1.12.25

El expresidente a quien Trump planea indultar inundó EE. UU. de cocaína... Durante el juicio federal a Juan Orlando Hernández en Nueva York, los testimonios y las pruebas demostraron cómo el expresidente mantuvo a Honduras como bastión del comercio mundial de drogas... Fue uno de los casos de narcotráfico más arrolladores que se han llevado ante un tribunal estadounidense desde el juicio al dictador panameño, el general Manuel Noriega, tres décadas antes. Pero el viernes, el presidente Donald Trump anunció que indultaría a Hernández... El golpe de Estado de junio de 2009, que derrocó a Manuel Zelaya, presidente de izquierda del país, inauguró una época dorada de narcocorrupción... Hernández ordenó a la policía y al ejército que cuidaran a los traficantes que le pagaran, y prometió protegerlos de la extradición a Estados Unidos... Utilizó dinero del narcotráfico para manipular el voto en dos elecciones, decían los documentos... El anuncio de Trump se produjo en un comunicado en el que exigía a los votantes hondureños que eligieran a su candidato preferido, amenazando con sabotear económicamente al país si Tito Asfura, líder del Partido Nacional, afín al narcotráfico y que Hernández controlaba antes de su condena, no resulta victorioso el domingo... Trump lo indulta en medio de un complot para manipular las elecciones hondureñas... Después de que las ONG afines a Estados Unidos declaren la votación ilegítima, “la idea es que el gobierno de los Estados Unidos” intervenga y acuerde que la votación debe ser anulada – “eso sería la puntilla”... y "lo que tengo claro es que los militares están con nosotros," afirma la Consejera Electoral del Partido Nacional Cossette López (Wyatt Reed y Santul Nerkar)

 "En una ocasión se jactó de que iban a “meter las drogas en las narices de los gringos”. Aceptó un soborno de 1 millón de dólares del Chapo Guzmán para permitir que los cargamentos de cocaína pasaran por Honduras. Un hombre murió en prisión para protegerlo.

Durante el juicio federal a Juan Orlando Hernández en Nueva York, los testimonios y las pruebas demostraron cómo el expresidente mantuvo a Honduras como bastión del comercio mundial de drogas. Orquestó una vasta conspiración de tráfico que, según los fiscales, hizo ganar millones a los cárteles, al tiempo que conservaba a Honduras como uno de los países más pobres, violentos y corruptos de Centroamérica.

El año pasado, Hernández fue declarado culpable de cargos de tráfico de drogas y armas y condenado a 45 años de prisión. Fue uno de los casos de narcotráfico más arrolladores que se han llevado ante un tribunal estadounidense desde el juicio al dictador panameño, el general Manuel Noriega, tres décadas antes.

Pero el viernes, el presidente Donald Trump anunció que indultaría a Hernández, de 57 años, a quien calificó como víctima de persecución política, aunque Trump no ofreció pruebas para respaldar dicha afirmación. Sería una resolución que pondría de cabeza un caso que para los fiscales fue una cumbre, con el que se asestaba un golpe al corazón de un narcoestado.

El juicio de dos semanas al presidente en Manhattan, y los procesos previos de sus socios, ofrecieron una visión de un mundo de corrupción y narcotráfico que abarcaba varios países. Destacaron las bolsas de dinero en efectivo, una ametralladora con el nombre de Hernández grabado en ella y los sobornos del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, el capo mexicano conocido como El Chapo.

Los fiscales dijeron que Hernández fue clave en una trama que duró más de 20 años y que introdujo unas 500 toneladas de cocaína en Estados Unidos.

“El pueblo de Honduras y Estados Unidos sufrieron las consecuencias”, dijo Merrick Garland, entonces fiscal general, en 2024, después de que Hernández fuera condenado.

Honduras, un país de unos 10 millones de habitantes, ha estado vinculado a Estados Unidos durante mucho tiempo: primero como sede de extensas plantaciones de bananas propiedad de la United Fruit Company, después como sede de una base clave para los esfuerzos de contrainsurgencia respaldados por Estados Unidos y, más tarde, como puesto militar para la lucha contra el narcotráfico.

Cuando las rutas del narcotráfico empezaron a desplazarse hacia Centroamérica en la década de 2000, Honduras pasó a desempeñar un papel en el trasiego de la droga, al trasladar cocaína desde Sudamérica hacia México y la frontera estadounidense. Durante esa década, el tráfico aumentó, junto con la tasa de asesinatos, y los narcoaviones llegaban con regularidad. El golpe de Estado de junio de 2009, que derrocó a Manuel Zelaya, presidente de izquierda del país, inauguró una época dorada de narcocorrupción.

