“Pero es más acertado interpretar que la crisis inmobiliaria empezó a gestarse antes del escándalo de las hipotecas basura y de la especulación con el barril de crudo; y que la burbuja inmobiliaria fue fabricada por los gobiernos del PP como un recurso cómodo para explotar unos tipos de interés escandalosamente bajos respecto a la inflación española y consentida después durante la primera legislatura de Rodríguez Zapatero.
Vistas las desastrosas consecuencias del pinchazo inmobiliario, las cuestiones pertinentes hoy son determinar si el mercado inmobiliario está ajustándose correctamente a través de un descenso de los precios coherente con la magnitud de la contracción de la demanda y cuánto puede durar el frenazo de la vivienda. A la primera pregunta, la respuesta es que los precios no están bajando en la proporción debida para reabsorber el exceso de oferta. (…)
La pregunta sobre la duración carece lógicamente de respuesta precisa…La falta de financiación es la causa inmediata del hundimiento espectacular de las ventas de pisos. Bancos y cajas han dejado de prestar dinero para adquirir pisos, por razones que tienen que ver con mal explicados desequilibrios entre liquidez y valoración de activos en el balance. La respuesta sería mucho más exacta si las autoridades económicas admitieran que hay razones para la sequía del crédito -esto es, en definitiva, un factor de crisis- y obraran en consecuencia para restablecer la fluidez de los créditos, aunque fuera con intereses más elevados.” (El País, Negocios, 06/07/2008, p. 3)
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