"‘Vaffanculo!’
Tal fue la consigna que, siguiendo al
satirista político Beppe Grillo, compartieron miles de personas en la
plaza Maggiore de Bolonia el 8 de septiembre del 2007, en coordinación
con muchos otros miles en distintas ciudades. No traduzco la grosería
porque queda más fino en italiano.
El epíteto se dirigía a 24
parlamentarios corruptos y a la clase política en general, denominada la
casta. Grillo lanzó la idea del V-Day o Vaffanculo Day y organizó el
día V-1 como punto de partida de un movimiento, que fue seguido en el
2008 por un día V-2, aún más multitudinario, con Turín como lugar de
reunión.
De ahí surgió en el 2010 el Movimiento 5 Estrellas (M5E), que
una década más tarde de su aparición en la escena política ha llegado
al Gobierno de Italia, tras obtener un 32% del voto en las elecciones
parlamentarias con un programa nacionalista, redistributivo de renta y
euroescéptico que se autodefine como antisistema, trascendiendo las
etiquetas de izquierda y derecha. Sus estrellas se refieren a los cinco
puntos de su programa básico: agua pública, transporte sostenible,
desarrollo sostenible, ecología como modelo y derecho al acceso libre a
internet. (...)
La alianza teóricamente contra natura entre Di Maio y Salvini puede
entenderse desde otro punto de vista: la prioridad que ambas fuerzas
otorgan a la lucha contra el sistema político configurado por la clase
política tradicional, con sus componendas de todo tipo para mantener el
monopolio del poder, y su supeditación a las cancillerías europeas, en
particular Alemania y Francia, que siguen intentando pilotar a distancia
la impredecible Italia. (...)
Esa es la convergencia básica entre los
nuevos socios de gobierno, por encima de sus divergencias ideológicas. Y
aunque el énfasis principal de la Liga, a saber el control de la
inmigración y la deportación de los indocumentados, no era un tema
prioritario para el M5E, también se apunta a ese tema profundamente
sentido por una juventud con un 30% de paro y que acusa la competencia
de los inmigrantes.
A la xenofobia nacionalista, teñida de racismo
antiárabe tras la llegada masiva de refugiados, se une la defensa de
empleo y servicios sociales “sólo para italianos”, de forma similar a la
principal motivación del Brexit.
Hay discrepancias claras en las políticas
económicas de los dos socios: la Liga quiere reducir impuestos, y el M5E
quiere aumentar el gasto público, sobre todo para establecer una renta
universal mínima (720 euros mensuales) para todo ciudadano por el hecho
de serlo, aunque en una primera fase se limita a los parados.
Pero ambos
plantean un saneamiento de las cuentas públicas, mediante el control
de la corrupción y del clientelismo institucional, así como, de cara al
futuro, una puesta en cuestión del pago al Banco Central Europeo de
préstamos cuya pertinencia no reconocieron en su momento.
Al plantear,
de forma indirecta, la posibilidad de no plegarse a las exigencias de
los mercados financieros, se acercan a la posición de Syriza cuando
quiso liberar a Grecia de la dictadura de austeridad de la Europa del
Norte.
Y si fue posible doblegar a la pequeña Grecia amenazando con
destruir los ahorros de sus ciudadanos mediante una expulsión del euro,
no puede haber la misma presión sobre Italia, porque una salida del euro
en su caso sería el fin de la moneda única. Algo que sabe el nuevo
gobierno y por eso juegan con su ambigüedad hacia el euro. (...)
Lo que parecía imposible hace muy poco tiempo está haciendo camino en la
política europea: una superación de los partidos tradicionales y una
puesta en cuestión de los acuerdos actuales de la Unión Europea. (...)
Y en Italia, sólo el 44% de los ciudadanos apoyan a la Unión Europea.
Tras el Brexit, y tras el ascenso de opciones alternativas en todas
partes, las élites no pueden seguir ignorando la profunda crisis de
legitimidad de las instituciones políticas." (Manuel Castells, La Vanguardia, 26/05/18)
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