11.12.17

Íñigo Errejón: ¿Cómo rehacer el acuerdo constitucional?... Pues, Íñigo, se podría empezar por dotar de contenido a unos pocos artículos, el 129, el 35, el 48, el 47... garantizando su cumplimiento

"(...) En lugar de proyecto colectivo, tenemos un cuerpo de técnicos que van salvando las semanas y pagando facturas, un entramado corrupto que necesita seguir en el poder para cuidar de los suyos y un coro de propagandistas dedicados a buscar más excusas que soluciones.

(...) hoy el paisaje, tras los años más duros de la crisis, es el de la sustitución de los equilibrios y las garantías por el sálvese quien pueda y la incertidumbre. Y ningún país puede vivir así permanentemente. (...)

En España, hoy el contrato social está roto. La corrupción, la cabalgante y lacerante desigualdad social, los efectos perniciosos de una ley electoral tramposa, la falta de un acuerdo de financiación autonómica y municipal o las amenazas a la separación de poderes han ido erosionando y estrechando una parte de los contenidos democráticos y sociales del pacto constitucional de 1978 y sustituyéndolos por una suma amontonada de decisiones coyunturales y altas dosis de resignación.

Constatar esto no es cargar contra la institucionalidad sino precisamente llamar a recuperarla y defenderla. (...)

La discusión de cómo rehacer el acuerdo constitucional hoy tiene que basarse en las necesidades, las dificultades y las esperanzas de los españoles de hoy, no en los mitos de lo que fuimos como país hace 40 años.  (...)

Este nuevo acuerdo como país nos permitiría suturar las cuatro brechas que definen el presente y auguran un futuro incierto: la brecha entre crecimiento y bienestar, la brecha intergeneracional, la brecha territorial y la brecha entre representantes y representados.
España lleva ya más de dos años de crecimiento económico, pero por primera vez el crecimiento no comporta un aumento del bienestar.

 Mejoran las cifras de empleo, pero no crecen los salarios, ni se reducen las tasas de pobreza, ni hay más jóvenes dispuestos a emanciparse y formar una familia. Para volver a unir crecimiento y bienestar, necesitamos una estrategia de desarrollo con dos objetivos centrales: reducir las desigualdades y sustituir un proyecto de país 'low cost' por un Estado emprendedor capaz de liderar el proceso de modernización económica, innovación y reformas que España necesita para adaptarse al siglo XXI, el siglo de la información, la robotización y la transición energética. (...)

Devolver a la juventud española la posibilidad de una vida estable y unos ingresos suficientes es condición 'sine qua non' para el mantenimiento de un Estado de bienestar que se ha demostrado mucho más eficaz en el sostenimiento de sus mayores que en el de sus hijas y nietas. El triste fin de la hucha de las pensiones debería hacernos pensar en ello.

(...) un modelo de financiación autonómica que, lejos de contribuir a la convergencia económica y social entre territorios, ha reproducido un desequilibrio histórico con consecuencias sociales traumáticas. De ahí que las tasas de riesgo de pobreza y exclusión en Andalucía y Canarias se encuentren por encima del 40%, mientras en Navarra y la Rioja no alcanzan el 18%. O que el gasto educativo por alumno en Madrid sea la mitad que en el País Vasco.

(...) Una reforma de la Constitución en sentido federal ha de tener como primer objetivo la reconstrucción de la solidaridad cívica través de la garantía de los servicios públicos. Para ello, necesitamos un nuevo modelo de financiación autonómica basado en el principio de suficiencia

(...) revisión a fondo del Senado, de modo que deje de ser una cámara de veto y se convierta en una verdadera cámara de representación territorial a semejanza del Bundesrat alemán en la que poder ajustar, año a año, el reparto de los recursos necesarios.

(...) Del mismo modo, la solidaridad económica entre territorios no debería estar reñida con el reconocimiento de las diferencias nacionales y los acuerdos bilaterales, al contrario. A menudo infravaloramos la relativa autonomía que lo económico y lo cultural tienen en el problema territorial español. Si el federalismo puede ser una herramienta contra la desigualdad, la plurinacionalidad puede ser el camino para la convivencia.

Una reforma territorial que piense lo social no puede dejar de lado el otro pilar de la descentralización: el municipalismo. (...)

Garantizar constitucionalmente la autonomía municipal es un imperativo de futuro, en tanto que las políticas públicas que España necesita tienen en las administraciones locales uno de sus mejores instrumentos, como prueba el hecho de que sean municipales las experiencias punteras en prevención de las violencias machistas, movilidad sostenible, transición energética, atención a la pobreza infantil o participación ciudadana. (...)

Para volver a ganarse la confianza de la ciudadanía, las instituciones no solo deben ganar en transparencia, participación e independencia de los diferentes poderes, sino que además se necesita una reforma en profundidad de nuestro régimen electoral con el fin de recuperar la proporcionalidad que la propia Constitución de 1978 establecía como objetivo.

De lo contrario, nuestra democracia continuará siendo rehén de quienes se garantizan, con un tercio de los votos, la mayoría absoluta del Senado para bloquear cualquier propuesta de cambio. (...)

Si todos los actores políticos fían su suerte al desgaste o a los errores de sus adversarios, arrastraremos el bloqueo hasta que sea demasiado tarde, y España volverá a llegar tarde a las transformaciones pendientes.

De la situación de bloqueo solo saldremos si somos capaces de abrir una conversación española, una conversación que se dará necesariamente entre diferentes, en la que imaginar primero y acordar después un proyecto compartido, seductor y con garantías. (...)"                ( , El Confidencial, 06/12/17) 


Comentario

La brecha territorial que existe entre territorios pobres y ricos, es la misma que se da entre jóvenes y viejos, o entre políticos con puerta giratoria y representados… una brecha de privilegios económicos y sociales.

¿Acabar con esa brecha social cambiando la Constitución? Pues dotando de contenido a unos pocos artículos, bastaría:

Garantizando y desarrollando ‘los medios que faciliten el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción’ ( art. 129)

Garantizando el ‘derecho al trabajo’ (art. 35) con políticas de ‘trabajo garantizado’.

Garantizando que los gobiernos ‘realizarán una política orientada al pleno empleo’ (art. 40) imponiendo las medidas necesarias de política económica.

Garantizando ‘la participación libre y eficaz de la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural’ (art. 48)

Garantizando que ‘todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada’ (art. 47), con una financiación prioritaria.

En todos los territorios, ricos y pobres.

Los trabajadores, viejos y jóvenes, catalanes o españoles, apoyarían estas reformas."         (El confidencial, Comentario 68, 06/12/17)

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