Hernández, a diferencia de muchos políticos latinoamericanos, surgió de raíces humildes. Uno de más de una decena de hermanos criados en una región cafetalera y rural, se hizo abogado y llegó al Congreso. Como presidente, Hernández dijo a las autoridades estadounidenses que estaba haciendo todo lo posible por acabar con el narcotráfico.

Pero los fiscales dijeron que su carrera política se había visto impulsada por el dinero del narcotráfico ya en 2009, cuando aún era legislador y buscaba dirigir la legislatura hondureña. En el Mundial de Fútbol de Sudáfrica de 2010, Hernández fue fotografiado sonriendo y saludando con el pulgar levantado junto a un conocido jefe de un cártel hondureño.

Hernández se presentó a las elecciones presidenciales por el conservador Partido Nacional y fue elegido en 2013. Los fiscales dijeron que Hernández se apoyó en sus conexiones con los cárteles más poderosos del mundo para financiar su campaña, incluido un soborno de 1 millón de dólares del Chapo.

Utilizó las armas y el poder del Estado para sus propios fines, según los fiscales, los jurados y los hondureños que llegaron a despreciarlo. La amenaza de ser extraditados a Estados Unidos hacía que los narcotraficantes estuvieran ansiosos por sobornar a quien pudiera protegerlos, dijeron los fiscales, y llegaron a saber que podían confiar en Hernández.

Hernández ordenó a la policía y al ejército que cuidaran a los traficantes que le pagaran, y prometió protegerlos de la extradición a Estados Unidos. En una ocasión, Hernández aseguró a un traficante de cocaína hondureño que “para cuando los gringos se enteren, habremos eliminado la extradición”, según los fiscales.

Hernández llegó a jactarse: “Vamos a meter la droga en las narices de los gringos, y nunca se van a enterar”, según un testigo que declaró en un juicio de 2021 contra un narcotraficante.

Los investigadores dijeron que Hernández llegó a extremos despiadados para cubrir sus huellas. Un acusado de conspirar con el mandatario fue asesinado en una prisión hondureña para proteger al presidente, según documentos judiciales. Utilizó dinero del narcotráfico para manipular el voto en dos elecciones, decían los documentos.

En 2017, Hernández se convirtió de nuevo en presidente después de unas elecciones tan plagadas de acusaciones de fraude que se produjeron días de violencia y unas dos decenas de personas murieron mientras los militares tomaban medidas enérgicas.

Los hondureños, divididos políticamente desde hace mucho tiempo, se unieron en la indignación. El grito “Fuera JOH” se oía no solo en las protestas, sino también entre las enormes caravanas de migrantes que marchaban hacia el norte, compuestas de gente harta de la pobreza y la corrupción rampante.

Públicamente, Hernández negó cualquier implicación en el narcotráfico. Y sus conexiones con Estados Unidos siguieron siendo fuertes.

El presidente Barack Obama lo calificó como uno de los “excelentes socios” que apoyaban la labor de disuadir a los niños de ir a Estados Unidos. Trump lo reconoció como ganador de la disputada votación de 2017, y contó con él para ayudar a frenar el flujo de personas y drogas. El gobierno de Joe Biden lo consideraba un aliado clave en Centroamérica en su intento de controlar la migración.

Pero la podredumbre se hizo evidente cuando el hermano de Hernández, Tony, fue detenido en Miami en 2018 tras ser vinculado a una organización de traficantes.

Durante el juicio del hermano menor en 2019, un exalcalde hondureño e importante narcotraficante describió cómo un socio de El Chapo había entregado el soborno de 1 millón de dólares: dinero en efectivo envuelto en fajos de plástico de 50.000 y 100.000 dólares.

En febrero de 2022, semanas después de dejar el cargo, Hernández fue detenido a petición de Estados Unidos; dos meses después fue escoltado hasta un avión con las manos esposadas y extraditado.

Su propio juicio mostró con espeluznantes detalles cómo Hernández había prometido acabar con las bandas de narcotraficantes, mientras que se asociaba con ellas, según declaraciones de fiscales y testigos.

