18.1.18

Empleo barato para siempre. La crisis solo ha sido una excusa para mantener un nivel de paro de larga duración lo suficientemente alta que apague la protesta y la lucha por derechos laborales perdidos. La economía low cost ha venido para quedarse. España tiene una economía muerta, obsoleta y con un empresariado viciado por la codicia y la propensión a mantener trabajadores baratos y sin formar

"En los últimos meses se ha instalado un debate nacional sobre la situación de los salarios. Por un lado, está el problema del nivel salarial que, sin tener estadísticas decentes, sabemos por intuición que es anormalmente bajo gracias, entre otras razones, a la Reforma Laboral de 2012

Por otro lado, empieza a preocupar el incremento en un año en el que los beneficios empresariales crecen muy por encima de lo que lo hacen las retribuciones a los trabajadores, lo que ensancha la cantidad de la renta nacional que se apropian los empleadores. (...)

Como se puede apreciar en todos los debates, tanto los de café, como los académicos o políticos, apenas se reconocen los verdaderos problemas del mercado laboral: la demanda efectiva, la propensión por la precariedad y el subempleo, la muerte del modelo de negociación colectiva que conocimos tras los Pactos de la Moncloa y un modelo productivo que favorece el empleo barato y el uso de trabajadores poco formados. (...)

Este factor endógeno explicaría la tipología de contratación cuyos efectos perversos defiende la patronal y es quien, de facto, influye para que nada cambie. 

No olvidemos que este es el modelo perfecto para un empresariado español muy atrasado, poco formado y miope que confunde su función y viola sistemáticamente la ética schumpeteriana, situándose más cerca de las peores prácticas de los países en vías de desarrollo.  (...)

Después de la orgía vivida en los dos últimos ejercicios en materia de contratación temporal y precaria, más de 611.000 empleos en 2017, con más de 21 millones de contratos firmados, parece que el ritmo de creación de empleo se agota, una vez los efectos de cola que han empujado a España desde 2015, tienden a agotarse, sin que nada de lo principal haya cambiado. 

Por tanto, volveremos a escuchar voces que vuelvan a hablar de bonificaciones a la contratación, extensión del Programa Prepara y la implantación de la limosna del complemento salarial para jóvenes. (...)

Pero el verdadero cáncer de la economía española está extendido por la gran parte de las empresas, e incluso la Administración: la economía low cost ha venido para quedarse. 

Sectores de bajo valor añadido que permiten consumir bienes y servicios a una gran parte de la población a precios irrisorios, de ahí la baja inflación, con costes laborales decrecientes y una población que se vende por salarios de miseria sin protestar.

 La crisis solo ha sido una excusa para justificar el golpe de mano al poder de negociación salarial, mantener un nivel de paro de larga duración lo suficientemente alta para desincentivar la protesta y la lucha por derechos laborales perdidos para siempre, algo que los trabajadores han internalizado con asombrosa naturalidad y resignación.

 Todo este cambio de paradigma se explica, principalmente, por la ausencia de una demanda efectiva en el mercado de producto que no es cíclica, sino que se torna estructura, como lo prueba la nula presión inflacionista o la reducción de la velocidad de circulación del dinero.

 Esta combinación de demanda efectiva bajo mínimos, salvo por movimientos de regresión a la media, y la economía low cost, junto a un enorme ejercito de reserva poco formado, dentro de un contexto de destrucción de poder de negociación de los trabajadores, cierra la ecuación de salarios bajos como elemento estructural incorporado a la mentalidad y práctica empresarial. 

Todos los intentos de modificar los elementos institucionales o legislativos, propios de un laboratorio, sin ningún test empírico en España, apenas tendrían impacto sobre una economía muerta, obsoleta y con un empresariado viciado por la codicia y la propensión a mantener trabajadores baratos y sin formar."               (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 08/01/18)

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