6.11.08

Sucedió que llegó la democracia política, no la económica, la que querían los trabajadores

"De pronto, cazo una frase al vuelo, alguien dice que le parece irónico que los extranjeros envidien nuestra transición. "Alguna vez, continúa esa voz, habría que explicarles que fue una bajada de pantalones". (...)

Personalmente, recuerdo aquellos años de mi adolescencia sobre un paisaje de incertidumbre y sobresalto. Con más razón entonces las personas de cierta edad comprenden el esfuerzo que costó concluir una Constitución que, aún no siendo perfecta, nos dio un marco de convivencia. No es algo que sólo valoren, como decía el historiador, los viejos del lugar, pero es cierto que en esta época en la que cada ciudadano tiene en su boca una gran verdad histórica, a lo que menos atención se presta es a lo que escriben los historiadores y recuerdan los testigos. Para qué, si ya tenemos nuestra inalterable versión de los hechos." (El País, ed. Galicia, Ültima, 05/11/2008)

Nefasto para la izquierda fue su unidad de acción con los nacionalistas, que llega hasta hoy. Con los santacruceños, con los flamencos, con los lituanos, ni se le ocurriría, pero con sus homólogos vascos o catalanes, todo delicadezas.

Colocando al mismo nivel la petición de amnistía que la de un estatuto de autonomía.

Equiparando a los que lucharon contra la dictadura pacíficamente, con los "De Juanas" de la época.


Confundiendo los héroes con los asesinos, tal como siempre hacen los nacionalistas, si los asesinos son de su tierra o de su religión.

Eso fue lo que desarmó a la izquierda... frente a los empresarios vascos y catalanes, precisamente.

No hay comentarios: