“La salida del euro es un problema político para el Frente Nacional” y
“un obstáculo” para Le Pen en sus expectativas de cara a la segunda
ronda de las presidenciales del domingo, subraya Nicolas Bouzou, el
director de la sociedad de análisis económico Asterès.
En
declaraciones a Efe, Bouzou señala que si Le Pen superara a su rival, el
socioliberal Emmanuel Macron -algo que no contempla ninguna encuesta-,
el proyecto de abandono de la moneda única crearía una tormenta
financiera con una salida masiva de capitales que le obligaría a
establecer un control susceptible de desembocar en una crisis bancaria.
Para
Philippe Dessertine, profesor del Instituto de Administración de
Empresas de la Universidad París I, un triunfo de Le Pen, con las dudas
que plantea sobre el euro, desencadenaría un terremoto en los mercados
apenas unos minutos después de que se conocieran los resultados de la
votación el próximo domingo.
Dessertine presagia que la líder
ultraderechista tendría que validar en pocas horas un corralito, a
imagen de lo ocurrido en Grecia en 2015 ante la fuga de capitales, que
las bolsas el lunes se verían obligadas a cerrar ante el pánico
generado, y que los otros Estados del euro tendrían que celebrar una
reunión de crisis.
Sobre todo, augura que sería imposible un
proceso negociador de meses: los países de la UE reclamarían la salida
inmediata de Francia porque los eslabones más frágiles de la moneda
única, como España, Italia, Grecia o Portugal serían los primeros
incapaces de aguantar los ataques de los mercados.
El discurso de
Le Pen sobre la salida del euro, que era la condición de partida de su
programa económico para poner en marcha lo que llama un “proteccionismo
inteligente”, se ha modificado con el tiempo y ya no aparece en el
mensaje oficial a los electores.
Lo que iba a ser una negociación
con los otros países europeos de seis meses desde su elección sobre las
condiciones del divorcio del euro ha pasado a convertirse en un proceso
que como pronto no empezaría hasta después de los comicios legislativos
de Alemania en octubre y con una duración mucho más prolongada.
Sobre
todo, en su esquema actual se trataría de hacer cohabitar “una moneda
nacional” y “una moneda común”. El nuevo franco sería la moneda de todas
las operaciones internas, la que los franceses tendrían en el bolsillo o
en la cuenta del banco, mientras que el euro quedaría relegado a los
intercambios internacionales.
El abandono del euro “es una
propuesta que (Le Pen) mantiene ambigua” para tranquilizar a su
electorado, por eso los cambios de última hora, señala a Efe Morgan
Guérin, analista del Instituto Montaigne.
Le Pen ha establecido
una comparación entre esa “moneda común” y lo que fue el ecu, el
antecedente del euro (entre 1979 y 1999), que sirvió de anclaje técnico
en una banda de fluctuación de las monedas que estaban asociadas, pero
que no funcionaba como una divisa de reserva ni para ningún tipo de
transacciones.
Bouzou hace notar que la situación “es
completamente diferente” y que “no puede funcionar”, entre otras cosas
porque para gobiernos como el alemán, el español o el italiano “sería
inaceptable” y obligarían a Francia a salir del mecanismo monetario
común.
En cuanto a la idea de Le Pen de convertir los contratos de
deuda pública francesa, actualmente en euros, en francos, el fundador
de Asterès repite que tampoco es posible: el 60 % de los tenedores de
esos títulos son extranjeros y las agencias de calificación han avisado
de que lo equipararían a una suspensión de pagos.
Según la
evaluación del Instituto Montaigne, a eso habría que añadir 20.000
millones de euros de sobrecosto de financiación de la deuda de las
empresas y una depreciación del nuevo franco de entre el 15 % y el 20 %
que empobrecería los hogares (perderían entre 1.600 y 2.000 euros
anuales en poder adquisitivo).
Y eso sin contar con una reducción
del producto interior bruto de entre un 3 %, a un horizonte de un año, y
un 13 %, a largo plazo." (EFE)
Como alternativa a la salida del euro y para conseguir la soberanía financiera: europeseta electrónica de circulación interna
Existe una descripción con mucho humor, de economía-ficción,
sobre los beneficiosos efectos que se producirían si en Italia, el gobierno
impusiera una moneda digital (allá por el 2020), para salir de la quiebra
económica y política a la que la permanencia en el euro habría llevado al país. El objetivo se conseguiría rápidamente.
Los únicos perjudicados, los
especuladores de la deuda. Ver: J. D. Alt: ‘Europa,
2020: una ucronía iluminadora’. http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5467 )
Los artículos de Juan José R. Calaza (Juan José Santamaría y Juan Güell) muestran con
gran claridad las ventajas de una europeseta electrónica de circulación interna:
Para entender la europeseta electrónica. Qué es y, sobre todo, qué no es. Enlace: http://www.farodevigo.es/opinion/2012/12/02/entender-europeseta-electronica/720458.html
Para salir de la crisis sin salir del euro: España
debe emitir europesetas (electrónicas). Enlace: http://www.farodevigo.es/opinion/2011/11/27/salir-crisis-salir-euro-espana-debe-emitir-europesetas-electronicas/601154.html
Las europesetas electrónicas, complementarias al euro, estimularán el crédito sin efectos colaterales perversos. Enlace: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=165815
Juan Torres insiste en que es necesario emitir una moneda complementaria al euro. Sus artículos:
Marear la perdiz. Enlace: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/02/08/andalucia/1360327224_588117.html
Hay alternativas, incluso dentro del euro.
Enlace: http://juantorreslopez.com/publicaciones/hay-alternativas-incluso-dentro-del-euro/
Más información en: 'Si Grecia, España, o
Andalucía emitiesen una moneda digital, respaldada por la energía solar
instalada en sus tejados, alcanzarían la soberanía financiera. La de dar
créditos a familias y empresas': http://comentariosdebombero.blogspot.com.es/2014/06/si-una-autonomia-o-una-gran-ciudad.html
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