Devis Leonel Rivera Maradiaga, exdirigente de una banda llamada Los Cachiros, quien admitió estar implicado en la muerte de 78 personas, declaró que había sobornado a Hernández con 250.000 dólares entregados a la hermana del presidente, Hilda, a cambio de protección.

Otro traficante declaró que había entregado personalmente una coima: “Pagué 250.000 dólares como soborno a Juan Orlando Hernández”.

Hernández fue condenado por tráfico de drogas y conspiración con armas en una sala abarrotada de hondureños deseosos de ver su caída.

Cuando fue sentenciado en 2024, Hernández habló durante casi una hora ante el tribunal, aireando teorías conspirativas y agravios mientras se presentaba como víctima de una “persecución política”. En una extensa carta, Hernández citó a Edmund Burke, Martin Luther King Jr. y la Biblia.

“La investigación y el juicio en mi contra está lleno de errores, de injusticias que se han convertido en un linchamiento a través del Sistema judicial de Estados Unidos”, escribió Hernández. “Los fiscales y agentes no hicieron la debida diligencia en la investigación para conocer toda la VERDAD”.

Para muchos hondureños, su condena fue una rara muestra de justicia. Una mujer que se encontraba entre la multitud que celebraba su condena en el exterior del tribunal sostenía un cartel en el que advertía que no tendría que haber perdón para la narcopolítica.

Pero el sábado, Trump dijo en un comunicado a The New York Times que “muchos amigos” le habían pedido que indultara a Hernández: “Le dieron 45 años porque era el Presidente del País; se podría hacer esto a cualquier presidente”. 

Santul Nerkar , Annie Correal y  , The New York Times, 30/11/25)

 

"Trump indulta a político condenado por narcotráfico en medio de un complot para manipular las elecciones hondureñas.

 Donald Trump está amenazando con destruir la economía hondureña a menos que el país elija al Partido Nacional, dirigido por oligarcas. Ahora, incluso ha indultado al último miembro del partido que gobernó el país, quien fue condenado en 2024 por contrabandear cientos de toneladas de drogas a Estados Unidos.

El 28 de noviembre, el presidente de EE. UU., Donald Trump, declaró que indultará al ex presidente hondureño Juan Orlando Hernández, quien fue condenado a 45 años en una prisión de Nueva York en 2024 por su papel en ayudar a contrabandear 400 toneladas de cocaína a EE. UU. en un esquema de tráfico de drogas vinculado al cartel de Sinaloa. Hernández, escribió Trump, había sido "tratado muy duramente e injustamente."

Mientras Hernández era presidente de Honduras, inició contratos por más de medio millón de dólares con la firma de cabildeo republicana BGR Group, después de que su hermano, Tony, fuera condenado a cadena perpetua por contrabando de cocaína. Desde entonces, BGR ha donado decenas de miles de dólares a la campaña de Marco Rubio, el exsenador cubanoamericano que ahora se desempeña como Secretario de Estado de Trump.

Como informó The Grayzone, la acusación del Departamento de Justicia de EE. UU. contra Hernández contenía detalles explícitos y a menudo impactantes sobre su papel en la transformación de su país en el principal narcoestado del hemisferio occidental. El presidente respaldado por Estados Unidos "ejerció una influencia increíble y se asoció con algunos de los narcotraficantes más notorios de Honduras, permitiéndoles florecer bajo su control", declaró un fiscal del DOJ.
Una captura de pantalla muestra el índice de la acusación de 2023 contra el ex presidente hondureño Juan Orlando Hernández.

Hablando con un medio hondureño el día después de que se anunciara el indulto, el pastor de larga data de Hernández atribuyó la decisión al hecho de que "Donald Trump fue y es amigo de Juan Orlando."

El gobierno hondureño ha señalado que, a pesar de haber sido perdonado por los crímenes cometidos contra Estados Unidos, la investigación sobre sus crímenes en Honduras sigue abierta, y es probable que se le exija entregarse a su regreso al país.

El anuncio de Trump llegó en una declaración exigiendo que los votantes hondureños elijan a su candidato preferido, amenazando con sabotear económicamente al país si Tito Asfura – líder del Partido Nacional amigable con los narcotraficantes que Hernández controlaba antes de su condena – no emerge victorioso el domingo.

"Si Tito Asfura gana la presidencia de Honduras... lo apoyaremos mucho." Si no gana, Estados Unidos no estará tirando el dinero bueno tras el malo," escribió Trump en su plataforma de redes sociales Truth. Trump desplegó la misma estrategia en las elecciones de medio término de Argentina en octubre de 2025, presionando con éxito a los votantes allí para que apoyaran al partido del presidente mentalmente inestable del país, Javier Milei.

