20.11.24

¿Qué representa concretamente la decisión de la administración estadounidense sobre el uso de armas occidentales de largo alcance para atacar territorio ruso? De lo que estamos hablando es, correctamente, de la decisión de emplear sistemas de armas, sistemas de detección y personal de la OTAN para atacar territorio ruso... estos sistemas de armas necesitan información sobre los objetivos de satélite occidentales, y personal de la OTAN para introducir los datos en el software de control y gestionar las operaciones de disparo... Ninguna de estas funciones puede ser realizada por personal ucraniano... Washington ha «autorizado» su uso exclusivamente en la región de Kursk... Si a esto añadimos que los ucranios han completado el entrenamiento de tres nuevas brigadas, equipadas y entrenadas por la OTAN, podemos especular que Kiev (la OTAN) está planeando lanzar una nueva ofensiva en la región de Kursk (Enrico Tomaselli)

 "¿Qué representa concretamente la decisión de la administración estadounidense sobre el uso de armas occidentales de largo alcance para atacar territorio ruso? Es una cuestión que debe evaluarse desde dos aspectos: el político y el militar. En primer lugar, sin embargo, hay que hacer una consideración preliminar: la trampa semántica con la que la propaganda de la OTAN intenta mistificar la realidad de las cosas.

Todo el comunicado habla de «autorización de uso», como si estos sistemas de armamento estuvieran a disposición de las fuerzas armadas ucranianas, que ahora estarían autorizadas a utilizarlos para golpear en profundidad incluso contra regiones rusas «históricas». En realidad, nada de esto es cierto. De hecho, estos sistemas de armas necesitan dos cosas para funcionar: información sobre los objetivos, que sólo puede ser proporcionada por los estudios por satélite occidentales, y personal de la OTAN para introducir los datos en el software de control y gestionar las operaciones de disparo. Ninguna de estas funciones puede ser realizada por personal ucraniano. Así pues, de lo que estamos hablando es, correctamente, de la decisión de emplear sistemas de armas, sistemas de detección y personal de la OTAN para atacar territorio ruso.

 Desde cierto punto de vista, se trata de una novedad relativa, ya que este mismo «paquete» (armas, inteligencia, personal) se utiliza desde hace tiempo para golpear a las fuerzas armadas rusas en los territorios de Novorossi (Donbass y otras antiguas regiones ucranianas). Además, como se verá más adelante, su impacto bélico es también muy relativo.

Por lo tanto, el aspecto político de la medida estadounidense debe considerarse por su valor en dos direcciones diferentes, hacia Rusia y hacia los propios Estados Unidos. El mensaje hacia Moscú -que llega, recordemos, al día siguiente de la llamada telefónica de Scholtz a Putin, acordada con Washington- es el palo después de la zanahoria. Un clásico de la diplomacia occidental es, en efecto, ofrecer una apertura (más o menos auténtica), acompañándola de un aumento de la presión militar, cuya función es precisamente empujar al enemigo a aceptar los términos propuestos. Pero, precisamente, la función principal es probablemente la de exacerbar el enfrentamiento con Rusia, para poner un radio en las ruedas de las iniciativas negociadoras que planea llevar a cabo la administración Trump, tratando de privarla de su primer éxito de imagen (y ello con independencia de las posibilidades reales de que éstas se materialicen).

 Si, por el contrario, analizamos esta decisión desde un punto de vista militar, podemos sin duda reducir su impacto real y, relacionándolo con otros elementos, tratar de deducir indicaciones operativas para un futuro próximo.

Un primer elemento importante es que estos sistemas de armas (ATACMS, Storm Shadow/SCALP) están disponibles en cantidades muy limitadas en Ucrania. Sólo el día anterior se supo que los británicos no pueden suministrar más Storm Shadow porque han llegado al límite de las existencias necesarias para la defensa nacional(1). En cuanto a la munición de largo alcance para ATACMS, la situación es similar. Actualmente, se estima que hay poco más de dos docenas de estos portadores disponibles en suelo ucraniano. Es bastante evidente, por tanto, que su eficacia está estrechamente ligada a la concentración espacio-temporal de su uso. Y hay que señalar aquí que Washington, de hecho, ha «autorizado» su uso exclusivamente en la región de Kursk.

De ello se deduce que la opción estratégica estadounidense favorece el mantenimiento de la cabeza de puente en territorio ruso, en lugar de -por ejemplo- la defensa en el sector de Pokrovsk, en el Donbass, donde la continua presión rusa amenaza con romper el frente, con graves consecuencias para las fuerzas armadas ucranianas.

 Si a esto añadimos que las AFU han completado el entrenamiento de tres nuevas brigadas (155ª Brigada Mecanizada, 5ª Brigada de Tanques, 162ª Brigada), todas ellas entrenadas por la OTAN y equipadas con tanques Leopard 2A4, tanques rotativos AMX-10RC, IFV Bradley, VAB, obuses autopropulsados CAESAR y MLRS LRU (además de tanques Abrams procedentes de Australia), podemos especular que Kiev (la OTAN) está planeando lanzar una nueva ofensiva en la región de Kursk, tal vez intentando entrar desde otra dirección."

(Enrico Tomaselli , Giubbe Rosse, 18/11/24, traducción DEEPL)

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