"Para entender las reacciones sociales -y luego electorales- contra
los gestores de la globalización, a escala mundial o a escala europea,
habría que concretar quiénes son los ganadores y quiénes los perdedores
de esos mercados rampantes.
A escala planetaria, los datos del Banco Mundial sobre la balanza
externa (de bienes, servicios y transferencias) informan de que los dos
grandes ganadores son China y Alemania (en menor medida, Japón) y que
los grandes perdedores son Estados Unidos seguido del Reino Unido. Los
primeros estarían acumulando excedentes y ahorro mientras que los
segundos anotan déficits y necesidad de préstamos del exterior.
Puede que esto nada preocupe a empresas estadounidenses o británicas
que fabrican en China lo que venden en todo el mundo, pero complica
mucho las cosas a sus economías nacionales respectivas. Y más aún si los
lucros de estos negocios se trasladan a paraísos fiscales.
Si a eso añadimos que en el caso del Reino Unido su déficit comercial
dentro de la UE supone una parte mayoritaria de su déficit externo
global, la imputación del desequilibrio no es extraño que origine como
reacción un brexit proteccionista.
Justo al revés sucede con Alemania, que anota un superávit comercial
dentro de la UE nada despreciable (en concreto, las cifras son de un
déficit de 118.000 millones para el Reino Unido y un superávit de 72.000
millones en Alemania, datos Eurostat para el 2015).
De manera que ganadores y perdedores globales también lo son dentro
de la UE. Por eso creo que, junto a asuntos de empleo interno derivados,
el presidente Trump llega a serlo por catalizar la reacción ante ese
déficit externo y el triunfo del brexit es la reacción contra el declive británico dentro de la UE.
Francia es, como el Reino Unido, un perdedor de la globalización a
escala mundial. A menor escala, porque cuenta con un factor
compensatorio, el turístico, en el que es campeón mundial. Pero dentro
de la UE tiene un déficit comercial de 84.000 millones, el segundo mayor
después del Reino Unido.
No es extraño que tome cuerpo la percepción de que romper con la
actual UE (y con el euro germano) les ayudaría a corregir un déficit
comercial que se traduce en menguante capacidad financiera y
presupuestaria.
Claro que la cosa no acaba ahí. Dentro de la UE cada país pone y
recibe recursos. Pero esos saldos netos en relación al PIB son negativos
y semejantes en el Reino Unido y Alemania. Negativos quiere decir que
ponen más recursos de los que reciben para mantener la UE.
Alemania
consigue dentro de la UE un superávit comercial cinco veces mayor que lo
que pone cada año, mientras que el Reino Unido, poniendo el mismo
porcentaje que Alemania, cosecha un gigantesco déficit comercial.
¿Y Francia? Pues es contribuyente neta a pesar de que dentro de la UE
no le salen las cuentas comerciales. Los ganadores (Alemania, Holanda y
otros) no aportan en proporción a lo que consiguen, al tiempo que
algunos perdedores hacen un esfuerzo semejante.
No es de extrañar que
tanto Le Pen como Mélenchon encuentren un creciente respaldo social
disconforme con tales asimetrías." (Albino Prada, La Voz de Galicia, ATTAC España, 30/04/17)
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