El mensaje llegó solo dos días después de que Trump se entrompiera públicamente por primera vez en las elecciones hondureñas con una declaración instando a los votantes de Centroamérica a emitir sus votos por Asfursa, a quien llamó "el único verdadero amigo de la Libertad en Honduras". En esa publicación, el presidente de EE. UU. arremetió contra los otros dos candidatos: la candidata del partido gobernante Libre, Rixi Moncada – “quien dice que Fidel Castro es su ídolo,” afirmó Trump – y el candidato del partido Liberal, Salvador Nasralla, a quien calificó de “comunista a la ligera.”

"Normalmente, la gente inteligente de Honduras rechazaría a [Moncada] y elegiría a Tito Asfura, pero los comunistas están tratando de engañar al pueblo al presentar a un tercer candidato, Salvador Nasralla," afirmó Trump, insistiendo en que "Nasralla no es amigo de la Libertad" y que simplemente "finge ser anti-comunista solo con el propósito de dividir el voto de Asfura."

Con sus intervenciones descaradas, Trump pareció conceder que el plan inicial de EE. UU. para controlar el resultado de la votación había fracasado.

 Grabaciones filtradas revelan el complot inicial del golpe de estado

Antes de la amenaza de Trump de arruinar la economía hondureña a menos que los votantes eligieran a Asfura del Partido Nacional, Washington aparentemente planeaba sembrar el caos en las elecciones manipulando el conteo preliminar de votos a favor de Nasralla. Al hacerlo, generaría un escepticismo generalizado sobre el resultado y exigiría una nueva votación.

Pero el partido Libre en el poder frustró el complot al publicar una serie de grabaciones que contenían pruebas de que la oposición de derecha, respaldada por Estados Unidos, estaba planeando lanzar un golpe electoral.

En los archivos de audio, se pueden escuchar voces que se asemejan mucho a la Consejera Electoral del Partido Nacional Cossette López y al principal congresista del Partido Nacional Tomás Zambrano discutiendo planes para retrasar la transmisión de los conteos de votos con el fin de generar percepciones generalizadas de fraude y provocar una crisis nacional al presentar falsamente a Salvador Nasralla como el favorito inicial. Los oradores sugieren que pueden manipular el voto asegurándose de que se seleccione a un contratista amigo para transportar las boletas el día de las elecciones.

Las grabaciones, que también presentan a un hombre no identificado que se presenta como oficial militar, muestran al trío describiendo un plan en el que ONG, observadores electorales internacionales y la Embajada de EE. UU. conspiran para declarar ilegítima una victoria de Libre y ver al partido fuera del poder. El complot se enmarca como llevado a cabo con la asistencia del gobierno de EE. UU., con López aparentemente animando a sus colegas a "usar las herramientas que nos dieron las personas de la Embajada."

Algunos de los planes mencionados en las grabaciones parecen ya estar en marcha, incluyendo un llamado de la voz que coincide con la de Zambrano para "sembrar dudas en el proceso electoral" en la antesala de la votación. En otro lugar, López parece pedir que toda la cobertura mediática amigable “se centre en el hecho de que va a haber fraude” para generar “sospechas entre la gente de que va a haber fraude, o de que las elecciones no serán reconocidas” desde el extranjero.

"Vamos a decir que van a manipular a un asesor del CNE para que los resultados favorezcan y se cree una crisis electoral," continúa la voz que coincide con la de López. Este escenario exacto se desarrolló en las semanas siguientes a la publicación de los archivos de audio, cuando el Fiscal General de Honduras abrió una investigación sobre López debido a sus comentarios, y crecieron las demandas para que López fuera destituida de su puesto en el CNE.

Después de que las ONG afines a Estados Unidos declaren la votación ilegítima, “la idea es que el gobierno de los Estados Unidos” intervenga y acuerde que la votación debe ser anulada – “eso sería la puntilla,” añade la voz. Y "lo que tengo claro es que los militares están con nosotros," afirma.

Una vez que se publicaron los archivos de audio que revelaban el complot del golpe electoral, los titiriteros estadounidenses de la derecha hondureña se apresuraron a controlar la narrativa, buscando invertir el guion acusando sin fundamento a Libre de intentar robarse las elecciones mediante trucos sucios. Pero esta táctica cínica aparentemente ha agotado su utilidad, lo que llevó a Trump a entrar en la contienda con una amenaza explícita de devastar la economía hondureña a menos que eligieran al Partido Nacional.

Una vez robado, dos veces tímido

Conocido por su corrupción y el financiamiento por parte de narcotraficantes, incluyendo a Joaquín "El Chapo" Guzmán de México, el Partido Nacional llegó al poder por primera vez gracias a un golpe de estado respaldado por Estados Unidos en 2009. Mantuvo su control sobre el gobierno gracias a un evidente amaño electoral para apoderarse fraudulentamente de la presidencia de Honduras.

En 2017, Juan Orlando Hernández se declaró presidente tras un extraño incidente en el que pasó de perder con claridad a emerger con una ventaja considerable después de un misterioso apagón en el principal centro de conteo de votos del país. La administración Trump se apresuró a reconocer los resultados, consolidando el control del partido sobre el poder durante los siguientes cuatro años.

A pesar del encarcelamiento de Hernández en 2024, parece que los trucos sucios han continuado. En este ciclo electoral, el medio hondureño Contracorriente identificó una vasta "red digital que disfraza la propaganda política como noticias locales para atacar al partido gobernante [Libre] en Honduras," a la que se refirió como la Red Nahual. El medio sugirió el 28 de noviembre que la red probablemente estaba operada por Fernando Cerimedo, un asesor argentino del candidato del Partido Nacional, Asfura, señalando que "la historia de Cerimedo se alinea con varios patrones observados en la 'red Nahual': el uso de cuentas falsas, la amplificación manipulada de contenido, ejércitos de trolls y la fabricación de narrativas diseñadas para erosionar la confianza en las instituciones democráticas."

Por su parte, Nasralla no ha expresado objeciones a los planes mencionados en las grabaciones de audio filtradas este octubre. En cambio, el candidato del Partido Liberal buscó reforzar la narrativa de que Libre es el culpable de cualquier caos electoral. A principios de noviembre, el ex presentador de televisión y concursos de belleza declaró que si Libre intentara cometer fraude electoral, Estados Unidos no tendría más remedio que retirar sus activos navales de la costa de Venezuela y amenazar con invadir Honduras, y sugirió que los hondureños deberían "evitar" esta posibilidad votando por él.

Sin embargo, solo unas semanas después, fue despedido sin ceremonias en las redes sociales por Donald Trump, quien advirtió a los hondureños que no se dejaran "engañar de nuevo" por el "comunista al borde".

Fue un giro abrupto para Nasralla, quien había sido invitado por un prominente legislador de derecha de Florida a una audiencia congressional en Washington la semana anterior, que aparentemente estaba diseñada para avanzar en el complot electoral.

Como resultado, con solo 10 días restantes antes de una elección muy reñida, Nasralla no estaba en la capital de su país, Tegucigalpa, donde los líderes de los otros dos principales partidos estaban ocupados organizando mítines de última hora. En cambio, estaba a casi 2,000 millas de distancia en Capitol Hill, compareciendo ante un comité del Congreso de EE. UU. con el objetivo de deslegitimar a su principal oponente, Rixi Moncada, la sucesora propuesta de la actual presidenta socialista democrática de Honduras, Xiomara Castro.

La audiencia, que se presentó como un esfuerzo preventivo para advertir a Castro y Moncada contra el intento de robarse las elecciones, fue presidida por la representante María Elvira Salazar, una personalidad de la televisión cubanoamericana del sur de Florida, mejor conocida por sus diatribas en el aire sobre el cambio de régimen. Desde su posición en el comité, Salazar arremetió contra Xiomara Castro, Moncada y su Partido Libre socialdemócrata, acusándolos de intentar "imponer el comunismo" en Honduras.

Salazar continuó con nostalgia hablando sobre el golpe de estado de 2009 respaldado por Obama que derrocó al esposo de la actual presidenta, Manuel Zelaya, antes de preguntar si el ejército hondureño podría intervenir para "detener" al gobierno de Castro de "intentar amañar las elecciones." Recordó que estaba en Honduras trabajando "como periodista" cuando los soldados hondureños "sacaron [a Zelaya] de su cama... en medio de la noche en pijamas, y lo pusieron en un avión a Costa Rica, porque Mel Zelaya quería implementar el comunismo en Honduras."

"Ahora, 16 años después, su esposa está haciendo este trabajo."

