1. El estallido de la burbuja de la vivienda provoca un drástico aumento de la morosidad y de las ejecuciones hipotecarias, lo cual a su vez induce una caída de los precios de los activos hipotecarios, activos cuyo valor se deriva en última instancia de los pagos hipotecarios.
2. Estas pérdidas financieras dejan a muchas instituciones financieras muy escasas de capital: muy pocos activos en comparación con su deuda. Este problema es especialmente grave porque todo el mundo contrajo muchas deudas durante los años de la burbuja.
3. Como las instituciones financieras tienen demasiado poco capital en relación con su deuda, no pueden, o no quieren, proporcionar el crédito que la economía necesita.
4. Las instituciones financieras intentan pagar su deuda mediante la venta de activos, incluidos los activos hipotecarios, pero esto hace bajar los precios de los activos y empeora aún más su posición financiera. Este círculo vicioso es lo que algunos denominan la paradoja del desendeudamiento. (...)
La lógica de la crisis parece exigir que la intervención no se dé en la cuarta fase, sino en la segunda: el sistema financiero necesita más capital. Y si el Gobierno va a proporcionar capital a las empresas financieras, debería obtener aquello que corresponde a quien aporta capital: una parte de la propiedad, de modo que si el plan de rescate funciona, no vayan todos los beneficios a parar a los que provocaron el caos en primer lugar.
Eso es lo que ocurrió con la crisis de las cajas de ahorros: los federales se hicieron con la propiedad de los bancos malos, no sólo de sus activos malos. (...)Pero Paulson insiste en que quiere un plan "limpio". En este contexto, "limpio" significa una ayuda financiera proporcionada por los contribuyentes sin condiciones a cambio: ninguna contrapartida por parte de los que reciben la ayuda. ¿Por qué es eso bueno? Si a eso le sumamos el hecho de que Paulson también exige una autoridad dictatorial, además de inmunidad frente a una revisión "por parte de cualquier tribunal u organismo administrativo", el resultado es una propuesta inaceptable. (...)
No dejen que los avasallen; si este plan se aprueba en su forma actual o algo remotamente parecido, todos lo lamentaremos enormemente en un futuro no muy lejano." (PAUL KRUGMAN: Dinero a cambio de basura. El País, Negocios, 28/09/2008, p. 7)
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