"El
inicio de la gran crisis económica de este siglo hizo plantearse a la
profesión económica el rol de la política económica en la gestión de
dicha crisis. (...)
En
la periferia de la zona euro se impuso el discurso de la austeridad o
prudencia fiscal, el cual conllevó a realizar una serie de ajustes
fiscales concentrados en la reducción del gasto público en plena
recesión económica.
Ya
pasados unos años, si evaluamos estas políticas nos encontramos con
resultados poco alentadores. Tomando como referencia los países que
presentaron mayores tensiones fiscales (España, Grecia, Irlanda y
Portugal) observamos que las grandes reducciones del déficit fiscal no
siempre han resultado en una caída de la deuda pública como fracción de
la producción nacional.
Llegado
este punto cabe preguntarse, ¿existía alternativa a la política de
consolidación fiscal?, ¿una política expansiva o menos austera habría
tenido mejores resultados?
En un trabajo reciente House, Proebsting y Tesar (2017) realizan
un ejercicio en el cual analizan la evolución actual del PIB per cápita
y la deuda/PIB para una muestra de 28 países europeos más los Estados
Unidos y la comparan con un escenario en el cual no se hubiera
implementado una contracción fiscal.
El
resultado es llamativo para cierto grupo de países, los GIIPS (Grecia,
Irlanda, Italia, Portugal y España). Entre el segundo trimestre del 2009
y finales del 2014 el PIB per cápita disminuyó en casi 18%, en ausencia de políticas de austeridad dicha caída habría sido solo de 1%.
Como
se menciona arriba una de las motivaciones de la contracción fiscal fue
la escalada en los niveles de deuda, no obstante los autores destacan
como por ejemplo en los GIIPS el ratio deuda/PIB se incrementó en 20 puntos entre 2008 y 2014. De no haberse realizado las consolidaciones fiscales la deuda/PIB solo habría aumentado alrededor de 10 puntos. (...)
¿Cómo
se llega a estos resultados?. Los autores observan que una contracción
fiscal disminuye la actividad económica, lo cual a su vez reduce la base
impositiva e impacta negativamente sobre los ingresos fiscales. Lo
anterior hace que crezca el ratio deuda/PIB contrario a los supuesto por
dicha política.
Según
lo anterior las políticas de austeridad no solo no han cumplido con su
objetivo de disminuir los niveles de endeudamiento, sino que han hecho
que las economías más vulnerables de la zona euro no hayan salido antes
de la crisis o permanezcan inmersos en la misma.
El
factor clave de estos resultados es el valor del multiplicador fiscal
que emplean los autores. Estiman un multiplicador igual a 2
aproximadamente, por lo que un impulso fiscal posee un efecto
relativamente alto en la actividad económica.
Esto permite que el
endeudamiento adicional en el cual se incurre para financiar la
expansión fiscal sea menor que el incremento de la actividad económica,
obteniendo como resultado una menor variación de la relación deuda/PIB y
por ende evitar un deterioro de la situación fiscal.
Dicho
valor es crucial para evaluar la alternativa a una consolidación
fiscal, pero cuando se analiza la evidencia empírica observamos que
dicha cifra dista de ser única. En un trabajo de Gechert y Will (2012) se
obtienen 743 valores para el multiplicador a partir de la revisión de
89 trabajos desde 1992 al 2012.
El rango de valores (eliminando los
extremos) va de -2,2 a 4. La dispersión que se observa es consecuencia
de diferencias de metodología, países, períodos de tiempo,
identificación del impulso fiscal, la interacción con la política
monetaria, etc.
Pero
un factor importante que podría influir el tamaño del multiplicador es
la situación económica, el ejercicio arriba expuesto parte
implícitamente de la idea de que en épocas de recesión los impulsos
fiscales son más efectivos y por ende la austeridad es perjudicial en
términos de actividad económica en estos casos.
En esta situación el
impulso fiscal podría detener la caída del consumo privado a la vez que
generar los estímulos de demanda que incentivarían a una mayor inversión
privada y por ende creación de empleo.
Aplicando esta idea de que el multiplicador es contingente a la situación económica, Auerbach y Gorodnichenko (2011) estiman
valores del multiplicador para Estados Unidos empleando una metodología
que distingue entre épocas de recesión y expansión.
Los autores encuentran multiplicadores mayores en épocas de recesión económica,
sus resultados van de -1,03 a 5,28 (ambos empleando el gasto militar
como variable). Aunque los autores expresan que sus estimaciones
preferidas corresponden a un multiplicador entre 0 y 0,5 en expansiones y
entre 1 y 1,5 en recesiones.
La evidencia empírica en este caso es clara: las expansiones fiscales son más efectivas en épocas de recesión.
(...) pareciera difícil llamar exitosas a las actuales políticas de
austeridad. No sólo no han logrado disminuir los niveles de
endeudamiento ni volver a los niveles de renta previos a la crisis, sino
que muchos de los recortes han debilitado algunas de las redes de
protección social incrementando los riesgos de pobreza y disminuyendo
las probabilidades de movilidad social." ( Kamal Antonio Romero, Agenda pública, 15/03/17
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