El comentario de Salazar estaba lleno de contradicciones, oscilando entre la oposición a la interferencia extranjera en las próximas elecciones mientras dictaba abiertamente a los votantes hondureños que "no eligieran a un comunista". Pero en Tegucigalpa, su actuación fue vista como un acto maligno de intromisión.

"Condenamos su interferencia," respondió Moncada, concluyendo que Salazar "debería respetar a Honduras y respetar al pueblo hondureño."

A lo largo de la sesión, Salazar preparó respuestas aparentemente guionizadas de varios operativos de cambio de régimen, incluyendo al designado por Trump en su primer mandato como embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Carlos Trujillo, quien fue expuesto a mitad de la audiencia como un cabildero bien remunerado cuyos clientes hondureños se oponen firmemente al gobierno actual.

Entre los clientes de Trujillo se encontraban un gran banco cuyo presidente fundador lideró el Partido Nacional durante años, y la llamada ciudad charter Prospera, una autoproclamada "zona de inicio con autonomía regulatoria y fiscal" establecida bajo el Partido Nacional, que alberga una variedad de empresas tecnológicas de "aumento humano" en tierras hondureñas sin supervisión, para consternación del gobierno actual.

Durante su testimonio, Trujillo arremetió contra Castro, acusándola de crímenes tan horribles como haber “expresado repetidamente una afinidad por los regímenes totalitarios” como “Venezuela, Cuba y Nicaragua,” su “decisión de eliminar y romper todos los lazos diplomáticos con Taiwán y establecer y reconocer al Partido Comunista… de China,” y haber “fallado en sentar al embajador israelí… durante más de un año y medio.”

Otros supuestos delitos del gobierno de Castro incluyeron amenazar con cancelar un acuerdo de extradición y expulsar a las tropas estadounidenses de las bases militares que han operado en Honduras desde los años 80, cuando se establecieron para librar una guerra sucia contra el gobierno sandinista de Nicaragua al sur.

Aunque no mencionó su amistosa reunión con Hernández en 2018, Trujillo se apresuró a atribuirse a sí mismo y a Salazar el mérito de liberar a los hondureños del yugo de una hipotética dictadura hondureña liderada por las antiguas víctimas de Hernández.

"A veces es difícil reconocer cuando estás sentado en los asientos que estás [en], la importancia de las palabras que dices, y cuán importantes son en el país – en Honduras," exclamó Trujillo. "Y cómo da esperanza al pueblo hondureño – la cantidad de personas que ves sentadas aquí detrás de nosotros – quienes realmente, su esperanza de salvar su democracia está un poco depositada en una audiencia como esta."

Respondiendo más tarde ese día, Rixi Moncada describió a los visitantes sentados detrás del orador de manera diferente, caracterizándolos como las mismas élites que conspiraron con Estados Unidos en 2009 para destituir a Zelaya del poder en primer lugar. "Hay personas allí que participaron directamente en el golpe y se están saliendo con la suya," afirmó, añadiendo que los presentes en la audiencia en Washington eran "seguramente de los 25 grupos económicos y 10 familias en este país que monopolizan el sector financiero."

Externalización de las consecuencias

En los días transcurridos, figuras alineadas con Trump han continuado aumentando las tensiones con el gobierno de Honduras, preparando el escenario para un posible enfrentamiento entre la voluntad democrática de los hondureños y Washington. El resultado podría repercutir en todo el hemisferio, potencialmente desencadenando una nueva ola de migración hacia el norte y violencia en el país.

Durante la sesión de la OEA del 25 de noviembre, el embajador de la Argentina de Javier Milei desató un arrebato desquiciado sobre el cambio de régimen, describiendo la audiencia al estilo de interrogatorio como una medida de "diplomacia preventiva" destinada a asegurar que los hondureños no siguieran el ejemplo de Cuba y Venezuela. Lo acompañó el Subsecretario de Estado de EE. UU., Christopher Landau, quien argumentó que Honduras estaba experimentando una "crisis" electoral antes de instar a los estados miembros a presionar al gobierno hondureño para que se adhiera a las instrucciones estadounidenses al llevar a cabo sus elecciones.

Landau concluyó imperiosamente: “Les insto a usar su voz colectiva para advertir a los funcionarios en Honduras sobre las consecuencias de entrometerse en el proceso o interferir con los resultados” de las próximas elecciones." 

(, The Grayzone, 29/11/25, traducción Quillbot, enlaces en el original)  

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