"Es de sobra sabido que uno de los objetivos principales de la estrategia terrorista consiste en provocar una alteración sustancial en los mecanismos de análisis y valoración propios de la mentalidad democrática.
Con excesiva frecuencia, los grupos sociales golpeados por el terrorismo tienden a rehuir la búsqueda de las causas efectivas de aquello que acaban de sufrir y la sustituyen por la designación de chivos expiatorios, cuando no por la elucubración masoquista acerca de las responsabilidades y de las culpas propias que explicarían el acto de castigo. Lo ocurrido después del 11-S y del 11-M proporciona abundantes pruebas de ambos tipos de reacción." (ANTONIO ELORZA: Las reglas del terror. el País, ed. Galicia, España, 02/01/2010, p. 15 )
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