"(...) Discípulo de Emmanuel Todd y figura habitual en los debates mediáticos,
el politólogo Thomas Guénolé (París, 1982) es profesor de la Sciences Po
de París y de la Universidad Panthéon-Assas. El año pasado publicó el
libro La mondialisation malheureuse (La mundialización desgraciada). (...)
No todos lo que votan FN son ultraderechistas y racistas…
Lo
son. En eso estoy de acuerdo con Emmanuel Todd, que dice que la gente
del gran sur de Francia, del Mediodía, no tiene ninguna excusa para
votar al FN, porque ni viven en una zona industrialmente deprimida, ni
sus ingresos son bajos, así que deben ser juzgados como lo que son:
puros racistas antiárabes.
Respecto al electorado del FN del norte, los
obreros más pobres y precarios del norte, se podría decir que votan FN
por desesperación, pero, perdone, podrían optar por la igualdad, la
redistribución de riqueza y contra la finanza. Sin embargo, la mayoría
prefiere golpear a quienes son más débiles, más precarios y más pobres
que ellos, los emigrantes y los árabes… Hay que dejar de buscarles
excusas.
¿Hay un aumento del racismo en Francia?
Se
expresa con circunloquios y alusiones. En lugar de decir los “franceses
de origen magrebí”, dicen “los musulmanes”, o “los emigrantes”. Dicen
“el islam no es compatible con la República”, o “Francia debe defender
sus raíces cristianas” en lugar de decir, “tengo un problema con la
gente de origen magrebí”. Eso es racismo.
Y el hecho de estar al lado de
los pobres y precarios no debería impedir afear la conducta de los
sectores populares racistas.
¿Asistimos a una revuelta general contra las élites?
Sí,
pero hay diferentes contenidos. Hay una revuelta racista y hay una
revuelta altermundialista que defiende el proteccionismo, la
redistribución de la riqueza y una transición ecológica. En cualquier
país se encontrará usted con esa dualidad.
La mundialización desgraciada
empuja a cada vez más gente hacia el precariado: gente que no sabe
dónde estará socialmente el mes que viene. En muchos países ricos eso
afecta a la mayor parte de la población. En Francia, el precariado
representa la mitad de la población.
¿Entonces, por qué no ganan?
Porque
la oferta está dividida entre la revuelta altermundialista y la
revuelta racista. Cuando quien aplica el programa de la mundialización
desgraciada es un partido de izquierdas pasa una de estas dos cosas: o
bien hay un cambio de liderazgo en el partido y sube un altermundialista
–como en el caso de Corbyn, y casi en el de Sanders– o bien el partido
se hunde y es superado por otro a su izquierda: es la dinámica de
Podemos en España, Grecia y de la casi totalidad de América Latina.
En
algunos países gana la oferta racista (Hungría, Estados Unidos), en
otros gana el altermundialismo, el Brasil de Lula, Bolivia, Ecuador… Un
factor que decide en un sentido u otro es si el país ha sufrido una
experiencia reciente de dictadura de derecha o de izquierda. Si la tuvo
de derecha, la revuelta se inclina hacia el altermundialismo, el caso de
España, Grecia, Portugal o Sudamérica con sus dictaduras militares.
Cuando por el contrario la experiencia es de dictaduras de izquierda
(Europa del Este), entonces la oferta altermundialista no llega a nacer y
es la extrema derecha la que dirige la rebelión. En países donde no ha
habido ninguna de esas dictaduras, el caso de Estados Unidos, Francia o
el Reino Unido, los dos vectores aparecen. Creo que eso es lo que está
pasando.
¿Puede ganar Mélenchon?
Cualquiera de los
cuatro puede estar en la segunda vuelta. Y si uno de los dos finalistas
es Le Pen, el ganador será siempre el otro. Así que hay una posibilidad
de que el candidato altermundialista gane: si su adversario en la
segunda vuelta es Marine Le Pen.
En mi opinión, es el único caso. El
elemento decisivo es el electorado central, y el único caso en el que
ese segmento votaría por un candidato altermundialista que le produce
miedo en términos como redistribución de riqueza es si su adversario es
la candidata racista.
Esto contradice lo que suele decirse desde la
izquierda de que “siempre preferirán a la extrema derecha que el
cambio”, pero es así y hay que decirlo en su honor: sólo la mitad de la
derecha optaría por Marine Le Pen, la otra mitad o se abstendría o hasta
votaría por Mélenchon." (Entrevista a Entrevista al el politólogo Thomas Guénolé (París, 1982), profesor de la Sciences Po de París, Rafael Poch , La Vanguardia, en Rebelión, 19/04/17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario