas y la actividad económica pero a costa de deteriorar el mercado y las condiciones laborales, como acabo de señalar, y de reducir enormemente el gasto social en educación, salud, viviendas sociales, I+D, atención a personas mayores e infancia, protección ambiental....
La consecuencia, en paralelo
con el aumento del beneficio empresarial, ha sido la caída en el
ingreso de las clases medias y bajas, la pérdida de derechos y
prestaciones sociales, un gran descontento ciudadano que incluso se
manifiesta en el gran incremento de las enfermedades mentales y en
consumo de antidepresivos, e incluso en el riesgo de que la economía se
deteriore pronto por la debilidad del mercado interno.
Tanto es así, que
hasta el Banco Central holandés está reclamando que suban los salarios
(como dice, Storm, debe ser el único banco central en el mundo que pide
eso hoy día). (...)
En las encuestas que se vienen realizando la izquierda más alternativa
(el Partido Socialista y el Partido Verde) sube un poco (especialmente
el segundo) pero no lo suficiente, mientras que el centro-izquierda se
derrumba por el hundimiento de la socialdemocracia después de haberse
convertido en ejecutora de las políticas de recortes que han generado el
gran descontento de las clases medias y trabajadoras. Solo la extrema
derecha avanza y será el neofascista Geert Wilders, líder del Partido
por la Libertad (PVV), quien con toda probabilidad va a ganar las
próximas elecciones. (...)
las ideas xenófobas de Wilders, sus propuestas no solo
contra el euro sino contra Bruselas y el Banco Central Europeo, es
decir, contra la propia Unión Europea, a medio plazo se irán extendiendo
y acomodándose en la agenda holandesa y europea y, de manera inmediata,
su victoria dará alas a los partidos neofascistas que defienden lo
mismo en Francia e Italia.
Las políticas de
austeridad ya trajeron el nazismo y las calamidades que vinieron tras él
a la Europa de los años treinta del siglo pasado. Y ahora la codicia de
las oligarquías europeas, la incompetencia y la ceguera ideológica de
nuestros gobernantes y, lo que es peor, su complicidad con los grandes
grupos de poder, nos están poniendo, a todos y no solo a Holanda, al
borde del mismo abismo.
Las izquierdas, mientras tanto, se miran el ombligo y discuten entre ellas si se trata de galgos o podencos." (Juan Torres López, eldiario.es, 08/03/17)
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