Por el lado de la
creación monetaria, que es en realidad la principal función del sistema
bancario, la competencia disruptiva está llegando de Bitcoin. Bitcoin
permite la desintermediación del sistema monetario, cada persona puede
crearse una cuenta y recibir y enviar bitcoins a través de internet por
medio de un protocolo denominado cadena de bloque.
Este protocolo permite que la tradicional función del banco, que es mantener la información de quien debe a quien qué, sea sustituida por las verificaciones entre pares (P2P).
O sea, en lugar de que cada banco mantenga un libro contable con las transacciones que realiza, la cadena de bloque permite que se mantenga un libro público de registro de estas transacciones. Las personas que participan en este sistema, verifican las transacciones, sin necesidad alguna de que un banco lleve a cabo esta función. Ya hay más transferencias internacionales en bitcoin que a través de Western Union. (...)
A corto y medio plazo es probablemente
la mejor opción y ya hay distintas ciudades y países que están haciendo
pruebas piloto para evaluar su viabilidad.
Sin embargo hay que tener presente que una renta básica en moneda convencional depende para su sostenibilidad en el tiempo de los ingresos fiscales de los gobiernos, y tal como hemos apuntado antes, la desmercantilización previsiblemente reducirá la renta y con ella, tal como están configurada la fiscalidad en el momento presente, los ingresos fiscales de los gobiernos.
Es muy probable que a largo plazo sea necesario otro tipo de solución complementaria o sustitutiva de la renta básica en moneda convencional.
Sin embargo hay que tener presente que una renta básica en moneda convencional depende para su sostenibilidad en el tiempo de los ingresos fiscales de los gobiernos, y tal como hemos apuntado antes, la desmercantilización previsiblemente reducirá la renta y con ella, tal como están configurada la fiscalidad en el momento presente, los ingresos fiscales de los gobiernos.
Es muy probable que a largo plazo sea necesario otro tipo de solución complementaria o sustitutiva de la renta básica en moneda convencional.
Por ejemplo, en Gran Canaria hay una moneda social, el demosxxiv
que puede servir de inspiración. El demos es una moneda que se pone en
circulación con el pago de una renta básica y no depende de ingresos
fiscales convencionales.
La renta básica en moneda social es un tipo de
solución que se está testando en este y otros proyectos piloto cuyas
posibilidades están aún por desplegarse en su verdadero potencial. En la
misma línea, los autores suizos del libro “The End of Banking”xxv
han explorado la posibilidad teórica de modelo monetario en el que la
creación monetaria se produce con transferencias de renta del Estado a
los ciudadanos (esto abriría la vía para el pago de una renta básica) y
con un tipo de interés negativo (oxidación) se impulsa a la gente a
invertirlo en empresas o gastarlo.
Otra posibilidad consiste en cambiar de forma radical
la fiscalidad. Partiendo de la base de que la mayoría de los bienes que
provee el Estado son servicios que llevan a cabo los propios
ciudadanos, y lo que va a ser abundante en el nuevo escenario serán el
tiempo de trabajo disponible de dichos ciudadanos, una posibilidad de
sufragar la producción pública del Estado sería algo similar a que los
ciudadanos entregasen sus contribuciones en vales que representen un
determinada cantidad de dinero en horas de su propio trabajo. Se trataría de una fiscalidad complementaria a la fiscalidad que graba los ingresos de los ciudadanos y las empresas. Los vales serían un nuevo sistema monetario respaldado con horas de trabajo de las personas. (...)
Estrategias para una nueva fiscalidad
Si pudiéramos convertir el tiempo disponible de cada
persona desempleada (el tiempo laboral: por ejemplo 8 horas diarias) en
dinero, seríamos un país rico. Como apuntábamos antes, una posibilidad
para incrementar los ingresos del Estado consiste en que los ciudadanos
creen una moneda respaldada con su trabajo y con ella financiasen al
Estado.
Este sistema permitiría a los ciudadanos pagar en tiempo de
trabajo los impuestos al Estado a cambio de que el Estado utilice justo
este dinero para proveer los servicios públicos. Sería como hacer entrar
al Estado en el esquema de una industria de prosumidores. Con ello se
podrían sufragar todos los servicios que se han recortado recientemente
en prestaciones sociales tales como educación o sanidad.
Este mecanismo podría funcionar así: primero se
generarían los presupuestos generales del Estado, y luego se definiría
qué proporción de ellos se financiará mediante este mecanismo. Esa
cantidad se dividiría en partes iguales entre todos los ciudadanos y así
tendríamos la aportación tributaria per cápita en la moneda
ciudadana.
Los ciudadanos crearán la cantidad de moneda necesaria para
pagar estos impuestos al Estado con un mecanismo a implantar de moneda
complementaria. Al pagar, el ciudadano se endeuda con el sistema por la
misma cantidad que ha pagado, es decir, tendrá una deuda sin intereses
con los demás conciudadanos y el Estado en su nombre, una deuda
tributaria.
El Estado usa el dinero que han pagado los ciudadanos para
pagar sobre todo servicios, servicios que los ciudadanos van a proveer
con su trabajo. El ciudadano, debe cancelar su deuda en un periodo
determinado. Si el pago de impuestos es anual, el periodo de cancelación
de la deuda también lo sería, así como el periodo a realizar esos
trabajos.
Esta obligación de cancelar la deuda exigirá al ciudadano
llevar a cabo algún trabajo necesario para ingresar la cantidad
necesaria en moneda ciudadana como para cancelar su deuda tributaria.
Una vez recibe la cantidad suficiente para pagar su deuda tributaria, ya
no necesitará trabajar más para cancelar la deuda. Este modelo podría
suponer el reparto del empleo del Estado, o no.
La posibilidad de
mantener el esquema actual de trabajo funcionarial es factible y en el
corto plazo sería lo más fácil, los funcionarios obtendrían una parte de
sus ingresos en este tipo de moneda, y quizá otros ciudadanos no
recibirían ningún pago directo del Estado en ella.
Los funcionarios
necesitarán comprar bienes y servicios en el mercado, y otros ciudadanos
necesitarán obtener la moneda para compensar su deuda tributaria, con
lo cual, existe capacidad de intercambio entre ellos y la moneda puede
circular.
Cabe la posibilidad de generar algún tipo de vínculo
entre la producción pública financiada por el Estado y la producción
pública a iniciativa de las comunidades auto-gestionadas. Se trataría de
destinar una parte de los presupuestos para que los ciudadanos elijan
libremente qué trabajos desean hacer para el bien público y que su
retribución venga marcada por el aprecio de sus conciudadanos muestren
ante estas aportaciones.
Se trataría de descentralizar la toma de
decisiones respecto a qué hacer para incrementar el bien común. Un
sistema que empieza a perfilar este tipo de retribución en moneda social
es Civi Club que paga puntos a las personas que realizan aportaciones a
ciertas ONG; estos puntos se pueden utilizar en descuentos de productos
de las empresas colaboradoras que obtienen así un reconocimiento de
responsabilidad social corporativa.
Otro proyecto, Autentika, retribuye
de una forma parecida acciones enfocadas al bien común publicadas por la
gente en Facebook en función de los “me gusta” que recibe de otras
personas. (...)
Los mecanismos de publicidad del sistema, como revistas o
páginas web donde figuran todos los integrantes, proporcionan a las
empresas nuevos clientes entre los demás participantes en el sistema. En
una estructura económica diversificada, este tipo de sistemas
constituyen un factor de competitividad esencial para muchas empresas
pequeñas y medianas, pues blinda su acceso a la liquidez y las
desvincula de los avatares del mercado financiero global.
Versión para descargar: La era de la abundancia y sus condicionantes-2016-09-02
Los sistemas
de monedas sociales y complementarias actúan de forma contracíclica,
aumentan el multiplicador económico en su ámbito de actuación y aportan
estabilidad macroeconómica, tal como se ha probado en el caso del WIR
suizo, una moneda complementaria suiza creada por un grupo de
empresarios para su propio uso en la gran depresión y que ha sido
estudiado en sus 80 años de existenciaxxxix:
en las épocas buenas no crecen mucho, pero en las contracciones
económicas que son típicas en las crisis financieras, suponen una tabla
de salvación para numerosas empresas y sus participantes aumentan en
número y grado de actividad.
Los sistemas de moneda complementaria pueden tener un
importante papel adicional y es el de convertir a los consumidores y
empleados de las mismas en prosumidores. Susan George dijo en El informe
Luganoxl
que no tiene sentido seguir separando los mercados de producción
(buscando lugares cada vez más baratos) y los mercados de consumo
(buscando lugares con consumidores de alto poder adquisitivo) pues se
trata de una aritmética imposible.
En el fondo, los empleados y los
consumidores son las mismas personas. Las monedas complementarias pueden
suponer una herramienta de proteger el empleo de calidad. pues
aceptando una parte del salario en moneda social el empleado garantiza
la demanda de producto a su empresa y a todas las que como ella cumplan
la regulación local (que el ciudadano como sujeto político ha
participado en elegir) que garantiza los derechos del empleado y otros
objetivos sociales y medioambientales.
En la medida en que el empleado
voluntariamente acepte moneda social generada por empresas locales, que
cumplen la normativa local, en pago por su trabajo, se compromete a
gastar esa renta en adquirir el producto de esas empresas, garantizando
las ventas de las mismas y protegiendo así la supervivencia de su
empleador y de su proveedor.
Es más, la demanda de cada consumidor se
convierte de este modo en un arma de negociación que le permite optar a
un puesto como participante en el proceso productivo, y al reparto de
ingresos del proceso productivo. (...)
En primer lugar, este tipo de sistema genera una
renta que no puede ir a ningún paraíso fiscal. Solo puede gastarse de
forma local propiciando una sustitución del producto global por el
producto local, en la medida en que haya producto local adecuado
disponible, reduciendo así la distancia kilométrica de la cadena de
suministro (entre el punto de producción y el de consumo) y la huella
ecológica.
En segundo lugar, este tipo de sistemas suelen
generar el dinero mediante crédito sin intereses, algo que también
reduce el imperativo de crecimiento económico. Para crear este tipo de
sistemas hay que afrontar el reto de gestionar el riesgo de crédito sin
pago de intereses.
Esto ha sido trabajado en el proyecto Eurocat, que
propone la creación de una moneda complementaria para Cataluña, con una
propuesta denominada Capital confianzaxli,
en el que el crédito se basa en determinados criterios sociales, como
los avales de otras empresas, que se traducen en un control social y
descentralizado del crédito. (...)
El debate monetario, que ha sido muy vivo durante un
tiempo en los países de la zona euro, se ha despachado con la cuestión
sobre si salir o no del euro, enfrentando a aquellos que prefieren tener
una moneda fuerte sin soberanía con aquellos que quieren una moneda
soberana pero débil y sometida al castigo de la especulación del mercado
de divisas.
Este es un debate superficial, pues la servidumbre consiste
en tener que elegir entre un mal o el otro. La oportunidad es superar
este debate con una transformación real del sistema monetario y
financiero.
Y esta transformación inevitablemente pasa por la obtención
del reconocimiento del derecho ciudadano a participar en la toma de
decisiones sobre el diseño y gestión del sistema monetarioxlii y respetar el derecho de todo ciudadano a crear dineroxliii, y por lo tanto, no poner trabas al proceso de desmercantilización el dinero y el crédito que ya se está produciendo. (...)
La moneda generada en una
plataforma de economía colaborativa al compartir casa podría servir
también en una plataforma de compartir coche, o restringirse al uso
dentro de la plataforma en la que fue creada. Esta nueva generación de
sistemas monetarios podría ser una industria nueva, que sustituiría al
oligopolio bancario por una infraestructura generada por parte de los
prosumidores que necesitan utilizarla.
Se trataría de generar la
infraestructura necesaria para producir dos bienes, el dinero y el
crédito. En el momento actual hemos sido ya testigos de un paso en esa
dirección. El Bitcoin tiene muchas posibilidades de ser a la industria
bancaria lo que Napster fue a la industria discográfica.
No solo está acaparando un buen número de operaciones de envío de divisas a otros países, incluso apunta ya a constituirse en el nuevo activo refugio en caso de crisis, tal como se ha visto en el caso del Brexitxliv.
No solo está acaparando un buen número de operaciones de envío de divisas a otros países, incluso apunta ya a constituirse en el nuevo activo refugio en caso de crisis, tal como se ha visto en el caso del Brexitxliv.
La consecuente reducción de los ingresos de la industria bancaria les
ha obligado a movilizarse en el mayor consorcio de entidades bancarias
que se ha creado en mucho tiempo a la búsqueda de soluciones. Este
consorcio se llama R3 y su razón de ser era crear Cordaxlv,
una especie de bitcoin centralizado, que no va a servir para proteger
su oligopolio.
No es que el sistema bancario no pueda mejorar su
eficiencia aplicando la cadena de bloque, que sí puede. La cuestión es
que la cadena de bloque elimina la necesidad de tener un sistema
bancario, lo cual nos lleva a un escenario en el que el monopolio se
desactiva. (...)
El procomún del dinero y del crédito
Una parte importante de la infraestructura necesaria
para producir este bien es la confianza. El dinero es una institución
social basada en la confianza. Los usuarios de la moneda dan su tiempo y
sus bienes a cambio de la moneda de su país, lo que constituye la
esencia del poder del dinero.
Esa confianza históricamente ha sido
tejida entorno a figuras autoritarias como reyes o Estados, pero en la
actualidad es el sector bancario quien la detenta, aunque la
desinformación al respecto es tal, que la creencia de que el dinero lo
crea el Estado sigue muy extendidaxlvi.
La innovación que ha aportado Bitcoin en este sentido es una evolución
de la confianza en el dinero, que en este caso se basa en la tecnología
que garantiza la escasez del Bitcoin y la inviolabilidad de su código.
Sin embargo, el acceso a la producción del bitcoin no está al alcance de
cualquiera, su producción es descentralizada pero tiene enormes
barreras de entrada, no cualquier puede producir bitcoins por el coste
que supone en infraestructura y energía, por lo que el bitcoin
difícilmente puede ser un medio que permita el acceso a los prosumidores
a la creación monetaria y que elimine sus barreras de entrada.
