"Un país rescatado, en el universo de la austeridad,
saliendo de la crisis, con vigilancia máxima de la troika y reduciendo
las desigualdades sociales. Bajo este escenario, suenan racionales las
palabras del jefe del Ejecutivo luso: "El año 2016 ha acabado en
perfecto estado de revista", dijo Antònio Costa.
No es para menos. Después de sólo dos planes presupuestarios de la coalición de izquierdas, Portugal, uno de los socios rescatados por el club del euro,
ha retornado a la senda del crecimiento. Todavía mejor. Ha conseguido
reconducir el déficit fiscal hasta el 2,1%, cuatro décimas por debajo de
la exigencia del Eurogrupo, un nivel desconocido desde la época de la
transición a la democracia, en 1974.
Con reducción de las desigualdades. Los
ciudadanos lusos han visto recuperarse a los salarios, las pensiones y
el empleo. Hasta cotas previas al inicio de la crisis. Con un recetario
keynesiano, alejado de la rigidez presupuestaria inculcada (y exigida)
desde Alemania a sus socios monetarios en riesgo de quiebra.
Hecho incontestable, que otorga a Costa la
recompensa del deber cumplido. Su compromiso electoral de “pasar la
página de la austeridad” es una realidad. Antes, incluso, de rebasar el
ecuador de su mandato.
La recuperación de la economía lusa ha sido admitida por las autoridades comunitarias.
Màrio Centeno, su titular de Finanzas, lo describió como “una gradual
asunción de la realidad”, después de trece trimestres consecutivos de
crecimiento y un dinamismo del 2% en el último tramo de 2016. “A lo
largo del proceso de consolidación presupuestaria, la economía
portuguesa ha sido capaz de adentrarse también en la senda de los
números negros”, explicó Centeno en la última reunión del Eurogrupo.
(...) la economía portuguesa no puede cantar aún victoria. El consenso del
mercado alerta de dos notables nubarrones en el horizonte inmediato.
El primero, el coste de la recapitalización bancaria que todavía
debe acometer el Ejecutivo. El Eurogrupo califica de “sumamente frágil”
al sistema financiero. El Gobierno luso tuvo que emplear 4.400 millones
de euros en 2014 para limpiar los activos tóxicos bancarios. (...)
El segundo factor de riesgo es la desorbitada deuda pública, en
el entorno del 130% del PIB -más de 232.000 millones de euros-, y que no
tiene visos de moderarse a medio plazo, ya que podría añadir más lastre
si el déficit se deteriora de nuevo. (...)
En Portugal, el gabinete Costa ha sido capaz de devolver al mercado
laboral 90.000 personas, según las estimaciones oficiales, lo que ha
dejado la tasa de paro al borde de abandonar los dobles dígitos. La
Comisión augura un 10,1% de desempleado este año y un 9,4% en 2018. (...)
Peter Goves, estratega de Citi, lo explica de forma gráfica al afirmar
que el crecimiento portugués, sus necesidades financieras, la
consolidación de sus cuentas y la recapitalización de sus bancos están
en mejor disposición que, por ejemplo, Italia. (...)
En Lazard se confía en que el despegue progresivo del sector exterior
añada el suficiente combustible adicional a la economía como para que
Portugal logre un mayor registro inversor en el próximo presupuesto, que
contribuya a capear el saneamiento bancario y sus bajos niveles de
beneficios y rentabilidad. (...)
También la OCDE, en un reciente diagnóstico, incide en estos términos.
Portugal -dice- “está inmersa en una gradual recuperación,
después de varios ejercicios de profunda recesión”, con importantes
esfuerzos de “consolidación y subsanación de desequilibrios”. (...)" (Público, 09/04/17)
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