"Lo que está pasando en nuestra querida España y la actitud impúdica de
ciertos países Occidentales en el tema sirio -Estados Unidos, Reino
Unido y Francia-, son dos botones de muestra de la degradación moral que
atraviesa Occidente. No somos ejemplo de nada. No podemos dar lecciones
a nadie.
En realidad una nueva tiranía se expande por poniente, al
servicio de unos pocos, donde la mentira y el cinismo son la moneda de
cambio. La culpa es nuestra, de todos y cada uno de esos ciudadanos
libres que formamos parte de las otrora democracias.
(...) Nuestro país está en descomposición. Se
trata de una degradación política, económica, y social, que afecta a
todo, pero que se ceba muy especialmente con los más desprotegidos, los
más débiles. Por encima de todo nuestros hijos, nuestros jóvenes, los
parados, los emigrantes, las madres solteras, los desplazados... Si
vamos a la raíz del problema nos encontramos ante una abyección moral.
Nos hemos olvidado de lo que está bien y de lo que está mal. No todo
vale. Lo penúltimo, lo de Cifuentes.
España está siendo saqueada. Los dramáticos efectos de La Gran Recesión
en nuestro país fueron en realidad consecuencia de la corrupción y la
codicia instalada cómodamente en las antesalas de nuestros prohombres
patrios.
Pero no sólo ocurre en España. Echen una
ojeada al panorama internacional. Lo último, nuestro cinismo sobre el
conflicto sirio. Destrozamos en base a mentiras Irak, convertimos Libia
en un país fallido, e intentamos hacer lo mismo en Siria. ¿Tiene sentido
que cuando el ejército sirio, con apoyo ruso, está a punto de controlar
todo el país, el régimen de Al Assad
gasee a parte de su población? Me temo que no.
¿Se acuerdan que hubo un
ataque con gas en Siria el año pasado? Al final se determinó que no fue
el gobierno sirio quien lo hizo, sino los "rebeldes moderados" que
estaban usando una falsa bandera. Y Occidente no entiende que ya ha perdido la guerra en Siria. Se acabó. Pero ¡ay!, la codicia todo lo puede. Deplorable leer las informaciones de medios como la CNN, la CBS, The Guardian, … Si siguen estirando la cuerda todo puede acabar muy mal.
El miedo como herramienta de control
El miedo paraliza, impide que avancemos,
que utilicemos las herramientas necesarias para cambiar aquello que
falla. Para evitar cualquier proceso de cambio que debilite el poder y
la riqueza de quienes mandan solo se necesita inducir miedo. Si quieres controlar a un pueblo y contener su deseo de reemplazar un sistema que solo beneficia a unos pocos, entonces necesitas alimentarlos con miedo, y cuanto más mejor. (...)
Pero además hay nuevos miedos que se reavivan, cercanos a lo que el gran Franklin Delano Roosvelt
denunció el 4 de marzo de 1933 en su discurso inaugural al pueblo
estadounidense: "... lo único que debemos temer es al miedo ...”; “a ese
miedo sin nombre, irracional, injustificado que paraliza ...”.
Y ese
miedo es el que habían inoculado en aquel momento, y vuelven a inocular
ahora, a los trabajadores. Es el miedo económico. La agenda neoliberal
reintrodujo ese miedo en dos fases distintas. En primer lugar
abandonando conscientemente el objetivo de pleno empleo; en segundo
lugar infectando de deuda a las familias de los trabajadores.
Y de
aquellos barros estos lodos. La tiranía. Si no les preocupa la situación
de sus conciudadanos, imagínense la de otros países vistos a sus ojos
como meras piezas de ajedrez en el tablero geopolítico.
Para ello liberaron al mundo financiero
de las restricciones de la era Rooslvelt. Pero además, el sueño
tradicional de redistribuir la riqueza de los más ricos a los menos
acomodados ya no era políticamente viable, no vaya a ser que molestemos a
aquellos que generan riqueza. Falso, son rentistas, nuevos señores
feudales.
La nueva política estaba hecha a medida para que los ricos se
hicieran mucho más ricos. A los pobres se les daría la deuda como un sustituto de la riqueza. Se sentirían más ricos, y tendrían más para gastar.
En los buenos tiempos la deuda mantenía a
los pobres tranquilos. Como cualquier droga, podría quitar los miedos y
las preocupaciones de ser pobre. La deuda “drogó” a muchos ciudadanos
en una pasividad feliz. Y todo ello funcionó hasta que llegó La Gran
Recesión.
¿Aprendimos algo? ¡Qué va! De nuevos las mentiras se
extendieron por Occidente, y los de siempre acabaron pagando los platos
rotos. Nada nuevo bajo el sol. Se recurre a la astucia, al miedo, al
engaño, al narcisismo, y todo ello envuelto bajo el espectáculo de un
control total de las personas. En eso se está transformado Occidente.
¿Hasta cuándo? Dejemos ya de ser políticamente correctos." (Juan Laborda, Vox Populi, 17/04/18)
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