"(...) el incremento de los salarios sigue siendo limitado.
Y eso
es lo que deja más bien perplejos a los economistas, cuyos modelos
postulan, según la Curva de Phillips, una relación inversa entre la
evolución de la tasa de desempleo y el ritmo de la subida de los
salarios (y de los precios), ya que cuando la primera disminuye, el
segundo aumenta.
El hecho de que esta ecuación fundamental de la
macroeconomía contemporánea no se cumpla merece una explicación. Esta es
la que ha propuesto recientemente el Banco Central Europeo (BCE): la
tasa de paro oficial subestima la magnitud del desempleo que, en el
conjunto de la eurozona, afectaría a entre el 15% y el 18% de la
población activa.
A priori, esto encaja con la realidad, en la que
los empleos precarios y el trabajo “a tiempo parcial involuntario” han
constituido hasta ahora, en un gran número de países dentro y fuera de
la zona euro (sobre todo en Alemania y en Reino Unido), una variable de
ajuste del mercado laboral. Y en EE UU, tras ocho años de recuperación,
la tasa de participación en el mercado laboral todavía no ha recuperado
el terreno perdido durante la Gran Recesión.
¿Podemos deducir de ello que simplemente hay que tener
paciencia? ¿Que, aunque el crecimiento sea claramente inferior al que
hayamos podido tener en el pasado, los empleos “buenos” sustituirán
progresivamente a los “malos” y que la creciente tensión en el mercado
de trabajo se traducirá en algún momento en una subida de los salarios
que, a su vez, sostendrá el gasto de los hogares y consolidará la
recuperación económica?
Este escenario no es algo que caiga por su propio peso, si tenemos en
cuenta otra característica del periodo actual, tanto en EE UU como en la
eurozona: la escasa mejora de la productividad. Numerosos economistas
consideran que esta es la causa del débil aumento de los salarios y del
crecimiento en definitiva modesto de nuestras economías. (...)
¿Por qué, preguntan, tendrían que invertir las empresas en
equipamientos para aumentar la productividad de los trabajadores en una
situación en la que no hay una presión al alza sobre los salarios y en
la que no abundan las carteras de pedidos?
La pregunta —que insinúa que los salarios no son lo
suficientemente elevados para que los robots tengan una oportunidad en
el mercado laboral— no es descabellada. De hecho, la sustitución del
trabajo por el capital está prácticamente estancada en Europa y en EE UU
desde 2013.
Es cierto que esto no basta para demostrarlo (el BCE, por otra parte,
saca una conclusión opuesta). Así y todo, aunque es verdad que la
debilidad de la coyuntura ha frenado el aumento de la productividad, las
“reformas estructurales” no nos sacarán de la trampa del crecimiento
poco vigoroso. Y Europa —con Macron a la cabeza— perderá su apuesta." (Dominique Berns , El Pais, 28/08/17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario