23.9.08

Pronósticos: "esto va a seguir igual" "esto va a ser un desastre" "esto está bien, pero ahí está el credit crunch"

El Gobierno de Bush ha dado el primer paso y ha salvado de la quema al sistema financiero. Pero no acaba de verse la salida del pinchazo inmobiliario. "La recuperación va a ser lenta, dura, y esas economías van a sufrir mucho mientras no se recupere la vivienda: son el equivalente a las entidades financieras que estaban más endeudadas y que han pasado verdaderos apuros", aseguran fuentes financieras en Washington.” (El País, Negocios, 21/09/2008, p. 7)

“Cuando pasen los días, lo que va a resultar más relevante es la aceleración del saneamiento de los balances de las entidades más problemáticas y un proceso de concentración bancaria que elimine el exceso de capacidad en el sistema y configure instituciones con el potencial para obtener el capital necesario para dotarse de mayor solvencia. El credit crunch probablemente no vaya a poder evitarse, pero la normalización de los mercados de crédito minorista, tan necesaria para el desenvolvimiento favorable de las economías, va a alcanzarse mucho antes de lo que pensábamos sólo hace unas semanas.” (JOSÉ LUIS ESCRIVÁ: ¿Tocando fondo?. El País, Negocios, 21/09/2008, p. 17)

EE UU inyectará 485.000 millones para evitar el colapso financiero.

El coste total de la crisis para los contribuyentes superará con creces el billón de dólares, si al nuevo plan de salvación se le suman los numerosos rescates bancarios practicados hasta ahora y el paquete de estímulo fiscal aprobado por el Ejecutivo estadounidense. Sólo esos 700.000 millones suponen casi la mitad del PIB español y, aproximadamente, el coste de dos años de guerra en Irak. Y el reconocimiento de que se trata de la mayor crisis desde la Gran Depresión y la mayor intervención pública jamás vista sobre los mercados. "Es un enorme coste para un enorme problema", resumió ayer Bush (…)

El plan va directo al corazón del problema: se trata de inyectar 700.000 millones en el sistema para sacar los activos dañados por las sacudidas de la crisis de las hipotecas subprime de los balances de las entidades financieras estadounidenses. (…)

El plan deja en el aire varios interrogantes: el principal, los efectos de ese elevado endeudamiento en el déficit público, que ya está por las nubes a causa de la Guerra en Irak y la factura de la crisis hasta ahora… Y a más corto plazo, la dificultad de alcanzar equilibrios políticos a menos de dos meses de las elecciones.” (El País, ed. Galicia, Economía, 21/09/2008, p. 28)

De modo que el diagnóstico de Obama, cuando dice que nuestro sector financiero está en un estado deplorable, es correcto. Y si está en un estado deplorable, significa que nuestra economía está en un estado deplorable. Aunque no observásemos la conmoción financiera, sino la deuda doméstica, nacional y federal, el problema es serio. Nos estamos ahogando. Si observamos la desigualdad, que es la mayor desde la gran depresión, el problema es serio. Si observamos el estancamiento de los salarios, el problema es serio. La mayor parte del crecimiento económico de los últimos cinco años se basaba en la burbuja de la vivienda, que ahora ha estallado. Y los frutos de ese crecimiento no se repartieron ampliamente. En resumen, los cimientos no son buenos. (…)

Históricamente, todas las crisis financieras han estado asociadas con una expansión muy rápida de determinados tipos de activos, desde los tulipanes hasta las hipotecas. Si frenamos eso, podremos impedir que las burbujas se descontrolen. El mundo no desaparecería si las hipotecas creciesen un 10% y no un 25% anual. Conocemos tan bien el patrón que deberíamos poder hacer algo para dominarlo. Ante todo, necesitamos una comisión de seguridad de los productos financieros, como la que tenemos para los productos de consumo. Los financieros estaban inventando productos que no gestionaban el riesgo, sino que lo producían.

Por supuesto, creo firmemente en una mayor transparencia. Sin embargo, desde el punto de vista de los criterios reguladores, estos productos eran transparentes en un sentido técnico. Pero eran tan complejos que nadie los entendía. Aunque se hicieran públicas todas las cláusulas de estos contratos, no le habrían aportado a ningún mortal información útil sobre el riesgo.

Demasiada información equivale a nada de información. En este sentido, quienes piden más revelaciones como solución al problema no entienden la información. Si uno compra un producto, lo que necesita es conocer el riesgo, así de sencillo. Ésa es la cuestión.” (JOSEPH STIGLITZ: "La crisis de Wall Street es para el mercado lo que la caída del muro de Berlín fue para el comunismo". El País, ed. Galicia, Negocios, 21/09/2008, p. 12/3)

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