"(...) En la actualidad se avecina una nueva transición energética de trascendencia crucial. El
rechazo a la contaminación de los combustibles fósiles y el Acuerdo de
París exigen abordar la des-carbonización de la economía mundial. A la
vez se ha producido una enorme reducción de los costes de la
electricidad eólica y solar, que puede competir sin necesidad de primas
con las centrales fósiles y nucleares.
De esta forma un gran
problema de deterioro ambiental ha encontrado una magnífica solución en
la que las energías fósiles (básicamente carbón y gas) van ya a poder
ser sustituidas de forma competitiva por energías renovables para
producir electricidad.
Esa electricidad “verde”, será la que a su vez
podrá reemplazar a la tercera energía fósil: el petróleo (gasolina y
gasóleo) en la movilidad y el trasporte y al gas en la climatización
(bomba de calor).
La conveniencia de esta transición a las
renovables a nivel planetario es todavía más evidente y urgente en un
país como España que no tienes recursos fósiles y en cambio cuenta con
ventaja comparativa en tecnología y recursos solar y eólico.
Como
se ha señalado las energías eólica y solar ya no necesitan primas pero,
en el caso de España, si es necesario que se eliminen las incertidumbres
existentes para poder financiar sus proyectos. La principal es que, al
estar mal diseñadas las subastas que se han convocado, la remuneración
no queda definida por el precio de la puja que haya ganado, sino por un
diferencial respecto al precio del mercado spot.
El precio futuro de
este mercado es incierto pero además decreciente, en la medida en que
precisamente la entrada de las energías renovables seguirá contribuyendo
como ya sucede a reducir los precios del mercado.
Otras
incertidumbres provienen de la continuidad, o no, de las actuales
centrales de carbón y nuclear y deberían ser clarificadas por el
Gobierno, que tendría que establecer la evolución del mix de energías
más conveniente para acelerar la transición a las renovables.
Las
empresas e instituciones podrían de esta forma financiar grandes granjas
hibridadas y con almacenamiento de centrales eólicas y fotovoltaicas y
los auto-consumidores producir una electricidad fotovoltaica que no
fuera tratada, como hoy, de forma punitiva.
Otra característica a
destacar de las energías renovables es que estas rompen las altas
barreras de entradas existentes para producir electricidad
(fundamentalmente el gran tamaño de las centrales), lo que posibilita
una concurrencia de agentes innovadores que no sólo suministren energías
como commodities intermedias sino servicios finales como movilidad,
almacenamiento, climatización, etc. gestionables a través de Internet y
blockchain. Esto sí que determina la aparición, por fin, de competencia
en el sector eléctrico.
Sin embargo la transición a las renovables
no sucederá de forma inercial, ya que tiene que superar dos problemas:
uno respaldar su intermitencia y aleatoriedad, que es tecnológicamente
resoluble y otro económico que es la inviabilidad de mantener todo el
exceso de centrales, almacenamientos y suministros fósiles y nucleares
con su histórica sobre-remuneración, cuando existe una alternativa más
barata y no nociva para el clima y la salud.
Ante este cambio que
se avecina las grandes eléctricas ya se han adelantado a pedir sus
recurrentes “beneficios caídos del cielo” del BOE, amenazando con el
cierre de centrales de carbón y nucleares si el Gobierno no aprueba un
aumento de su remuneración.
La sustitución de las energías fósiles por las renovables y por la
electricidad se hará de forma progresiva a lo largo de un periodo de
transición, pero es posible que sea más rápida de lo que se anticipa.
En
los próximos 10 años puede cambiar el mundo energético actual a nivel
global y eso no podrá ser frenado en España, por lo que las empresas
eléctricas dominantes tienen que dejar de presionar para aumentar su
remuneración en centrales fósiles y nucleares, e innovar y aportar más
valor a sus clientes y a la sociedad.
El Ministerio de Energía
tiene que dejar de temer un apagón ya inviable al aparecer la
competencia y atreverse a revisar globalmente una regulación que, no
sólo no revela los costes incurridos, sino que supone un freno a las
renovables.
El Ministro tiene que salir del bucle delirante en que
se ha metido de “obligar a las empresas” a prolongar la explotación de
sus centrales fósiles y nucleares para acabar aumentándoles a cambio
todavía más su retribución.
Como dice el título del artículo se
abre el escenario de una nueva transición energética a las energías
renovables pero las empresas eléctricas dominantes que obtuvieron
grandes beneficios en la transición a una competencia que nunca llegó no
pueden seguir obteniéndolos con el advenimiento de la competencia – en
este caso real – liderada por las renovables.
Si lo lograran se frenaría
dicha transición y volverían de nuevo a perjudicarse los consumidores." (Martín Gallego Malaga, ingeniero de minas y economista, Economistas Frente a la Crisis, 10/05/18)
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