20.11.17

La noria de la deuda pública: el Estado extrae recursos de la sociedad que, mediante los mecanismos de la deuda soberana, acaban en los paraísos fiscales y, desde ahí, de vuelta al Estado en forma de financiación

"(...) Para luchar contra los paraísos fiscales es necesario llevar a cabo, al mismo tiempo, una transformación radical del Estado. Esto es así porque tanto los unos como los otros forman parte del entramado de poder que da sustento al capitalismo global. 

El Estado extrae recursos de la sociedad que, luego, mediante los mecanismos de la deuda soberana, es probable que acaben en las redes de los paraísos fiscales y, desde ahí, de vuelta al Estado en forma de financiación en los mercados internacionales. 

El resultado es una transferencia de renta invertida, es decir, de las capas medias y bajas a las élites. No hay democracia, que merezca tal nombre, que aguante este exponencial crecimiento de las desigualdades. Pero, si nos atenemos a la capacidad expropiatorias de las élites, no hay tampoco, paradójicamente, Estados más consolidados que los actuales.

Es por ello que las crisis de los sistemas político-sociales de los últimos tiempos han podido convivir “pacíficamente” con una política económica inamovible. 

La UE es el ejemplo paradigmático de ello. El desmantelamiento paulatino de los sistemas sociales en los Estados miembros ha supuesto, en muchos casos, la quiebra de los sistemas políticos tradicionales.

 Pero esta quiebra, en el contexto de la UE, ha dado lugar a una recomposición coherente con la lógica de las políticas de austeridad y la intervención neoliberal de la economía. La crisis, se podría decir, ha sido resuelta mediante una desestabilización controlada de las sociedades, como si una transformación tan profunda hubiera requerido de un mínimo de desahogo social, del simulacro político en el que nos vemos hoy envueltos. 

Por todo ello, los continuos llamamientos a la persecución de los paraísos fiscales pecan de ingenuos si no asumen su condición de engranaje de una maquinaria expropiatoria que necesita, quizá más que nunca, del Estado. 

En este sentido, puesto que la realidad fiscal se encuentra partida en dos -entre ese 1% desterritorializado y el otro 99% encerrado en el Estado-, acabar con las políticas de represión salarial o una subida considerable del salario mínimo haría más contra el fraude fiscal que los impotentes llamamientos a la transparencia financiera internacional.

Todas esas fuerzas malgastadas en perseguir flujos de capitales podrían ser redirigidas al cuerpo sólido del trabajo y los salarios, en luchar, en definitiva, contra un rival que esté a la altura. Este es, visto con perspectiva, el campo de batalla más accesible para que el resultado no sea siempre una frustración tras otra."              (Victor Prieto, Graduado en Ciencias Políticas por la UCM, Máster de Estudios Avanzados en Filosofía y opositor a TAC, Econonuestra, 09/11/17),

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