Para poder financiar las operaciones necesarias para
que estas nuevas circunstancias puedan ser plenamente aprovechadas por
la sociedad en general, será necesario el desarrollo de una nueva
generación de sistemas monetarios y financieros que consigan mantener la
escasez relativa, sin la cual el dinero no tiene valor y no funciona,
pero garantizando el acceso de cualquier persona a su producción, que es
lo que bitcoin no puede hacer, aunque la tecnología de cadena de bloque
que da base a Bitcoin sí podría seguir siendo relevante para cumplir
este propósito.
En este sentido, será necesario crear otros mecanismos
de confianza autogenerados desde la ciudadanía que podríamos denominar
el procomún del dinero. Se trataría de mecanismos o protocolos para
producir una confianza que sirva para dar respaldo a las monedas
sociales y complementarias.
Además de todo lo que lo que la tecnología
de cadena de bloque pueda aportar en este sentido, podrían tener un
papel central mecanismos para registrar la reputación de personas y
empresas, que les permitan confiar las unas en las otras para respaldar
la solvencia de estos nuevos instrumentos monetarios.
El hecho de que
muchos de estos nuevos instrumentos monetarios se crean a base de
crédito mutuo, ha llevado a articular la idea del procomún del créditoxlvii
concepto introducido por Thomas Greco y desarrollado Matthew Slater y
un grupo de personas, entre las que me encuentro, para generar
protocolos de convertibilidad entre monedas sociales, así como la
propuesta de Capital confianza antes mencionada, en la que un factor
para respaldar el crédito son los avales de otros participantes en el
sistema. (...)
- Sistema financiero y monetario: Será imprescindible sustituir el sistema financiero actual que se moviliza solo ante la escasez. Se puede modificar la forma en que el sistema monetario y financiero actual crea el dinero, lo que constituye un objetivo político, pero también es posible generar nuevos sistemas monetarios palalelos o complementarios y hacer que estos vayan gestionando cada vez más una mayor proporción de la economía, en concreto, los sectores desmercantilizables. Esto hará presión para la transformación del sistema convencional gestionado por los bancos centrales. Además, permitirá generar estrategias en las que la moneda convencional se ponga al servicio de financiar infraestructuras de acceso, sustituyéndola allí donde se pueda por monedas complementarias para poder hacerlo. Los sistemas de moneda sociales y complementarias pueden financiar algunas actividades importantes en la transición a un modelo económico de abundancia, como:
- Financiación ciudadana del Estado: Esta moneda nace cada año en el pago de impuestos (Ciudadano→Estado) y muere en el pago de servicios públicos (Estado→ Ciudadano). Se trata de una moneda emitida por el ciudadano para pagar al Estado contribuciones con las que el Estado financia servicios públicos que llevan a cabo los ciudadanos. Los ingresos del Estado se desvinculan de la obtención de renta, tanto del ciudadano como del Estado.
- Moneda emitida desde el Estado mediante el pago al ciudadano (por ejemplo de la renta básica). Se destruye con oxidación, pago de impuestos y servicios públicos (vendibles). El pago desde el Estado es un esquema bastante tradicional de emisión monetaria, la única novedad en este caso sería hacer lo pagando una renta básica ciudadana.
- Financiación empresarial: la moneda se pone en circulación cuando el empresario paga insumos productivos (empresa→ empresa o empresa→ ciudadano) y se destruyen con el cobro del producto en moneda complementaria (ciudadano→ empresa o empresa→ empresa). El mecanismo se origina con el fin de obtener financiación para la actividad productiva. Estas monedas proporcionan financiación estable y sin vaivenes originados en “los mercados financieros”. No se van a paraísos fiscales. Su coste es muy reducido (mucho menor que el interés bancario) y generan una renta local que se puede gastar solo localmente, provocando la sustitución de producto global por producto local cuando existan sustitutivos adecuados, y reduciendo la demanda energética.
- Inversión en infraestructuras: La moneda se crea cuando el ciudadano cambia moneda convencional a moneda complementaria. Se redimen cuando el ciudadano paga un servicio (producido por esa infraestructura) en moneda complementaria. La moneda convencional se sustituye por moneda complementaria para el consumo, y con esa moneda convencional se pagan infraestructuras de acceso. El ciudadano a cambio puede obtener una parte de la propiedad de la infraestructura así financiada. Este mecanismo se podría aplicar a la financiación de fuentes de energía renovable, asi como a la construcción de infraestructuras de otro tipo: vehículos solares o eléctricos, redes de telecomunicaciones (como güifi.net), viviendas sostenibles, etc. (...)"
Versión para descargar: La era de la abundancia y sus condicionantes-2016-09-02
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