26.1.08

Emigración circular

“Los estudios del Banco Mundial y la Universidad de Harvard permiten establecer la envergadura de este asunto: un aumento del flujo de emigrantes equivalente tan sólo al 3% de la fuerza laboral de los países desarrollados generaría beneficios que multiplican por diez lo que los países pobres podrían esperar de un acuerdo en la Ronda del Desarrollo de la Organización Mundial del Comercio. (…)

Para ser claros, no hay una garantía automática de que un incremento de la inmigración genere bienestar en los países de origen y en los de acogida, pero una gestión más flexible y ordenada de los flujos migratorios podría generar para todos una prosperidad sin precedentes. La pregunta más relevante no es cómo protegemos mejor nuestras fronteras; ni siquiera qué podríamos hacer para que la gente no se vea obligada a abandonar sus países de origen. Lo realmente interesante es identificar qué políticas migratorias favorecen más a quienes viven en la pobreza, y cómo pueden ser aceptables y beneficiosas para las sociedades de los países de destino.

El primer paso es un modelo de gestión de fronteras radicalmente diferente, más pendiente del interés común que de los riesgos electorales. (…)

Es imprescindible contemplar un programa ambicioso de migraciones circulares que incluya incentivos para el retorno, que abarque al conjunto de la UE y que no se limite a médicos e ingenieros. Como ha señalado recientemente la Comisión Mundial de Migraciones, estos mecanismos ofrecen una alternativa que evita los extremos draconianos y que regula los flujos migratorios de forma más humana y eficaz.” (GONZALO FANJUL SUÁREZ: Abrir fronteras. El País, ed. Galicia, Opinión, 25/01/2008, p. 27)

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