19.11.08

Lo que pasó...

"Nadie duda que el sector bancario estadounidense ha fracasado. Los bancos compraban hipotecas y las empaquetaban como valores con garantía que luego se exportaban al extranjero en grandes cantidades y eran sobrevaloradas por las entidades que los adquirían.

Las agencias de calificación de riesgos fueron en gran parte cómplices de esa sobrevaloración. Los bancos comercializaban productos financieros tan complejos que un buen número de inversores no llegaba a comprenderlos.

Los propios bancos se causaron graves daños a sí mismos. La cuantía de sus préstamos y los créditos que habían contraído para conceder esos préstamos eran tan elevados en relación con su capital, que cualquier desajuste importante en el precio de los activos podía tener consecuencias devastadoras para la supervivencia de un banco.

El hecho de que los bancos estuvieran dispuestos a asumir riesgos cada vez mayores hasta llegar a la quiebra es una consecuencia de la remuneración de sus trabajadores: por cada día que el banco pudiera continuar haciendo negocios, aumentaba su riqueza. No existían reglas sobre la devolución de incentivos." (EDMUND S. PHELPS: Todo lo que ha salido mal hasta ahora. El País, ed. Galicia, Economía, 16/11/2008, p. 31)

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