8.1.18

La única cosa que veo es un mecanismo lento que desestructura todas las sociedades occidentales y que va poco a poco afectando a la antigua clase media. En los Estados Unidos, eso se ha traducido en la elección de Donald Trump, y en el Reino Unido, en el Brexit...

"(...) Este modelo es simplemente el de la mundialización sin trabas, que ha tenido los mismos efectos en todas las sociedades occidentales: externalización de la industria a países de bajos costes y asentamiento del terciario concentrado en el corazón palpitante de las grandes metrópolis.

 ¡Es un modelo que, visto desde París, Berlín, Milán o Nueva York, funciona extremadamente bien! Los que pretenden que no funciona cometen un error. En nuestro país, el PIB continúa aumentando, hace prosperar a las ciudades y a quienes viven en ellas.

 Este modelo contribuye esencialmente a concentrar esencialmente el empleo y las riquezas, mientras que, en los territorios de la Francia periférica, prosigue el proceso de desertificación del trabajo. Lógicamente, es en estos territorios, que se beneficiaron mucho de la redistribución, donde se plantea con mayor agudeza la cuestión de la disminución del dinero público.          

Si usted mismo dice que el modelo funciona…

Pero con el matiz de que no hace sociedad. La industria tenía una virtud planificadora: la riqueza estaba mejor repartida geográficamente. La nueva división internacional del trabajo y los efectos territoriales que ha tenido en todas las sociedades occidentales han hecho sencillamente que desaparezca la clase media en el sentido cultural: es decir, en nuestro país, en el sentido de los “dos franceses de cada tres” [según la expresión] de Giscard. 

Eso no quiere decir que antes no hubiera desigualdad. Incluso durante los Treinta Gloriosos, había desde luego ricos y pobres, una Francia de arriba y una Francia de abajo, pero la gente vivía mejor con esta idea, pues había pasarelas, contactos cotidianos y también perspectivas para los hijos…Hoy en día, la Francia de las metrópolis ha procedido a la secesión. 
Y paralelamente, los medios populares están en un proceso de escapada, es decir, que no esperan ya nada de los medios de arriba. En todo caso, la clase media ha explotado: ¡se acabó! 

Políticamente, eso ha tenido un efecto inmediato: asistimos a un proceso de desafiliación progresiva de las categorías sociales al ritmo de su salida de la clase media. Primero, los obreros, que se abstienen o votan al Frente Nacional (FN), luego los empleados…
Sólo resisten los jubilados y los funcionarios, categorías todavía protegidas de los efectos de la globalización.   (...)
 
Personalmente, la única cosa que veo es un mecanismo lento que desestructura todas las sociedades occidentales y que va poco a poco afectando a la antigua clase media. En los Estados Unidos, eso se ha traducido en la elección de Donald Trump, y en el Reino Unido, en el Brexit. (...)

En cuanto a Francia, creer que el electorado populista se ha evaporado con el derrumbe de Marine Le Pen denota pensamiento mágico. ¿Quién no nos dice, por otro lado, que no vaya a emerger un candidato populista que no provenga de ningún partido? Una especie de “ni de derechas ni de izquierdas” de abajo, simétrico en todo al de Emmanuel Macron? 

Entre nosotros, la balanza electoral depende, a largo plazo, de los funcionarios – a pesar de todo, ¡el 22 % de los asalariados!- y de los jubilados, y eso es todo. Ahora bien, con su estrategia de recortes, el gobierno aporrea al electorado “protegido”, es decir, aquel que protege en realidad al mundo de arriba. 

Vuelvo a repetirlo: es suicida. Electoralmente, Emmanuel Macron no saldrá de ésta con los “winners”. Porque los “winners” – cuadros, profesiones liberales- son como máximo, el 20%...(...)"                  

(Christophe Guilluy [1964], geógrafo de campo, hurga desde hace veinte años en las fracturas sociales francesas, su libro más conocido y discutido es La France périphérique. Comment on a sacrifiè les clases populaires, Sin Permiso, 08/12/17)

No hay comentarios: